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Sobre la idea de caja de herramientas, y su aplicación en arquitectura

Imagen: Cubierta del libro de Santiago Cirugeda / Recetas urbanas, que usa este discurso de la cajas de herramientas, o recetas urbanas en su caso — 2004, Editorial Tenov, Barcelona.

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La idea de caja de herramientas en la teoría y la práctica de la Arquitectura

Notas de José Pérez de Lama

Planteamos este año a dos grupos de estudiantes de Arquitectura, como ejercicio de curso, construir una caja de herramientas de/para sus propios proyectos. Nos parecía algo que no necesitaba demasiada explicación. Y sin embargo parece haberles resultado, hasta ahora y a la mayoría, algo bastante incomprensible.

Para el personal que anduvo metido en cuestiones más o menos teóricas-culturales-filosóficas durante las décadas de 1990 y 2000, la idea de llamar caja de herramientas a un conjunto de conceptos o recursos  es algo bastante convencional, me parece. Las citas de Foucault o de Deleuze usando la expresión salen de inmediato en los buscadores; — por ejemplo, estas dos de Foucault:

Me gustaría que mis libros fueran una especie de caja de herramientas en la que la gente pueda rebuscar para encontrar una herramienta para usarla según le convenga cada cual en su propio campo […] Me gustaría que el pequeño volumen que quiero escribir sobre los sistemas disciplinarios fuera útil para un educador, un guardia, un magistrado, un objetor de conciencia. Yo no escribo para una audiencia; escribo para usuarios, no para lectores. (1974)

Todos mis libros son pequeñas cajas de herramientas. Si la gente los quiere utilizar, usar esta frase o aquella idea como si fuera un destornillador o unos alicates, para cortocircuitar, para desacreditar los sistemas de poder, incluyendo en última instancia aquellos de los que surgieron mis libros … tanto mejor. (1975) [ver referencias al final para la procedencia de ambas citas]

Los ejercicios propuestos, por otra parte, no lo ponen demasiado difícil, o eso pensábamos — luego veremos algo sobre las dificultades no previstas (punto [4]). Se proponía concretamente elegir una serie de casos (casos de estudio) que interesasen a los autores de los trabajos, y extraer de estos, alguno o algunos de los aspectos que les llamen la atención, y conceptualizarlos como herramientas, para así, poderlos usar en otras situaciones u otros contextos parecidos; — o para poder componerlos en otras configuraciones, también podría decirse.

Los profesores considerábamos que algo así se hacía, más o menos, habitualmente: vemos un proyecto o una obra que nos gusta e intentamos hacer una distribución parecida, darle una solución similar a la cubierta, usar una estrategia de captación de la iluminación natural o de la radiación solar análoga. Etc.

Tal vez para hacerlo más claro, lo que esperamos de los estudiantes habría que formularlo mejor como una caja de herramientas, materiales y componentes; o recursos. Como aún hay que acabar los ejercicios, quedará así formulado a partir de ahora.

Recojo aquí algunas notas adicionales sobre el asunto — que aprovecho para compartir más allá de la clase. Espero que algunas contribuyan a aclarar el asunto. Pero no se si otras tal vez lo enturbiarán más que aclararlo.

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[1] Herencia del pragmatismo estadounidense: las ideas tienen efectos prácticos

Posiblemente una fuente de esta idea de las «cajas de herramientas» para Deleuze y para Foucault venga de los pragmatistas estadounidenses.


Nota: Desde hace años tengo esta intuición en la que tendría que tratar de profundizar: que hay una gran influencia de los pensadores estadounidenses en Deleuze y Guattari. Estos días en Diálogos (Deleuze & Parnet, 1977) leía sobre el agradecimiento de Deleuze a Jean Wahl (1888-1974), experto en William James (1842-1910), y releía sobre su gran interés por la literatura estadounidenses. En algún sitio vi algo sobre las dificultades de Deleuze intentando explicar cosas de Whitehead (1861-1947) — era en algún sitio relacionado con Stengers, si no me equivoco. Guattari, en Las tres ecologías, basa dos de ellas en Bookchin (1921-2006) y Bateson (1904-1980). Leyendo a Dewey (por ejemplo, Experience and Nature, 1929), diría que se encuentran muchas cosas similares a las que luego Deleuze-Guattari enuncian de una manera quizás más audaz y literaria. Etc.


En una famosa ocasión, verano de 1898 en Berkeley, California, William James define el pragmatismo filosófico, — comentando a su vez  unos párrafos de Charles S. Peirce de 1878 –, tal que así:

Las cosas en que creemos [*], en resumen, son realmente reglas para la acción; y toda la función del pensar no es sino un paso en la producción de hábitos de acción. Si hubiera alguna parte de un pensamiento que no supusiera diferencia alguna en cuanto a las consecuencias prácticas de ese pensamiento, entonces, esa parte no sería una parte propiamente dicha de la significación [significance] del pensamiento en cuestión. Así, el mismo pensamiento puede vestirse con palabras distintas, pero si las diferentes palabras no sugieren diferentes conductas, serán meras acreciones superficiales, y no tendrán papel alguno en la signficación del pensamiento. Y sin embargo, si determinan las conductas diferentemente, serán partes esenciales de la significación. «Por favor, abre la puerta», y «Veuillez ouvrir la porte», en francés, significan exactamente lo mismo; pero «Maldito seas, abre la puerta», aunque en español, significa algo diferente. Así, para desarrollar la significación de un pensamiento tan sólo tenemos que determinar qué conducta es la que tendría que producir; esta conducta es para nosotros su única significación. Y el hecho tangible en la raíz de todas nuestra diferenciaciones en cuanto al pensamiento, por muy sutiles que sean, es que no hay ninguna tan fina como para que no consista en otra cosa que en una diferencia de la práctica. Para lograr la perfecta claridad en nuestro pensamiento sobre un objeto, entonces, tenemos que considerar qué efectos concebibles en el orden de lo práctico puede implicar, — qué sensaciones tenemos que esperar del objeto, y qué reacciones tenemos que preparar. Nuestra concepción de estos efectos será para nosotros, entonces, todo lo que constituya nuestra concepción del objeto, — en tanto en cuanto esta concepción tenga alguna significación positiva.

Éste es el principio de Peirce, el principio del pragmatismo. Yo pienso que debe ser formulado con mayor amplitud de lo que lo expresa el Mr. Peirce. La prueba definitiva para nosotros de lo que una verdad significa es, en efecto, la conducta que dicta o inspira. Pero inspira esa conducta porque primero anticipa [first foretells some particular turn] cierto giro a nuestra experiencia que invocará precisamente esa conducta de nosotros. Y para nuestros propósito de esta tarde preferiré expresar el principio de Peirce diciendo que el significado [meaning] efectivo de cualquier proposición filosófica puede siempre reducirse a una consecuencia particular, sobre nuestra futura experiencia práctica, ya sea activa o pasiva; siendo el punto clave que la experiencia sea particular [concreta], y no que tuviera que ser activa.

Hasta aquí la cita de James explicando y extendiendo a Peirce. Seguir leyendo Sobre la idea de caja de herramientas, y su aplicación en arquitectura

El dandismo o la producción artistica de sí mismo según Foucault-Baudelaire

Michel Foucault, riendo en kimono — o más bien yukata. Fuente: https://garage.vice.com/en_us/article/wjwjvx/accidental-style-icon-michel-foucault

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Selección y notas de José Pérez de Lama

Unos párrafos que había releído este año y no he dejado de recordar del muy bello texto de Foucault ¿Qué es la Ilustración? — en la que entre otras cosas plantea la continuidad entre Ilustración y Modernidad.

Así extraídos del texto quedan algo descontextualizados. Sobre lo que quería llamar la atención, sin embargo, es sobre esta idea de la producción del yo o del propio ser como obra de arte. Algo que tal vez eche de menos en la actualidad. Cuando yo era joven, en los 80, me parece que había un consciencia de este asunto mucho más potente.

El asunto, por supuesto, es viejo. Leía también estos días a Emilio Lledó sobre el descubrimiento entre los filósofos de la Antigüedad de esta misma idea.

Hoy, estima uno, la producción de uno mismo, de nosotros mismos, como obra artística o de otro tipo, parece una instancia fundamental en el mundo de la sobreinformación y el semiocapitalismo que dice por ejemplo Bifo.

Dejo, en fin, los párrafos de Foucault.

3. […] para Baudelaire la modernidad no es simplemente una forma de relación con el presente; es, también, un modo de relación que hay que establecer consigo mismo. La actitud voluntaria de modernidad está ligada a un ascetismo indispensable. Ser moderno no es aceptarse a sí mismo tal como se es en el flujo de momentos que pasan; es tomarse a sí mismo como objeto de una elaboración ardua y compleja; es lo que Baudelaire llama, según el vocabulario de la época, el “dandismo”. No recordaré aquí pasajes bien conocidos y referidos ora a la naturaleza “vulgar, terrenal, inmunda”, ora a la rebelión indispensable del hombre contra sí mismo, ora a la “doctrina de la elegancia” que impone “a sus ambiciosos y humildes discípulos” una disciplina más despótica que las más terribles de las religiones; pasajes, en fin, sobre el ascetismo del dandy que hace de su cuerpo, de su comportamiento, de sus sentimientos y pasiones, de su existencia, una obra de arte. El hombre moderno, para Baudelaire, no es aquel que se lanza al descubrimiento de sí mismo, de sus secretos y de su verdad escondida; es aquel que intenta inventarse a sí mismo. Esta modernidad no “libera al hombre en su propio ser”, lo obliga a la tarea de elaborarse a sí mismo.

4. Finalmente agregaré una sola palabra. Este irónico “hacer heroico” del presente, este juego de la libertad con lo real para su transfiguración, esta elaboración ascética de sí, no concibe Baudelaire que puedan encontrar su lugar en la sociedad misma o en el cuerpo político. Pueden producirse sólo en otro lugar diferente: el que Baudelaire llama el arte.

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Yo había leído la traducción de Ángel Gabilondo, en el tomaco de las Obras esenciales. Esta versión es de Jorge Dávila, de 1994, accesible aquí: https://vulneraull.files.wordpress.com/2017/02/foucault-quc3a9-es-la-ilustracic3b3n.pdf

You don’t have to be cool: sobre ministros, camisetas y dandismo…

You don’t have to be rich to be my girl
You don’t have to be cool to rule my world
Ain’t no particular sign I’m more compatible with
I just want your extra time and your …

Prince, Kiss, Art of Noise, 1988…

Imagen: Prince, en el Coachella Festival en 2008 (a la edad de 50 años). Foto de Scott Penner; fuente: Wikipedia & https://www.flickr.com/photos/penner/2450784866

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Selección y notas de José Pérez de Lama

Siempre me llamó la atención el estilo o la imagen de las personas, y el debate sobre el look del ministro Castells estos días me hizo pensar un poco sobre si era una cosa mía, una afición, como al que le gustan el Románico o los libros de detectives, o era algo más… Los antropólogos tendrán que decir, en fin, todo el mundo… Otra cosa es que sea más o menos interesante lo que podamos decir unos y otros.

La cosa me hizo acordarme de esto de Foucault que reproduzco más abajo; —- me llamaron la atención hace un tiempo estos párrafos suyos sobre el «dandismo» en un contexto que me resultaba sorprendente y divertido; su célebre – para algunos – comentario al texto de Kant ¿Qué es la Ilustración? — en unos párrafos sobre Baudelaire y la Modernidad. Foucault lo evocaba como una rasgo del ethos de la modernidad: la idea, o su representación, de que podemos hacernos a nosotr*s mism*s… ___ A mí además me hacía echar de menos los años 80-90 que yo recuerdo — en que la gente, al menos la que yo conocía, trataba efectivamente de tener un cierto estilo o una imagen, diferente, personal… Aunque tampoco estoy del todo seguro, e igual no eran los 80-90 sino simplemente que es algo que hacíamos por ser más jóvenes… Pero es que hoy no lo veo en los jóvenes, en la Universidad… o lo veo poco…

En la foto de arriba: Prince – Roger Nelson — como decía, a los 50 años de edad –uno de los iconos del estilo durante mi juventud…

Siguen ya los pasajes de Foucault; espero que no queden demasiado descontextualizados… En cualquier caso la lectura  de los textos, tanto del original de Kant como el de Foucault, es interesante y entretenida (ambos se encuentran en Internet; algunos enlaces al final).

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Foucault:

»Haciendo referencia al texto de Kant, me pregunto si no se puede considerar la modernidad más bien como una actitud que como un período de la historia. Con “actitud” quiero decir un modo de relación con y frente a la actualidad; una elección voluntaria que algunos hacen; en suma, una manera de pensar y de sentir, una manera, también, de actuar y de conducirse que marca una relación de pertenencia y, simultáneamente, se presenta a sí misma como una tarea. Un poco, sin duda, como aquello que los antiguos griegos denominaban un «ethos».  […]

»Para caracterizar brevemente esta actitud de modernidad, me referiré a un ejemplo que resulta casi necesario: se trata de Baudelaire, y ello porque su consciencia de la modernidad es generalmente reconocida como una de las más agudas en el siglo XIX. […]

[Comienza con una enumeración de cuestiones, pero nos quedamos sólo con la tercera.]

»3. No obstante, para Baudelaire la modernidad no es simplemente una forma de relación con el presente; es, también, un modo de relación que hay que establecer consigo mismo. La actitud voluntaria de modernidad está ligada a un ascetismo indispensable. Ser moderno no es aceptarse a sí mismo tal como se es en el flujo de momentos que pasan; es tomarse a sí mismo como objeto de una elaboración ardua y compleja; es lo que Baudelaire llama, según el vocabulario de la época, el «dandismo». No recordaré aquí pasajes bien conocidos y referidos ora a la naturaleza «vulgar, terrenal, inmunda», ora a la rebelión indispensable del hombre contra sí mismo, ora a la «doctrina de la elegancia» que impone «a sus ambiciosos y humildes discípulos» una disciplina más despótica que las más terribles de las religiones; pasajes, en fin, sobre el ascetismo del «dandy» que hace de su cuerpo, de su comportamiento, de sus sentimientos y pasiones, de su existencia, una obra de arte. El hombre moderno, para Baudelaire, no es aquel que se lanza al descubrimiento de sí mismo, de sus secretos y de su verdad escondida; es aquel que intenta inventarse a sí mismo. Esta modernidad no «libera al hombre en su propio ser», lo obliga a la tarea de elaborarse a sí mismo.

[Y algo de conclusión de esta parte del texto.]

»He querido hacer énfasis, por una parte, en el enraizamiento en la Aufklärung de un tipo de interrogación filosófica que problematiza, de modo simultáneo, la relación con el presente, el modo de ser histórico y la constitución de sí mismo como sujeto autónomo.

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Comentario: Por supuesto que esta constitución de sí mismo, no sólo pasará por el dandismo; o de otra manera, el dandismo no sólo puedo imaginarlo como una estética sino que también lo puedo imaginar como algo intelectual, existencial, etc.  Ain’t no particular sign I’m more compatible with…  Pero… en fin, a mí, y se que no es importante, — y aunque vea la parte de resistencia, de rebeldía o de provocación –, no me acaba de convencer este nuevo estilo de ir al Parlamento y lugares similares… You don’t have to be cool… pero si alguien tiene un aspecto así medio cool, sin pasarse, pues tampoco está mal… ¿O qué?

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#referencias

El texto de Foucault (de 1983-84) que reproduzco aquí, de una versión disponble on line; traducción de los editores de la web según me parece entender [con alguna pequeñísima modificación] — ¡muchas gracias!:
* http://www.catedras.fsoc.uba.ar/mari/Archivos/HTML/Foucault_ilustracion.htm

Otra en pdf aquí traducción de Jorge Dávila (Actual, No. 28, 1994 ):
* http://www.saber.ula.ve/bitstream/handle/123456789/15889/davila-que-es-la-ilustracion.pdf;jsessionid=AEBB128363D41D1DDA246C9936452631?sequence=1

La primera vez que lo leí fue en la edición de las Obras esenciales de Foucault en edición y traducción de Ángel Gabilondo (2010; pp.975-990), Barcelona: Paidós.

 

Una evocación de las clases de Michel Foucault


Collège de France, París, fundado en 1530, donde daba clases Foucault. Fuente: wikipedia

José Pérez de Lama

Mi amigo, – también maestro en tantas cosas -, Francisco Jarauta, creo recordar que alguna vez me contó que había asistido en París tanto a las clases de Gilles Deleuze como a las de Michel Foucault – supongo que sería durante los 70. ¡Vaya envidia! Me contaba que mientras las de Deleuze, – como recogía en un post anterior [1]-, eran muy informales, la gente se daba abrazos y besos al saludarse y se sentaban por el suelo, Foucault aparecía en sus clases como un personaje serio, casi «como un cura», esa es la imagen que se quedó grabada en mi floja memoria; aunque también pudiera ser que sea una fantasía mía. En cualquier caso, no me parece que Jarauta lo dijera como una crítica hacia Foucault ni al contrario; simplemente me contaba que como profesores tenían estilos muy diferentes.

Reproduzco aquí unos párrafos de la introducción que aparece en los libros de los cursos de Foucault en el Collège de France, editados en Esp por Akal.[2] Como me dedico a esto de dar clases, y me gusta bastante Foucault, me parecieron bonitos y sugerentes. Me llama la atención la cuestión de la soledad que comentan tanto el periodista citado como el propio Foucault. Salvando las diferencias, a veces me siento así con mis clases. Por otra parte, es muy interesante, aunque muchos lo conoceréis, el peculiar funcionamiento del Collège de France como institución de investigación y docencia. Igual, ¿por qué no?, se podría pensar en algo así por aquí. Sigue la cita hasta el final:

Michel Foucault, 2001 (edición de Valerio Marchetti & Antonella Salomini; traducción de Horacio Pons), Los anormales, Curso en el College de France (1974-1975), Akal, Madrid [pp. 5-7]

Michel Foucault dictó clases en el Collège de France desde enero de 1971 hasta su muerte, en junio de 1984, con la excepción de 1977, cuando disfrutó de un año sabático. El nombre de su cátedra era «Historia de los sistemas de pensamiento».

Esta cátedra fue creada el 30 de noviembre de 1969, según una propuesta de Jules Vuillemin, por la asamblea general de profesores del Collège de France, en reemplazo de la cátedra de «Historia del pensamiento filosófico», que hasta su muerte ocupó Jean Hyppolite. El 12 de abril de 1970, la misma asamblea eligió a Michel Foucault, que por entonces tenía 43 años, como titular de la nueva cátedra. [3] Seguir leyendo Una evocación de las clases de Michel Foucault

Explotación, dominación, sumisión


Imagen: acto de «insumisión» en la Escuela de Arquitectura  de Sevilla en 2012 en el que contamos con la «presencia», entre otros, de Spinoza, Kafka, Frida Kahlo, Cervantes, Einstein, Ada Lovelace… Rescatada de: http://sevillapara2012.blogspot.com.es/

José Pérez de Lama

La semana pasada acabé muy rebotado, tras tener que participar de mucha burocracia, técnica administrativa, superegos (en el sentido freudiano) y bullshit-jobs, todo mezclado; – también de una huelga de profesores e investigadores precarios contra este sistema – que no se saldó del todo mal, quizás incluso con una posible mini-victoria… El viernes noche, agotado, la palabra insumisión blinkeaba obsesiva y algo rabiosa en mi mente como si fuera un neón en la madrugada losangelina…

Y me acordé de esta tríada, explotación, dominación, insumisión. Creía que lo había leído en una glosa de Foucault, pero ahora no la encuentro. Por ahí estará.

Lo que me sugiere es que el poder de algunos sobre la mayoría, o del sistema – permitidme usar el ambigüo término sobre tod*s, puede interpretarse según un modelo organizado en estos tres aspectos, mesetas o estratos. Desde una interpretación foucaultiana cada una de estas mesetas tendría sus técnicas propias; quizás también tendría sus propios dispositivos, – aunque con interconexiones entre ellos, y cuando funcionan bien- habría que ver para quién – reforzándose mutuamente.
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Una introducción a la vida no fascista; Foucault, Deleuze, Guattari

Con la actual agitación del patio, me acordé de este texto de Foucault comentando el Anti-Edipo de Deleuze y Guattari, que según explica, para él, antes que nada, suponía una introducción a la vida no fascista… Con lo que que no sólo se refería a los grandes autoritarismos, sino a los micro y «meso-fascismos» cotidianos, el «enamorarse del poder», «las paranoias unificadoras y totalizadoras»… «el fascismo que existe en todos nosotros»… En fin, que veo muy oportuna su lectura, no ya sólo para los super-cataclismos políticos que se avecinan, sino sobre todo para la gestión y auto-organización de las fuerzas que pretenden (o pretendemos) luchar por otros mundos… como por ejemplo para el inminente Vistalegre2… :-O __ un arte de vivir, escribe Foucault…deleuze-sartre-foucault-dr
Deleuze, Foucault y otros en unas protestas en París, en 1979. Falta en esta foto Guattari, – quizás, el más activista de los tres. Fotografía de Elie Kagan. Fuente: https://www.cla.purdue.edu/research/deleuze/

El Anti-Edipo: Una introducción a la vida no fascista

Michel Foucault (*)

Durante los años 1945-1965 (pienso en Europa), había una determinada manera correcta de pensar, un cierto estilo de discurso político, una cierta ética para intelectuales. Había que tutearse con Marx, no dejar que los sueños vagabundeasen demasiado lejos de Freud, y tratar los sistemas de signos – el significante –  con  el mayor respeto. Esas eran las tres condiciones que convertían en aceptable esta singular ocupación que consiste en escribir y enunciar una parte de verdad acerca de sí mismo y de su época.

Después vinieron cinco años breves, apasionados, cinco años de júbilo y de enigma. A las puertas de nuestro mundo, Vietnam, evidentemente, y el primer gran golpe asestado a los poderes constituidos. Pero aquí, dentro de nuestras murallas, ¿qué estaba ocurriendo, exactamente?¿ Una amalgama de política revolucionaria  anti-represiva?¿ Una guerra librada en dos frentes, el de la explotación social y la represión psíquica?¿Una escalada de la libido, modulada por el conflicto de clases? Es posible. De todos modos, es a partir de esta interpretación familiar y dualista que se ha pretendido explicar los acontecimientos de esos años. El sueño que, entre la Primera Guerra Mundial y el advenimiento del fascismo, mantuvo bajo su encanto a las fracciones más utópicas de Europa – la Alemania de Wilhem Reich y la Francia de los surrealistas – había regresado para arrebolar a la mismísima realidad: Marx y Freud iluminados por una sola incandescencia. Seguir leyendo Una introducción a la vida no fascista; Foucault, Deleuze, Guattari

Deleuze / Foucault sobre el poder (II): ilegalismos… y corrupción

Una segunda nota sobre las lecciones de Deleuze acerca del poder en Foucault. El sexto postulado va sobre la ley y los ilegalismos, y como a nivel microfísico la ley no está hecha para prohibir sino para diferenciar entre las formas de eludirla… Esto me recordó mucho la corrupción, y, bueno, como funciona la ley en general últimamente…

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Imagen: Equipo Crónica, 1970, Las Meninas (fragmento)

José Pérez de Lama, aficionado a la microfísica

Dedicado a Anna Karina en Pierrot Le Fou

Siguiendo con el comentario de la lectura de las lecciones de Deleuze (1986) sobre el pensamiento de Foucault relativo al poder [1]. Lo que denomina sexto postulado sobre el poder, de la ley y los ilegalismos, me ha parecido una referencia de interés para ayudarnos a comprender algunas cosas que parecen incomprensible de nuestra actual situación: la relación entre corrupción de los partidos políticos y voto; esto es, la aparente aberración de que la gente siga votando bastante mayoritariamente a los miembros de partidos políticos que ha venido actuando con manera “escandalosamente corrupta”. Tras las elecciones andaluzas, hubo muchos comentarios en el sentido de llamar tontos, ignorantes o cómplices a los votantes andaluces que habían apoyado a partidos como el PP y el PSOE. Pero parece, que la cosa pudiera llegar a ocurrir de manera parecida en otras regiones y ciudades… Esperemos que no.

Aún así, las ideas de Foucault, estimo que aportan elementos de reflexión para intentar comprender mejor lo que está pasando. De momento no soy capaz de sacar conclusiones para la acción, pero al menos permiten pensar de forma un poco más compleja acerca de lo que viene sucediendo.

Voy recurrir a citar extensamente el texto de la lección de Deleuze, y al final haré un comentario. Deleuze comienza recapitulando la idea de microfísica del poder en Foucault, y luego desarrolla específicamente el postulado de la oposición microfísica entre ley e ilegalismos.

Microfísica del poder
[Deleuze, 2014, p.133] para entender lo que es el poder no debemos partir, no conviene plantearse primeramente lo que podríamos llamar las grandes entidades… una critica de las grandes entidades molares que la mayoría de las teorías dan por supuestas en su concepción del poder. Si permanecemos en el espacio de las entidades molares, ya se entiende que el poder pude pensarse en términos de oposición. Las grandes entidades se organizan según oposiciones molares… infraestructuras-superestructuras, dominadores-dominados, en oposiciones de clase, etc. Seguir leyendo Deleuze / Foucault sobre el poder (II): ilegalismos… y corrupción

Deleuze / Foucault y el poder: incitar, suscitar, combinar…

Unas notas a partir de la lectura del libro con varias clases de Gilles Deleuze (sobre) «Michel Foucault y el poder. Viajes Iniciáticos I» (2014, errata naturae). Un librito precioso, por cierto.

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Imagen: Pilar Albarracín, 2012, Le duende volé (acción / fotografía) Fuente: http://www.pilaralbarracin.com © Pilar Albarracín

José Pérez de Lama

Dedicado a TD, a quien le gustan las cosas de MF. Gracias a PA.

Leyendo estos días unas lecciones de Deleuze sobre su amigo Foucault y su pensamiento sobre el poder [1], me han entrado muchas ganas de hacer una nota sobre algunas partes que me están gustando más. Me pregunto, ¿por qué me pongo a escribir sobre esto? – con todas las otras cosas que tendría que estar haciendo. Pues bueno, es un poco la pregunta de por qué escribir… Por placer, por contarle a los amigos cosas que me han entusiasmado, por ordenar las propias ideas – para que no se olviden demasiado pronto, por mostrar, así en general, las cosas que una sabe o está aprendiendo, por abordar de alguna manera algunas preguntas que nos estamos haciendo colectivamente… Supongo que hay múltiples razones, y que cada cual tiene las suyas cuando escribe…

Pues entonces, lo que quería escribir tiene que ver con lo que Deleuze llama el quinto postulado de Foucault sobre el poder, que llama postulado de la modalidad… Es una historia creo que bien conocida para los aficionados a Foucault, – creo que ya comentaba en otro post -; una historia desarrollada de forma más sistemática por Deleuze en el libro que dedica a Foucault [2], y comentada en el ámbito hispanohablante por Miguel Morey [3], además de sin duda por otros muchos. En este librito que leo ahora, Deleuze lo comenta de modo más didáctico y posiblemente coloquial, – se trata de una transcripción bastante informal de sus lecciones, en las que se permite hacer bromas, y aparece como una persona simpática, ingeniosa y próxima. Voy citando más o menos libremente a Deleuze. Comienza diciendo que por este postulado de la modalidad Foucault se desprende de muchas teorías clásicas que plantean que el poder cuenta con dos modalidades: «o bien procede mediante la violencia y tiene carácter represor, o bien mediante la ideología». Seguir leyendo Deleuze / Foucault y el poder: incitar, suscitar, combinar…

Saber, poder, dispositivos… universidades

La lectura de un libro de Paul Veyne sobre la vida y el pensamiento de Foucault, aparte de entretenerme, me ha sugerido algunas reflexiones sobre la universidad, y lo mansamente que nos adaptamos a los cambios agresivos que, especialmente en los últimos años, se nos están intentando imponer…

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Saber, poder, dispositivos… y universidades

José Pérez de Lama  / 08.04.2015

Dedicado a mi viejo amigo J.M. Cabeza, catedrático de una Universidad que quizás ya no exista, salvo en nuestras mentes…

El envite de todo mi trabajo, declaraba Foucault en 1978, es “mostrar de qué modo el acoplamiento entre una serie de prácticas y un régimen de verdad forma un dispositivo de saber-poder”. Lo que es considerado como verdad se hace obedecer […] Paul Veyne, 2014, p. 104

Algunos comentarios, me temo que más deslavazados de lo que me gustaría, sobre la vida en la universidad estos días, al hilo de la lectura del libro de Paul Veyne Foucault, Pensamiento y vida. [0]

El libro de Veyne, historiador y amigo de Michel Foucault desde la juventud, es una estupenda lectura para los amantes y aficionados al pensamiento de Focault. Una aproximación personal a su pensamiento, en la que aparecen también cuestiones biográficas de ambos personajes, para mejor situar la obra y la figura histórica.

Foucault, junto a Deleuze y Guattari, – Foucault y Deleuze fueron amigos y compañeros durante décadas –, trazan, de manera diferente – aunque en mi opinión paralelas -, panoramas del mundo que intentan cuestionar las abstracciones, generalizaciones y totalizaciones que habían caracterizado el pensamiento moderno y racionalista hasta entonces; considerando estas abstracciones y generalizaciones, en la línea de la crítica de la posmodernidad, como una forma de violencia frente a la riqueza de la vida y de nuestras formas de construir interpretaciones de ésta y de desarrollar estrategias para actuar en el mundo. Diría que insisten en las singularidades, en la inmanencia (materialismo) y en la contingencia y complejidad de las relaciones que generan las condiciones concretas de la vida. Seguir leyendo Saber, poder, dispositivos… universidades