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Hacer collage, según Antonio Lafuente

Imagen: Man Ray, ca. 1920, Dancer-Danger, collages fotográficos.

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Selección y comentario de José Pérez de Lama del libro de Antonio Lafuente, 2022, Itinerarios comunes. Laboratorios ciudadanos y cultura experimental, NED ediciones, Madrid, pp. 13-15

Leyendo a mitad de camino el libro del querido Antonio Lafuente, con su admirable índice: Componer, Experimentar, Comunalizar y Cuidar, en el que podría decirse que recoge sus años de experiencia y reflexión sobre el Media Lab Prado y por extensión los laboratorios ciudadanos.

Se pregunta uno, que también ha sido «acompañante teórico» de proyectos de acción, hasta qué punto estas teorizaciones son particulares de Lafuente, forman parte de una conversación práctica con otros participantes en el proyecto o representan efectivamente el pensamiento colectivo del proceso.

Reproduzco una de las entradas del libro como muestra, que me gustó particularmente, por su relación con «lo compositivo», hacer collage sería parecido a hacer mapa o rizoma en otros sistemas, componer agenciamientos o ensamblajes, y cosas de ese orden. O eso me parece.

Espero que este fragmento sirva entre otras cosas para que los/as posibles lectores se animen a continuar con el libro.

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Colla(ge)borar, por Antonio Lafuente

Habitamos un mundo manifiestamente mejorable y es normal que intentemos cambiarlo. No sorprende, por ejemplo, que queramos liberarlo de los muchos prejuicios de raza, de clase, de género, de cultura o de edad. No es raro entonces que deseemos «lavarlo» y «hacer colada», en su expresión literal y en la figurada. Tenemos que hacer collage.

Comentario: Usa Lafuente aquí un juego de palabras entre colada – poner cola, encolado, quizás, y colada de lavar la ropa – pero no estoy muy seguro que que funcione bien… Collage en francés sería encolado, de poner cola, colle, pegar…

«Hacer la colada» es también un juego que desafía el orden estético, simbólico y político heredado o que promueven las elites dominantes. Hacer collage es conectar cosas que nunca estuvieron juntas, hacer visibles mundos imaginados, ensayar en otro orden posible, iniciar un relato inaudito, suspender los significados normalizados: hacer volver a ver, no tanto en el sentido de revisar, como en el de renacer.

Más allá de una acción individual, el collage nos invita a colaborar porque necesitamos juntar cosas que fueron separadas por decisiones administrativas, estéticas, políticas o epistémicas. Tal vez queramos otras configuraciones menos funcionales, o quizás sea que nos atrae lo desconocido, lo marginado, lo minúsculo, lo desechado, lo irregular, lo inútil: el hecho es que necesitamos acercarnos a otros mundos o al mundo de otras personas si queremos experimentar con la diferencia, limpiarnos los ojos y ensanchar nuestra sensorialidad. ¡Hagamos colada!

Los materiales del collage pueden ser muy variados: cosas improvisadas que ignorábamos, cosas imaginadas que se hacen reales, cosas que unen experiencias comunes, cosas que existieron o fueron abandonadas, cosas futuras, cosas prometidas o indescifrables, cosas guardadas o cosas encontradas. Caben las cosas que tienes o no tienes, como también las que conoces o ignoras, las que deseas o abo- [p. 44] minas, las que sueñas, las que barruntas y las que son mistéricas. En un collage pueden entrar las cosas más vulgares y las más extraordinarias, los secretos, las profecías, los versos y todas las otras máquinas que nos rodean. En efecto, nada puede ser más abierto e inclusivo que un collage. Nada puede ser más creativo ni más político (Adamowicz, 1998).

Nada puede ser tampoco más sencillo. Se puede hacer «colada» en el colegio y en todos los espacios convivenciales. Más aún, se debe. Es un juego y basta con jugar. Para ello les pedimos a los que participan que cada uno traiga una cosa que le importe mucho, porque le trae recuerdos o tiene algún valor. También valdría traer el más insignificante de los objetos que posea porque está harto de su presencia o de su irrelevancia. En fin, nuestro juego tiene reglas fáciles de recordar.

Una vez que ya contamos con los objetos, pasamos a la segunda parte: jugar con otros. Es decir, mezclar nuestras cosas, trenzarlas y despersonalizarlas. Ponerlas en red.

Y al remezclarlas surgirán alternativas, se abrirán posibilidades, emergerán significados (Yuen, 2016).

El primer paso entonces puede ser crear un relato que explique ese encuentro, tropezón o avistamiento. Hacer collage entonces es una forma de inventar historias. El relato en el collage es importante porque nos muestra maneras de (re)presentar el mundo mediante objetos contingentes, situados, propios. Inventamos historias e historias que nos inventan, Inventamos [a] un nosotros (Yurkievich, 1984).

Cada una de las cosas escogidas y aportadas al collage conecta con nuestro inconsciente y al mezclarlas dan vida a un nosotros emergente; es decir, contamos una historia que parte de lo personal, pero que el proceso transforma en «colla(ge)borativa». Colla(ge)borar es un juego sin reglas. Podemos [no] descubrir nada y divertirnos poco. Depende de la actitud y de la situación. A veces, conviene aceptar nuestra mediocridad y no exigirnos demasiado. Pero nada nos impide ponernos juguetones, especulativos o desafiantes. Nadie nos obli- [p. 45] ga a ser convencionales y previsibles. Podemos arriesgar una hipótesis improbable o una combinación de objetos absurda. Podemos ser absurdos como nuestro inconsciente, imprevisibles como la fortuna o mágicos como los músicos de una jam session. También podemos ser tenaces como las hormigas, solidarios como los donantes o confiados como los niños. Podemos, en fin, ser colla(ge)borativos.

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No creas todo lo que piensas… Hm¿!

Imagen: «Meme» que vengo viendo desde hace tiempo en Internet, cuyo autor o autora aún no pude averiguar — 2021.

No creas todo lo que piensas…

Notas de José Pérez de Lama / 2021
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Estas notas, me gustaría pensar que «ligeras», van dedicadas a mi padre, a quien siempre le preocupó la verdad – y que quizás por la sinceridad de aquella preocupación siempre se planteó la búsqueda con bastante humildad. Van para seis meses de su muerte y lo echo de menos. De muchas de las cosas que escribo aquí habría hablado con él. __ Siendo yo muy pequeño ya me dijo que los anuncios de la televisión no debía uno creéselos… En eso seguimos, lo que pasa es que cada vez me creo menos cosas… Ya se sabe, nunca es fácil dar con «la justa medida» – otro tema que interesaba a mi buen padre 🙂

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¿Quién osaría pretender aún hoy que su cólera sea verdaderamente suya,
cuando tantos se atreven a decirle cómo se siente, sabiéndolo mejor que él mismo?

~ Robert Musil, El hombre sin atributos, citado por Maurizio Lazzarato, 2010, «La máquina», en Brumaria núm 7. Arte, máquinas, trabajo inmaterial, 2006, pp. 91-06.

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La imagen que acompaña el texto, con el lema que le da título – «No creas todo lo que piensas» – reaparece por las redes cada cierto tiempo, como si fuera la gripe o algo así. Me llama poderosamente la atención. Porque uno, cada vez más, duda de lo que piensa, siente, desea… No acaba de saber si es suyo-suyo, o como sugiere Lazzarato, es un extraño y secreto injerto o contagio o algo así…
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De diferentes maneras esta idea, esta preocupación sobre el carácter «verdadero» de lo que pensamos, sentimos, deseamos, etc. está presente en el pensamiento, desde siempre – o al menos desde los orígenes de la Filosofía — orígenes que tendrían que ver con esto probablemente: cómo distinguimos lo verdadero de lo no verdadero… Se nos presenta con diferentes formulaciones: que las apariencias (fenómena) y la opinión (doxa) pueden ser engañosas. O que la verdadero, sea lo que sea, no es evidente. O que lo que debamos pensar y hacer es algo que hay que descubrir y que no podemos limitarnos a las intuiciones inmediatas, los saberes convencionales, o lo que nos cuentan los poderosos o los que quieren influir en nuestras acciones.
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Quizás lo singular de la contemporaneidad sea que no sólo los fenómenos y la opinión, externos a nosotros sean considerados susceptibles de ser engañosos, sino que lo que sentimos en el interior de nosotrxs mismxs, lo que en otros tiempos habríamos pensando como lo más íntimo del yo, podría también ser equívoco, falso, una especie de trampa o engaño: «No creas todo lo que piensas». La sospecha, incluso, de que lo que – como si fuéramos artistas románticos – percibimos como más auténtico en nosotros, nuestra «esencia» que dirán algunos, sea una especie de sucedáneo… nuestras inclinaciones, nuestros gustos, nuestros deseos… La sospecha de que no podemos confiar ni en nosotros mismos… ¿En qué o en quién podríamos entonces confiar? Oh my dog!
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La república de los cuerpos de Epicuro — según Emilio Lledó

La república de los cuerpos de Epicuro —  según Emilio Lledó

Selección y comentario  previo de J. Pérez de Lama
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5. LA FELICIDAD Y LA DICHA NO LA PROPORCIONAN ni la cantidad de riquezas ni la dignidad de nuestras ocupaciones ni ciertos cargos y poderes, sino la ausencia de sufrimiento, la mansedumbre de nuestras pasiones y la disposición del alma a delimitar lo que es por naturaleza.

20. EL HOMBRE ES INFELIZ ya por temor, ya por el deseo ilimitado y vano. Quien a esto ponga brida puede procurarse la feliz sabiduría.

Acervo epicúreo, Fragmentos y testimonios escogidos

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Siguen unos párrafos de Emilio Lledó. La pregunta que me planteo estos días es si la forma de vida epicúrea, basada en limitar deseos vanos, así como reducir miedos y ansiedades, para llevar una vida serena y feliz, alejada entre otras cuestiones de las pasiones del poder o de la excesiva ambición de riquezas, etc., no será hoy en día una forma de contribuir a la buena marcha de la sociedad, — mejor que la de un excesivo activismo — o de la lucha constante por ocupar el poder o la competencia por imponer las propias ideas o simplemente por conseguir esto o lo otro o ser más que éste o aquél.

En primera instancia, y ese es el juicio habitual de la Historia, sería que es más bien una forma de vida irresponsable y egoísta. Pero hoy, cuando el campo de batalla, quizás el primero de todos, puede que sea el del  propio cuerpo y los propios deseos, me pregunto si la respuesta no es ya tan clara. Recuerda uno también lo que decían los atenienses, según cuenta Foucault, que el buen gobierno de uno mismo sería la condición necesaria para poder gobernar a los demás…

Esta parece ser la tesis en cierto modo de Emilio Lledó, — que hoy además nos hace pensar en el discurso de los cuidados, la vulnerabilidad, la precariedad de la vida… Aunque lo que queda de Epicuro y su escuela es enormemente parcial, Lledó también subraya la idea de amistad y de comunidades como elementos fundamentales de este pensamiento en su versión original, que complementarían la búsqueda más personal de la virtud. La amistad que hoy podríamos asimilar a la fraternidad / sororidad, — aquella hermana pobre de la tríada revolucionaria clásica, como suele comentar el querido Jarauta.

Y como decía también en algún post anterior, esta limitación del deseo y la ambición de dominar el mundo y la sociedad,  encaja también muy bien con lo que quizás sea el mayor problema — o como lo queramos llamar — del presente, esto es, el crecimiento ilimitado en un planeta, una biosfera, o una zona crítica, como la ha llamado estos día, Bruno Latour, que es limitada.

Por mi parte tampoco se trataría de decir que el epicureísmo tendría que sustituir a otras formas de contribuir a la sociedad o de hacer política, sino que tal vez diferentes caracteres o incluso diferentes etapas de la vida se correspondan mejor con diferentes actitudes o formas de vida.

Sigue Lledó por no alargarlo demasiado ( de Sobre el epicureísmo *)

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Formas de vida parece que fueron las propuestas de los filósofos en ese largo período que, después de Aristóteles, ha dado en llamarse «helenismo» […]

Lledó cuenta como Platón y Aristóteles había dado la mayor importancia a la vida pública, política, para la que había que estudiar la realidad humana. La Política «el más arquitectónico y dominante de los saberes porque parece ser que los comprende a todos»… (Aristóteles, Ética a Nicómaco)

[p. 16] Epicuro entendió que era necesario arrancar de otros principios muy distintos para al educación de los guardianes, de los vigilantes y cuidadores del zoológico humano.

[…] intuyó que había que intensificar las relaciones con nosotros mismos antes de pensar en organizarnos como sociedad. Las grandes teorías de sus predecesores había olvidado un principio esencial de toda felicidad y, por supuesto, de toda sabiduría: el cuerpo humano y la mente que lo habitaba. Con respecto a la mente, tenía que estar libre de los terrores que, en buena parte, había incrustado en ella la religión. Una mente atemorizada es una mente infeliz y, al mismo tiempo, es, de alguna forma, creadora de infelicidad. Esta infelicidad y estos temores son principios destructores de la vida, de la alegría que debe inundar la existencia, y el sustentare en ellos es una de las grandes falsificaciones que han poblado la historia. Probablemente Epicuro está pensando en este problema cuando, en un chocante fragmento […]

[p. 17] nos dice: «Feliz tú que huyes, a velas desplegadas, de toda clase de paideia, de educación». Un educación que, en lugar de desarrollar la autarquía [autogobierno, autonomía] y la libertad, nos esclavizaba con la angustia de tradicionales mitologías – las telarañas, que diría Nietsche –, contradice su fundamental misión.

El cuerpo como elemento democratizador de la existencia

[p. 19] El dualismo y la teología platónica que establecían un mundo superior y distinto, al que había que tender incesantemente, un mundo de ideas ejemplares, modelo y fin de la existencia, quedaba reducido a una tarea mucho más modesta y, al parecer, más vulgar. Es posible que, en un estadio superior de nuestro desarrollo, nos apareciera ya otro horizonte, humano también, en el que acrecentar todas nuestras capacidades; pero antes había que plantear, con claridad, los límites de aquello que realmente somos, los límites y mensajes de nuestro cuerpo. Un pensamiento que se olvidase de nuestra débil pero imprescindible estructura carnal, de la delicada fábrica de nuestro cuerpo, estaba condenado a perderse en «vanas fantasías». Lo primero era aceptar esa peculiar condición de nuestro ser, y esto implicaba una verdadera democratización de la existencia. El cuerpo y nuestra condición carnal son el punto de partida para la reunión y convivencia con otros cuerpos, que arrastran cada uno la historia de su lucha por existir.

El cuerpo centro del demos

[p. 20] Nuestro cuerpo es pues el centro inicial del demos, de la colectividad de otros cuerpos, de otras existencias, indigentes también como la nuestra. [Aquí igual hoy entenderíamos mejor otros adjetivos como precarias o vulnerables…] Y precisamente porque, en sus estructuras esenciales, ese cuerpo es semejante a otros cuerpos, no cabe discriminación posible en los elementos sobre los que se levanta la vida. «La voz de la carne pide no tener hambre, ni sed, ni frío: pues quien consigue esto o confíe en conseguirlo, puede competir en felicidad con el mismo Zeus» […]. Un programa verdaderamente modesto, y en el que se reflejaba, sin embargo, la fraternidad de nuestros deseos con la necesidad de la existencia. No tener hambre, ni sed, ni frío constituía el fundamento de esa democratización del cuerpo humano, fundamento a su vez de la posible felicidad. Un programa modesto pero que, en su sencillez, albergaba los principios de la igualdad, los principios a los que nadie podía renunciar, y que nadie nos podía arrebatar.

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#referencias

La cita larga de Lledó es de Sobre el epicureísmo (2013), en: Epicuro, C. García Gual, E. Lledó, P. Hadot, Filosofía para la felicidad. Epicuro, Errata Naturae, Madrid; pp. 7-23

Las máximas epicúreas del principio proceden también del mismo volumen.

 

Explotación, dominación, sumisión


Imagen: acto de «insumisión» en la Escuela de Arquitectura  de Sevilla en 2012 en el que contamos con la «presencia», entre otros, de Spinoza, Kafka, Frida Kahlo, Cervantes, Einstein, Ada Lovelace… Rescatada de: http://sevillapara2012.blogspot.com.es/

José Pérez de Lama

La semana pasada acabé muy rebotado, tras tener que participar de mucha burocracia, técnica administrativa, superegos (en el sentido freudiano) y bullshit-jobs, todo mezclado; – también de una huelga de profesores e investigadores precarios contra este sistema – que no se saldó del todo mal, quizás incluso con una posible mini-victoria… El viernes noche, agotado, la palabra insumisión blinkeaba obsesiva y algo rabiosa en mi mente como si fuera un neón en la madrugada losangelina…

Y me acordé de esta tríada, explotación, dominación, insumisión. Creía que lo había leído en una glosa de Foucault, pero ahora no la encuentro. Por ahí estará.

Lo que me sugiere es que el poder de algunos sobre la mayoría, o del sistema – permitidme usar el ambigüo término sobre tod*s, puede interpretarse según un modelo organizado en estos tres aspectos, mesetas o estratos. Desde una interpretación foucaultiana cada una de estas mesetas tendría sus técnicas propias; quizás también tendría sus propios dispositivos, – aunque con interconexiones entre ellos, y cuando funcionan bien- habría que ver para quién – reforzándose mutuamente.
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Luces de barrio 2016. Y un robot en el jardín

Durante la semana que entra se desarrollará la segunda edición del proyecto Luces de Barrio, un conjunto de intervenciones urbanas en Sevilla, coordinadas por Nomad Garden, que estimo del mayor interés por muchas razones – arquitectónicas, artísticas y «ciudadanas» -, y que seguro supondrán experiencias de gran belleza e intensidad. Un breve comentario sobre mi participación este segundo año, – como parte del equipo del Fab Lab Sevilla que ha ofrecido su apoyo técnico y su experiencia a algunos de los proyectos, sobre todo a través de la persona de José Miguel Hernández. Al final del post enlaces al proyecto y al calendario. ¡Muy recomendable!

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Preparativos para la intervención de Luces de Barrio, con María Cabeza de Vaca, Fran Pérez Román y equipo en el huerto ciudadano de la Vega de Triana, Sevilla 2016. Foto: Luces de Barrio / Fran Pérez Román

Por José Pérez de Lama

Diversos autores a los que apreciamos, – Félix Guattari, Doina Petrescu y Constantin Petcou… –, vienen diciendo que la tarea de “producir” la ciudad debería parecerse más a cultivar un jardín que a construir un edificio. Cultivar un jardín – o un huerto – supone construirlo, pero sobre todo cuidarlo, contar con el clima y el lugar en que se inserta, reconocer y tratar de fluir con los ciclos naturales, tener un plan, pero saber y amar que crecerá con una cierta “autonomía” ..

Por esta y otras razones, nos gusta mucho que Luces de Barrio haya querido contar este año con nosotros (el Fab Lab de la Esuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad de Sevilla).

Otra razón más, es que se trata de un proyecto de mucha gente, de gente muy diferente, – vecinos-hortelanos, artistas, arquitectos, activistas, ¡políticos! -, pero que tienen la intención de construir algo en común, a la vez que curiosidad y disposición de ver qué saben hacer y qué piensan y desean los demás, – y en el proceso tratar de aprender unos de otras.

Explorar juntos cómo se pueden componer tecnologías supuestamente “avanzadas”, como es la “fabricación digital”, con tecnologías/prácticas supuestamente “más tradicionales”, como son la horticultura y el asociacionismo vecinal, también es otra cosa que nos entusiasma. Y no tanto por participar en un nuevo proyecto de innovación o emprendimiento más o menos tecnológico, como por tratar de resolver cosas cotidianas – ¿improductivas? – que afectan o preocupan a algunas convecinas, y hacerlo con un cierto placer para todos, y, quizás incluso, como sin quererlo, ayudar a generar algo de belleza o de emoción.

Esperamos, modestamente, poder contribuir a este proyecto y estamos muy agradecidos por la invitación a participar.

#Enlaces y referencias

Un robot en el jardín, es el título del libro publicado por MIT Press en 2001 (A Robot in the Garden. Telerobotics and Telepistemology in the Age of the Internet) con la edición de Ken Goldberg, que a su vez parafraseaba otro precedente de Leo Marx, The Machine in the Garden, de 1964. En ambos se plantean reflexiones sobre las relaciones entre naturaleza, cultura y tecnologías.

Luces de Barrio: http://lucesdebarrio.com/

Programa / calendario: http://lucesdebarrio.com/calendario/

Nomad Garden: http://nomadgarden.net/

Félix Guattari, 2000, Las tres ecologías, Pretextos, Valencia

Constantin Petcou, Doina Petrescu, 2008, Agir l’espaceNotes transversales, observations de terrain et questions concrètes pour chacun de nous. Multitudes, 31(4), 101-114; disponible en: http://www.cairn.info/revue-multitudes-2007-4-page-101.htm

Lewis Mumford y tecnopolíticas: ¡todo estaba ya ahí!

Unas notas sobre Technics & Civilization de Lewis Mumford, publicado en 1930, donde, a juicio del autor de este post, se plantean con mucha claridad los problemas que hoy describimos bajo el rubro de tecnopolíticas… – Tantas cosas que están ya pensadas y que cada generación vuelve una y otra vez a redescubrir…

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Detalle de la portada de Técnica y civilización de Mumford en la edición de Alianza, 1994.

José Pérez de Lama

Estos últimos meses ando leyendo, y releyendo, pensamiento estadounidense de final del XIX y principios del XX sobre tecnologías, economía, sociedad, educación, y resulta que casi todo estaba ya ahí sobre el tema de las tecnopolíticas… :O ___ Veblen, Dewey, Mumford… y del otro lado del Atlántico pero coetáneo, Keynes _ grupo que podríamos conectar con autores posteriores como Bookchin y Bateson…

¿Qué es lo que «estaba ahí»? Pues muchas cosas que luego encuentro en mi querido Guattari, en Focault, en Latour, en Mitchell, en Haraway, en McKenzie Wark; (Langdon Winner, a quien aún tengo que estudiar, parece ser uno de los principales «herederos» actuales de Mumford en estos planteamientos). El caso de las afinidades entre Guattari y estos pensadores, es quizás el más sobresaliente, y hace que su pensamiento conjunto con Deleuze aparezca como la convergencia del pragmatismo estadounidense, con la tradición psicológica y filosófica europea; esta última posiblemente aportada por Deleuze – todo estos son sólo intuiciones – aunque el concepto de ecosofía, uno de los principales en el pensamiento último de Félix Guattari, sí que tiene deudas directas y explícitas con Bateson y Bookchin. Iván Illich, también citado muy explícitamente por Guattari, también anda por el entorno de este «club imaginario».

Así de forma rápida, a media lectura de Technics & Civilization de Mumford (1930), destacaría la concepción de las tecnologías como sistemas sociotécnicos y territorializados – en los que los discursos, la subjetividad y la producción de individuos tienen un papel fundamental; por supuesto también, la condición política de estos sistemas-máquinas – política en el sentido de construcción de la vida en común y distribución de poder y agencia, así como de producción de territorios… De Dewey cabrían mencionarse muchas cosas, pero rápidamente, cito: la centralidad de su idea de mapa como herramienta fundamental de conocimiento, su idea de los conocimientos como caja de herramientas, su afirmación de que lo invisible de nuestra realidad es mucho más amplio que lo visible (relaciones, ideas, mentalidades, historia, etc), o su reivindicación de otras formas de conocimiento más allá, o más acá, de la razón, como las relativas al cuerpo, las emociones o los afectos… Seguir leyendo Lewis Mumford y tecnopolíticas: ¡todo estaba ya ahí!

Nota en apoyo a la Casa Invisible de Málaga

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Imagen: Proyecto Frida, Casa Invisible; foto de Sandra Lara. Fuente: http://www.geaphotowords.com/blog/la-casa-invisible/

Nota en apoyo a la Casa Invisible de Málaga / texto para cápsula de vídeo en preparación

José Pérez de Lama, Universidad de Sevilla

Hola a todos!

Mi nombre es José Pérez de Lama, soy doctor arquitecto; y profesor del Departamento de Historia, Teoría y Composición Arquitectónicas de la Universidad de Sevilla; entre otros desempeños académicos he sido subdirector de Innovación Docente en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la US, y actualmente actúo como coordinador de la línea Arquitectura Avanzada del Doctorado en Arquitectura de la Universidad de Sevilla.

Desde hace ya al menos dos décadas uno de mis campos de estudio e investigación es el de las transformaciones urbanas, metropolitanas y territoriales, con especial énfasis en las tecnologías, el medio ambiente y el cambio social. Mi tesis doctoral, en su día, investigaba acerca de estas cuestiones en la ciudad de Los Ángeles, California. Un aspecto importante de mi aproximación a estas cuestiones es el de la producción social del espacio, enunciada por Henri Lefebvre, que desarrolla la idea de que el espacio, por un lado, no es algo dado, sino algo en permanente proceso de producción, y por otro, que esta producción es, y deber ser, llevada a cabo por la sociedad en su conjunto, y no sólo por agentes especiales y privilegiados, como puedan ser los arquitectos, los urbanistas, los políticos, los promotores o los financieros.

Desde hace tiempo, – podría decir incluso que desde antes de que existiera -, conozco la Casa Invisible y a muchas de las personas que promueven esta iniciativa; técnicos por los que tengo respeto y admiración, activistas implicados en la experimentación urbana y social, y pensadores que me parecen destacados como mínimo en el panorama del Estado Español, si no en el europeo. Seguir leyendo Nota en apoyo a la Casa Invisible de Málaga

Deleuze / Foucault y el poder: incitar, suscitar, combinar…

Unas notas a partir de la lectura del libro con varias clases de Gilles Deleuze (sobre) «Michel Foucault y el poder. Viajes Iniciáticos I» (2014, errata naturae). Un librito precioso, por cierto.

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Imagen: Pilar Albarracín, 2012, Le duende volé (acción / fotografía) Fuente: http://www.pilaralbarracin.com © Pilar Albarracín

José Pérez de Lama

Dedicado a TD, a quien le gustan las cosas de MF. Gracias a PA.

Leyendo estos días unas lecciones de Deleuze sobre su amigo Foucault y su pensamiento sobre el poder [1], me han entrado muchas ganas de hacer una nota sobre algunas partes que me están gustando más. Me pregunto, ¿por qué me pongo a escribir sobre esto? – con todas las otras cosas que tendría que estar haciendo. Pues bueno, es un poco la pregunta de por qué escribir… Por placer, por contarle a los amigos cosas que me han entusiasmado, por ordenar las propias ideas – para que no se olviden demasiado pronto, por mostrar, así en general, las cosas que una sabe o está aprendiendo, por abordar de alguna manera algunas preguntas que nos estamos haciendo colectivamente… Supongo que hay múltiples razones, y que cada cual tiene las suyas cuando escribe…

Pues entonces, lo que quería escribir tiene que ver con lo que Deleuze llama el quinto postulado de Foucault sobre el poder, que llama postulado de la modalidad… Es una historia creo que bien conocida para los aficionados a Foucault, – creo que ya comentaba en otro post -; una historia desarrollada de forma más sistemática por Deleuze en el libro que dedica a Foucault [2], y comentada en el ámbito hispanohablante por Miguel Morey [3], además de sin duda por otros muchos. En este librito que leo ahora, Deleuze lo comenta de modo más didáctico y posiblemente coloquial, – se trata de una transcripción bastante informal de sus lecciones, en las que se permite hacer bromas, y aparece como una persona simpática, ingeniosa y próxima. Voy citando más o menos libremente a Deleuze. Comienza diciendo que por este postulado de la modalidad Foucault se desprende de muchas teorías clásicas que plantean que el poder cuenta con dos modalidades: «o bien procede mediante la violencia y tiene carácter represor, o bien mediante la ideología». Seguir leyendo Deleuze / Foucault y el poder: incitar, suscitar, combinar…

El rector de Zembla no lo tiene fácil. Servir al césar y a la mujer del césar…

Pequeño texto «literario» sobre una universidad imaginaria hacia el año 2027… Cualquier parecido con la realidad será tan solo el que el lector(a) decida aportar por su propia cuenta y riesgo. Empecé con algo de guasa y luego tomó vida propia… con lo que algunas cosas quizás hayan quedado algo paródicas… Las referencias algo extrañas a temas kafkianos se aclaran al final…

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Imagen de la portada de la edición antigua de Penguin, de El Castillo, de Kafka – no he podido encontrar el autor.

José Pérez de Lama, miembro del Motley Crew

Estamos hablando del #Rector de la universidad de #ZembladelSur, claro, – la bella, antigua y célebre ciudad del sur de Europa, con su universidad de más de 500 años de historia. Y ya se que mezclo dos cosas, lo de que la mujer del césar tiene que parecer…, y lo de si es posible servir a la vez al césar y a los dioses, – pero estas dislexias conceptuales me parecen más divertidas que los proverbios clásicos. Siempre me gustó más el dadaísmo…

Divertimento kafkiano

Zembla sale también en una novela de Nabokov, protagonizada por un par de profesores maduros, refugiados del mundo en la universidad. Uno de ellos había sido un joven soñador, premio de investigación de su propia universidad en su primera o segunda juventud, pionero en diversos campos, que tras recorrer el mundo – intentando conocerlo y aprender, a la vez que disfrutar de él – vuelve a su alma mater, pensando que volvía a casa, soñando con emular a los intelectuales a los que admira: libres, críticos, literarios, eruditos a la vez que implicados en su propio tiempo… Kafka, Deleuze, Guattari, Foucault, Davis, Sassen, Harvey, Negri, Bifo, Vonnegut, Pynchon, el propio Nabokov, Stallman, Tesla, Marx, Engels… por mencionar sólo a algunos de ellos… Se encuentra, sin embargo, que la universidad es otra cosa. Lo que más le llama la atención, y más lo abruma, es la burocracia; no sólo la burocracia física, corporal (y digital, porque la historia sucede a principios del siglo 21) – sino la máquina burocrática de la que uno entra necesariamente a formar parte. En primera instancia opta por una posición marginal; piensa que quedarse más o menos discretamente al margen le permitirá ser libre para perseguir su propia visión de una buena vida dedicada al estudio y la creación. Intenta actuar con la astucia del mono en el Informe para una academia. Pero no, progresivamente va dándose cuenta de que si no se integra en el dispositivo será expulsado. El dispositivo es insidioso. El mono no puede evitar la melancolía tras su larga vida de disimulo y estrategia. Seguir leyendo El rector de Zembla no lo tiene fácil. Servir al césar y a la mujer del césar…

Saber, poder, dispositivos… universidades

La lectura de un libro de Paul Veyne sobre la vida y el pensamiento de Foucault, aparte de entretenerme, me ha sugerido algunas reflexiones sobre la universidad, y lo mansamente que nos adaptamos a los cambios agresivos que, especialmente en los últimos años, se nos están intentando imponer…

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Saber, poder, dispositivos… y universidades

José Pérez de Lama  / 08.04.2015

Dedicado a mi viejo amigo J.M. Cabeza, catedrático de una Universidad que quizás ya no exista, salvo en nuestras mentes…

El envite de todo mi trabajo, declaraba Foucault en 1978, es “mostrar de qué modo el acoplamiento entre una serie de prácticas y un régimen de verdad forma un dispositivo de saber-poder”. Lo que es considerado como verdad se hace obedecer […] Paul Veyne, 2014, p. 104

Algunos comentarios, me temo que más deslavazados de lo que me gustaría, sobre la vida en la universidad estos días, al hilo de la lectura del libro de Paul Veyne Foucault, Pensamiento y vida. [0]

El libro de Veyne, historiador y amigo de Michel Foucault desde la juventud, es una estupenda lectura para los amantes y aficionados al pensamiento de Focault. Una aproximación personal a su pensamiento, en la que aparecen también cuestiones biográficas de ambos personajes, para mejor situar la obra y la figura histórica.

Foucault, junto a Deleuze y Guattari, – Foucault y Deleuze fueron amigos y compañeros durante décadas –, trazan, de manera diferente – aunque en mi opinión paralelas -, panoramas del mundo que intentan cuestionar las abstracciones, generalizaciones y totalizaciones que habían caracterizado el pensamiento moderno y racionalista hasta entonces; considerando estas abstracciones y generalizaciones, en la línea de la crítica de la posmodernidad, como una forma de violencia frente a la riqueza de la vida y de nuestras formas de construir interpretaciones de ésta y de desarrollar estrategias para actuar en el mundo. Diría que insisten en las singularidades, en la inmanencia (materialismo) y en la contingencia y complejidad de las relaciones que generan las condiciones concretas de la vida. Seguir leyendo Saber, poder, dispositivos… universidades