Explotación, dominación, sumisión


Imagen: acto de «insumisión» en la Escuela de Arquitectura  de Sevilla en 2012 en el que contamos con la «presencia», entre otros, de Spinoza, Kafka, Frida Kahlo, Cervantes, Einstein, Ada Lovelace… Rescatada de: http://sevillapara2012.blogspot.com.es/

José Pérez de Lama

La semana pasada acabé muy rebotado, tras tener que participar de mucha burocracia, técnica administrativa, superegos (en el sentido freudiano) y bullshit-jobs, todo mezclado; – también de una huelga de profesores e investigadores precarios contra este sistema – que no se saldó del todo mal, quizás incluso con una posible mini-victoria… El viernes noche, agotado, la palabra insumisión blinkeaba obsesiva y algo rabiosa en mi mente como si fuera un neón en la madrugada losangelina…

Y me acordé de esta tríada, explotación, dominación, insumisión. Creía que lo había leído en una glosa de Foucault, pero ahora no la encuentro. Por ahí estará.

Lo que me sugiere es que el poder de algunos sobre la mayoría, o del sistema – permitidme usar el ambigüo término sobre tod*s, puede interpretarse según un modelo organizado en estos tres aspectos, mesetas o estratos. Desde una interpretación foucaultiana cada una de estas mesetas tendría sus técnicas propias; quizás también tendría sus propios dispositivos, – aunque con interconexiones entre ellos, y cuando funcionan bien- habría que ver para quién – reforzándose mutuamente.

La explotación sucedería en el enotrno de la producción y el trabajo. En términos marxianos se trataría de la extracción del valor producido por la fuerza de trabajo – por los trabajadores – por parte del empresario, industrial o capitalista. La parte más o menos justa del plusvalor creado por el trabajo dependerá de la relación de fuerzas entre unos y otros. El salario, la relación salarial, que tenderá al mínimo para la supervivencia y la reproducción social de los trabajadores – y en ocasiones para hacer posible el consumo -, sería la relación social de referencia. La crítica feminista incluye aquí, con razón, el trabajo en el ámbito de la reproducción social.

La dominación, según este modelo, tendrían que ver con el poder de unos grupos o formaciones sociales sobre otras, más allá del más estricto ámbito de la explotación; en el marco clásico nos referiríamos a las clases sociales. La dominación se produce en un ámbito entre lo social y lo cultural. La cultura, las instituciones y técnicas del estado y las administraciones, la educación, las burocracias, los medios de información, las formas urbanas, la arquitectura y el espectáculo… pienso ahora mismo que las tecnopolíticas… serían medios/técnicas de la dominación. The Theory of the Leisure Class, de Thorstein Veblen, de principios del siglo XX me interesa mucho en este aspecto; – aunque se sitúe más precisamente entre este campo y el siguiente. La hegemonía gramsciana creo que también se centra ene este ámbito.

La sumisión, por último, – aunque tampoco se si esto tiene un orden intrínseco, tendrían que ver con las subjetividades; con la producción de individuos-grupos sumisos.  Más allá de la sumisión, como resignación o conformismo, estaría, además, lo que se me ocurre llamar una sumisión activa: la de la producción de individuos cuyos deseos y valores son los del sistema que lo explota. Deseos, sentido común, normalización… cosas así… Las técnicas tendrían que ver con los medios de comunicación, la educación, los sistemas de incentivos y mérito, el reconocimiento social y los modelos… Buena parte del trabajo de Guattari – y de Deleuze – trata sobre estas cosas.

La duda permanente

No estoy seguro de que el antónimo de sumisión sea insumisión en este marco teórico. La insumisión en nuestra historia reciente parece referir a una desobediencia más activa. En cualquier caso la sumisión es el aspecto que más me rebela de todo esto. Entiendo que debe ser mucho más cómodo aceptar que luchar por cambiar el mundo es difícil, que obsesionarse con ello, puede ser extenuante y deprimente, en ocasiones. Pero me cuesta entender a la gente que le dicen que ahora hay que cumplir esta o aquella norma, en el caso de que sea injusta, tendenciosa o mala, y tras una breve queja, agache la cabeza y se aplique a hacerlo, para progresar o sobrevivir… En realidad, estoy ya casi rendido, y me cuesta encontrar argumentos para justificar que no sea así: el orgullo, la autonomía, la libertad, la Justicia… Leía a Jordi Esteva hace tiempo, a quien respeto bastante, – cito de memoria -, que la felicidad estaba en adaptarse con armonía al propio medio, en pertenecer a algo de forma orgánica – supongo…

Dentro de poco tengo un importante – para mí – encuentro con el sistema meritocrático-laboral, y no se qué hacer… Si ser sumiso, como aconsejan los amigos y el sentido común, o si ser fiel a mi mismo – aunque tampoco se bien qué querrá decir esa frase fácil a estas alturas de la película… Tal vez el recurso al albur de tanta tradición popular mexicana pueda ser una salida más o menos digna… Igual os sigo contando más adelante… Igual no… ¡Vale!

4 comentarios en “Explotación, dominación, sumisión

  1. Acerca de la explotación, incluso el pensamiento marxista se queda corto a la hora de definir la magnitud de su significado. La explotación, no solo se debe valorar desde el punto de vista de la propia plusvalía (entendida como un coste de oportunidad desde el ámbito economicista); cuando una persona “trabaja”, está entregando junto con sus habilidades, capacidades y conocimientos, su tiempo vital, un tiempo vital que no va a recuperar.

    Es por ello, por lo que a través del trabajo, en última instancia, nos entregamos a nosotros mismos…

    Así que cuando se producen situaciones de “explotación laboral”, literalmente nos están esquilmando la vida; nos están “robando” tiempo para poder estar con las personas a las que queremos, a las que amamos, nuestros “tesoros”…

    Por otro lado, a lo mejor sería interesante rodear términos difusos como “sumisión”, “insumisión” y “dignidad” para acercarnos a un término que creo más interesante y absoluto como “objetivo”.

    Como dice el Agente Smith:

    “El objetivo nos vincula. El objetivo nos motiva, nos guía, nos mueve… Es el objetivo lo que nos define y lo que nos mantiene unidos”.

    ¿Cuál sería el comportamiento más adecuado desde el punto de vista racional/táctico que nos permitiese acercarnos hacia la consecución de nuestros objetivos?.

    Un cordial saludo.

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  2. Profunda reflexión… explotación, dominación, (in)sumisión… y la duda permanente… estos últimos fragmentos… puedo o no, debo o no, la elección requiere renuncias… ser fiel a tus principios, proteger el pequeño espacio de libertad del que disponemos tiene un coste… lo asumimos?

    “Es a través de las palabras, entre las palabras, que vemos y escuchamos», Gilles Deleuze.

    Un abrazo,
    T*** 😉

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  3. Muy interesante reflexión sobre el sentido de ser sumiso y sobre qué posibilidades tenemos de dejar de serlo. Me encanta la idea de la cultura, en mis libros de texto le llamaban superestructura ideológica en la terminología marxista. Yo creo que es la pelea de verdad. Los malos no dejan de invertir pasta a punta pala para convencernos de cosas que nos repiten tanto que acabamos de interiorizar y al final dejamos de ser «sumisos» porque comulgamos con el statu quo cual matrix. Me encanta, consideraciones éticas aparte, la pelea que nos tienen echada desde hace ya mucho, y que también ganan por goleada, de que las humanidades son una chorrada que no te va a llevar a ningún lado y que las universidades deben transformen sus facultades de historia en escuelas de ingeniería, ahora de apps a lo candy crash. La verdad es que si te paras a pensar en el significado y las posibilidades de esa lucha, lo mejor que puedes hacer es ponerte a hacer (o intentar hacer) jcrs.

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