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Paisajes de la tristeza [y sus contrarios]

Imagen: Mural-pintada con un Fernando Pessoa anamórfico amenazado por los tecnócratas, o algo así… reivindicando los espacios de la Escuela de Arquitectura de Sevilla como lugares de expresión y experimentación, que hicimos algunos profesores y estudiantes en 1999 cuando trataron de prohibirnos montar instalaciones con los trabajos de curso en el hall, los pasillos…. La historia es más larga, claro, y algunos la recordarán aún.

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Selección y comentario de José Pérez de Lama

Este que sigue es un texto muy conocido, — y muy querido por mí, y seguro que por muchxs más–, de Gilles Deleuze y Claire Parnet, del libro Diálogos:

LA TRISTEZA, LOS AFECTOS TRISTES son todos aquellos que disminuyen nuestra potencia de obrar.

Y los poderes establecidos necesitan de ellos para convertirnos en sus esclavos. El tirano, el cura, el ladrón de almas, necesitan persuadirnos de que la vida es dura y pesada. Los poderes tienen más necesidad de angustiarnos que de reprimirnos, o, como dice Virilio, de administrar y de organizar nuestros pequeños terrores íntimos. […]

No es fácil ser un «hombre» libre: huir de «la peste», organizar los encuentros, aumentar la capacidad de actuación, afectarse de alegría, multiplicar los afectos que expresan o desarrollan un máximo de afirmación. Convertir el cuerpo en una fuerza que no se reduzca al organismo, convertir el pensamiento en una fuerza que no se reduzca a la conciencia.

Claire Parnet & Gilles Deleuze, 1980, Sobre Spinoza, Diálogos,  págs. 71-72, Pre-textos, Valencia. [Edición original: Flammarion, París, 1977.]

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A partir de este texto pensaba y me preguntaba si no existirán en nuestras ciudades «paisajes de la tristeza», que siguiendo a Deleuze-Parnet-Spinoza podríamos imaginar como los paisajes que reducen la potencia de obrar, de hacer. Leía por ahí también cosas sobre «los afectos como infraestructuras», entre otros, del traductor de Deleuze al inglés, Brian Massumi: plantea que ciertos afectos pudieran estar construidos como elementos a partir de los cuales se desarrolla la vida en un determinado entorno. Algo que me recuerda un poco a algunas cosas situacionistas… Y andaba relacionando estos hipotéticos paisajes de la tristeza con los «paisajes del miedo», incluso con los «paisajes de la violencia», o por otro nombre, recurrente en los últimos años, «paisajes de la necropolítica» (Mbembe; o E. Weizman cuando habla de que el urbanismo y la arquitectura pueden ser una «violencia lenta»).

Por otra parte, también me gustaría  cuestionar la idea spinoziana de la alegría como aquello que aumenta la potencia de obrar, que me parece un pensamiento demasiado de jóvenes, y que fácilmente podría caer en el hiperactivismo.  Tengo que pensar un poco sobre eso. Sí me resulta claro que la tristeza, o al menos ciertas formas de tristeza, reducen — o quizás incluso llegan a acabar con — nuestra potencia de hacer.

Y volviendo a los paisajes, se trataría de buscar y de producir lo contrario a estos paisajes de la tristeza. Ya os contaré cuando vaya avanzando. Tengo prometido un texto a mis amigos de Alicante sobre estas cosas. Y no debería tardar mucho. Seguramente no es nada nuevo, pero igual la perspectiva diferente nos permite ver mejor algunos aspectos.

«Lo visible está siempre en medio de lo invisible», y suele ser lo determinante [lo invisible] en la mayoría de las situaciones. Eso decía, más o menos, sin ninguna intención espiritualista, John Dewey.

Salud y aire.

Sobre la idea de caja de herramientas, y su aplicación en arquitectura

Imagen: Cubierta del libro de Santiago Cirugeda / Recetas urbanas, que usa este discurso de la cajas de herramientas, o recetas urbanas en su caso — 2004, Editorial Tenov, Barcelona.

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La idea de caja de herramientas en la teoría y la práctica de la Arquitectura

Notas de José Pérez de Lama

Planteamos este año a dos grupos de estudiantes de Arquitectura, como ejercicio de curso, construir una caja de herramientas de/para sus propios proyectos. Nos parecía algo que no necesitaba demasiada explicación. Y sin embargo parece haberles resultado, hasta ahora y a la mayoría, algo bastante incomprensible.

Para el personal que anduvo metido en cuestiones más o menos teóricas-culturales-filosóficas durante las décadas de 1990 y 2000, la idea de llamar caja de herramientas a un conjunto de conceptos o recursos  es algo bastante convencional, me parece. Las citas de Foucault o de Deleuze usando la expresión salen de inmediato en los buscadores; — por ejemplo, estas dos de Foucault:

Me gustaría que mis libros fueran una especie de caja de herramientas en la que la gente pueda rebuscar para encontrar una herramienta para usarla según le convenga cada cual en su propio campo […] Me gustaría que el pequeño volumen que quiero escribir sobre los sistemas disciplinarios fuera útil para un educador, un guardia, un magistrado, un objetor de conciencia. Yo no escribo para una audiencia; escribo para usuarios, no para lectores. (1974)

Todos mis libros son pequeñas cajas de herramientas. Si la gente los quiere utilizar, usar esta frase o aquella idea como si fuera un destornillador o unos alicates, para cortocircuitar, para desacreditar los sistemas de poder, incluyendo en última instancia aquellos de los que surgieron mis libros … tanto mejor. (1975) [ver referencias al final para la procedencia de ambas citas]

Los ejercicios propuestos, por otra parte, no lo ponen demasiado difícil, o eso pensábamos — luego veremos algo sobre las dificultades no previstas (punto [4]). Se proponía concretamente elegir una serie de casos (casos de estudio) que interesasen a los autores de los trabajos, y extraer de estos, alguno o algunos de los aspectos que les llamen la atención, y conceptualizarlos como herramientas, para así, poderlos usar en otras situaciones u otros contextos parecidos; — o para poder componerlos en otras configuraciones, también podría decirse.

Los profesores considerábamos que algo así se hacía, más o menos, habitualmente: vemos un proyecto o una obra que nos gusta e intentamos hacer una distribución parecida, darle una solución similar a la cubierta, usar una estrategia de captación de la iluminación natural o de la radiación solar análoga. Etc.

Tal vez para hacerlo más claro, lo que esperamos de los estudiantes habría que formularlo mejor como una caja de herramientas, materiales y componentes; o recursos. Como aún hay que acabar los ejercicios, quedará así formulado a partir de ahora.

Recojo aquí algunas notas adicionales sobre el asunto — que aprovecho para compartir más allá de la clase. Espero que algunas contribuyan a aclarar el asunto. Pero no se si otras tal vez lo enturbiarán más que aclararlo.

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[1] Herencia del pragmatismo estadounidense: las ideas tienen efectos prácticos

Posiblemente una fuente de esta idea de las «cajas de herramientas» para Deleuze y para Foucault venga de los pragmatistas estadounidenses.


Nota: Desde hace años tengo esta intuición en la que tendría que tratar de profundizar: que hay una gran influencia de los pensadores estadounidenses en Deleuze y Guattari. Estos días en Diálogos (Deleuze & Parnet, 1977) leía sobre el agradecimiento de Deleuze a Jean Wahl (1888-1974), experto en William James (1842-1910), y releía sobre su gran interés por la literatura estadounidenses. En algún sitio vi algo sobre las dificultades de Deleuze intentando explicar cosas de Whitehead (1861-1947) — era en algún sitio relacionado con Stengers, si no me equivoco. Guattari, en Las tres ecologías, basa dos de ellas en Bookchin (1921-2006) y Bateson (1904-1980). Leyendo a Dewey (por ejemplo, Experience and Nature, 1929), diría que se encuentran muchas cosas similares a las que luego Deleuze-Guattari enuncian de una manera quizás más audaz y literaria. Etc.


En una famosa ocasión, verano de 1898 en Berkeley, California, William James define el pragmatismo filosófico, — comentando a su vez  unos párrafos de Charles S. Peirce de 1878 –, tal que así:

Las cosas en que creemos [*], en resumen, son realmente reglas para la acción; y toda la función del pensar no es sino un paso en la producción de hábitos de acción. Si hubiera alguna parte de un pensamiento que no supusiera diferencia alguna en cuanto a las consecuencias prácticas de ese pensamiento, entonces, esa parte no sería una parte propiamente dicha de la significación [significance] del pensamiento en cuestión. Así, el mismo pensamiento puede vestirse con palabras distintas, pero si las diferentes palabras no sugieren diferentes conductas, serán meras acreciones superficiales, y no tendrán papel alguno en la signficación del pensamiento. Y sin embargo, si determinan las conductas diferentemente, serán partes esenciales de la significación. «Por favor, abre la puerta», y «Veuillez ouvrir la porte», en francés, significan exactamente lo mismo; pero «Maldito seas, abre la puerta», aunque en español, significa algo diferente. Así, para desarrollar la significación de un pensamiento tan sólo tenemos que determinar qué conducta es la que tendría que producir; esta conducta es para nosotros su única significación. Y el hecho tangible en la raíz de todas nuestra diferenciaciones en cuanto al pensamiento, por muy sutiles que sean, es que no hay ninguna tan fina como para que no consista en otra cosa que en una diferencia de la práctica. Para lograr la perfecta claridad en nuestro pensamiento sobre un objeto, entonces, tenemos que considerar qué efectos concebibles en el orden de lo práctico puede implicar, — qué sensaciones tenemos que esperar del objeto, y qué reacciones tenemos que preparar. Nuestra concepción de estos efectos será para nosotros, entonces, todo lo que constituya nuestra concepción del objeto, — en tanto en cuanto esta concepción tenga alguna significación positiva.

Éste es el principio de Peirce, el principio del pragmatismo. Yo pienso que debe ser formulado con mayor amplitud de lo que lo expresa el Mr. Peirce. La prueba definitiva para nosotros de lo que una verdad significa es, en efecto, la conducta que dicta o inspira. Pero inspira esa conducta porque primero anticipa [first foretells some particular turn] cierto giro a nuestra experiencia que invocará precisamente esa conducta de nosotros. Y para nuestros propósito de esta tarde preferiré expresar el principio de Peirce diciendo que el significado [meaning] efectivo de cualquier proposición filosófica puede siempre reducirse a una consecuencia particular, sobre nuestra futura experiencia práctica, ya sea activa o pasiva; siendo el punto clave que la experiencia sea particular [concreta], y no que tuviera que ser activa.

Hasta aquí la cita de James explicando y extendiendo a Peirce. Seguir leyendo Sobre la idea de caja de herramientas, y su aplicación en arquitectura

Del abecedario de Deleuze: F como en fidelidad (sobre la amistad, la conversación…)

Captura del vídeo L’Abécédaire de Gilles Deleuze, Sub-til productions, 1988-89; estrenado en 1996, tras la muerte de Deleuze. Producido por Pierre-André Boutang, con Claire Parnet. Desfortunadamente la serie no se encuentra completa en Internet y estos días no es fácil de adquirir.

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Abecedario de Gilles Deleuze. F como en fidelidad (y amistad)

Enlace vídeo: https://youtu.be/sFOgYz2n3pU [accedido 24/06/2020]

Transcripción del francés con subtítulos en inglés de José Pérez de Lama

El original, vídeo en el enlace, es Deleuze y Claire Parnet hablando en francés, con subtitulos en inglés. Grabado en 1988-89; Deleuze tenía 63-64 años; aunque se le ve gastadillo; parece contar que ya se había jubilado — el año anterior, por mala salud, leo. En 1988 había publicado Pericles y Verdi y El Pliegue, del que habla maravillosamente en la serie – en alguna letra anterior, en su célebre historia sobre los surferos. La década de 1980 quizás fuera  que fue la más prolífca y brillante de Deleuze; empezando con el Mil Mesetas, junto con Felix Guattari, en 1980. En 1991 publicaría también con Guattari, ¿Qué es la filosofía? – algunos de cuyos argumentos más conocidos se presentan aquí. En 1993, tras la muerte de Guattari (1992), publicaría Crítica y clínica — una colección de textos breves.

Deleuze, 1925-1995.

Deleuze se mueve un poco entre la idea de amistad en su sentido más tradicional, y la idea de amistad como condición para el pensamiento filosófico… aunque esta parte se desarrolla en mayor detalle en ¿Qué es la filosofía? y no la he transcrito aquí, salvo el principio. La parte final en la que habla de Foucault, y que no recordaba, — quizás no la había visto nunca –, es realmente muy bella.

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Claire Parnet: Bueno, pasamos a la F

Gilles Deleuze: Pasemos a la F, sí

P: Elegí la palabra “fidelidad” … fidelidad para hablar de la amistad, ya que ha sido amigo durante treinta años de Jean-Pierre Bamberger [actor de cine entre otras cosas], no pasa un día sin que se llamen o se vean el uno al otro, es como una pareja. En cualquier caso es usted fiel en la amistad, fiel a Félix Guattari, a Jérôme Lindon… Puedo nombrar a otros: Elie [¿Sambar?], Jean-Paul Manganaro, Pierre Chevalier. Sus amigos son muy importantes para usted… François Châtelet, Michel Foucault, que fueron sus amigos, a los que homenajeó… muy amigos, una gran fidelidad. Entonces, me gustaría preguntarle si esta impresión es correcta, si para usted la fidelidad está necesariamente relacionada con la amistad, o al revés.

D: No es la fidelidad… Ah, es porque estamos en «la F»…

P: Sí es que «la A» ya estaba cogida, se ha hecho un poco arbitrario… Seguir leyendo Del abecedario de Deleuze: F como en fidelidad (sobre la amistad, la conversación…)

Sobre el «devenir digital» de las universidades; nuevos comentarios

Imagen tuiteada por Antonio Casilli sobre un popular basde de memes; 17 abril 2020: https://twitter.com/AntonioCasilli/status/1248913243407552512 __ en que se plantea una temática parecida a la que aquí se desarrolla; entonces sobra la pretendida magia solucionadora de las apps y las redes digitales en relación con la pandemia de al covid-19.

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Sobre el «devenir digital» de las universidades; nuevos comentarios

José Pérez de Lama

La hierba muere.
Los hombres mueren.
Los hombres son hierba.

El célebre silogismo / poema de Gregory Bateson, Men are grass.
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Siempre se trata de un devenir-con

El devenir del título sería un término más bien técnico, según lo usan Deleuze-Guattari, Donna Haraway y algunos más.

Por un lado, propone enfatizar la dimensión de cambio permanente o de acontecimiento en el estudio del mundo y la vida; en términos clásicos-escolares una aproximación tipo Heráclito en lugar de una aproximación tipo Parmenides. Algo de esto nos sugiere en parte el enigmático silogismo de Bateson con que se abre el texto. Somos lo que hacemos, y no tanto una esencia ideal que imaginamos ser.

Por otro, y este segundo aspecto es más relevante en el presente argumento, este devenir siempre será un devenir-con: nos componemos con otros seres, con otras cosas, – y lo hacemos en un medio o una situación concreta –, para producir el mundo; para hacer worlding como dice Donna Haraway.

No existimos en un vacío ideal, ajenos a los que nos rodea, sino que es con estos otros seres – humanos y no humanos dice Haraway -, con estos artefactos que fabricamos o que empleamos, con las estructuras y entornos de los que formamos parte, con los que nos construimos a nosotros mismos y construimos el mundo que habitamos. Para los arquitectos/as, el término habitar – también en su acepción técnico-filosófica – expresa algo parecido: plantea que no somos tanto usuarios de un medio, de la ciudad, o de un edificio, como habitantes de ese medio: el medio nos afecta y nosotros a su vez contribuimos a constituirlo de muchas maneras; algo así es a lo que llaman estos autores un devenir común.
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Devenires digitales o devenires cíborg

Algunos ejemplos: Uno de los clásicos de Deleuze-Guattari sobre esta idea de los devenires-con– para la producción del mundo, es el del agenciamiento o composición hombre-caballo-montura-arco – en el espacio de la estepa – que contribuye de manera decisiva a la emergencia del imperio mongol en el siglo XIII, que arrasa Asia llegando hasta las fronteras de Europa – literalmente la producción de un nuevo mundo. Seguir leyendo Sobre el «devenir digital» de las universidades; nuevos comentarios

Spinoza-Deleuze sobre composición — cita & nota breve


Prueba de cartografía de los comentarios de Deleuze (1981) sobre afecciones y afectos en Spinoza, 2020

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Como uno «es» profesor de Composición Arquitectónica, las cosas que mencionan esto de la «composición» le suelen llamar la atención… — un tema bastante deleuziano-guattariano, sí. — Aquí, del libro de Deleuze sobre Spinoza (el segundo). Añado entre corchetes alguna ayuda para comprender mejor el lenguaje a veces complejo y algo escolástico de Spinoza — sobre todo empezando por el medio, como plantea de Deleuze… También he hecho algunas pequeñas ediciones que se muestran en azul y cursiva, que creo que hacen que se entienda mejor.

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«Un modo existente se define por un determinado poder de afección [aquí modo sería un cuerpo o una cierta propiedad de un cuerpo]. Cuando se encuentra con otro modo [con otro cuerpo, o con una propiedad de otro cuerpo…], puede suceder que éste le sea «bueno», es decir, que se componga con él, o por el contrario le descomponga y le sea «malo»; en el primer caso, el modo existente pasa a una perfección mayor; en el segundo caso, a una menor. Según el caso, se dice que su potencia de acción o fuerza de existir aumenta o disminuye, puesto que la potencia del otro modo se añade a la suya, o por el contrario se le sustrae, la inmoviliza y fija (Ética IV, 18, dem.). Al paso a una perfección mayor, o al aumento de la potencia de acción, se le llama «afecto» o sentimiento de alegría; a la disminución de la potencia de acción, tristeza. Así es como la potencia de acción varía conforme a causas exteriores para un mismo poder de afección [el poder de afección sería algo propio de los modos-cuerpos, y es  algo ambiguo en cuanto que puede ser poder de ser afectado, y también poder de afectar]. El afecto-sentimiento [la alegría o la tristeza] se sigue efectivamente de una afección-imagen o idea que lo supone ([imagen o] idea del cuerpo que conviene o no con el nuestro); y, cuando el afecto se vuelve sobre la idea de la que procede, la alegría se torna amor, y la tristeza, odio. Así, las diversas series de afecciones y afectos despliegan [«satisfacen», dice la traducción original] constantemente, pero en condiciones variables, el poder de afección.»

Gilles Deleuze, 1986, Spinoza: filosofía práctica, Tusquets, Barcelona; pp. 63-64

Comentario: La cosa es más complicada de lo que parece en primera instancia… Me recuerda a la interpretación de los estoicos — en la que la afección [idea o sentimiento] en primera instancia sería una idea inadecuada [errónea] como la hypolepsis que comentamos en otro post [idea errónea o equivocada de por qué el otro cuerpo nos conviene o no, se compone bien con nosotros o nos descompone]. Pero como subraya Deleuze, no se trata de un proceso exclusivamente mental, [para Spinoza no hay separación o independencia entre mente y cuerpo], sino que se trata de dos procesos paralelos: el otro cuerpo efectivamente aumenta o reduce nuestra fuerza de existir o nuestra potencia – Deleuze dice en algún momento que es un proceso comparable a lo físico-químico y en otro momento a lo biológico], y a) afecciones y b) afectos son más bien, a) la forma en que nos lo representamos (las afecciones-imágenes-o-ideas) y b) los síntomas, cabría decir, (afectos-o-sentimientos), la manera cómo percibimos estas variaciones de potencia o de perfección… Por eso, las afecciones, al menos tal como se describen aquí por Deleuze, – o como yo entiendo que las describe Deleuze -, no causan el aumento o reducción de la potencia de acción — aumento o reducción de la potencia son causados por la composición con un cuerpo que me conviene o la descomposición causada por uno que no me conviene; — como tampoco lo hacen los afectos, que serían más bien un efecto del aumento o reducción de la potencia; o, tal vez más precisamente, la manera en que se manifiestan estas variaciones en nuestro cuerpo-mente…

Ps/comentario, revisión de lo anterior [05/2022]: si el sentimiento alegría — o el sentimiento tristeza — para Spinoza / Deleuze es «síntoma» o es algo más que síntoma es algo que ahora mismo no soy capaz de discernir. Ese algo más sería decir que el sentimiento de alegría, por ejemplo, es la forma en que «nos afecta» el cambio de nuestra potencia, es decir, que aumento de la potencia de acción y afecto-sentimiento de alegría son dos maneras de decir lo mismo. Quizás ahora, revisando el texto, me incline más por esta segunda interpretación.

—- Estas diferencias y matices entre afecciones y afectos sirven luego a Spinoza para elaborar sus dos formas de conocimiento superior (razón-nociones comunes & intuición-beatitudhilaritas), que nos harían capaces de entender mejor, más activamente, y de dominar o dirigir… los procesos que en esta primera instancia se nos manifiestan como afecciones y afectos pasivos: Spinoza los sitúa en el ámbito de las pasiones. — Bueno, ahí ando estudiando…

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Quizás, para enredarlo un poco, y en relación con la idea de composición, podría acompañarse de una cita de Bertand Russell sobre quien leía algunas cosas sueltas también estos días:

»This is not materialism: it is merely the recognition that everything interesting is a matter of organization, not of primal substance. / Esto no es materialismo: es meramente el reconocimiento de que todo lo interesante es cuestión de organización, no de esencias originales.

Aunque Spinoza tendrá mucho que decir al final de la Ética sobre las esencias — o sobre la esencia… aún no lo tengo claro si es una o son múltiples en su sistema filosófico…

Las lecturas de Russell de momento las he estado haciendo casi todas en el interesante blog brainpickings: https://www.brainpickings.org/tag/bertrand-russell/

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Unas notas sobre el arte de la conversación


Imagen: Gilles Deleuze and Félix Guattari lounging and dozing together, Skyros, Greece, ca. 1980. Photo: Karl Flinker. Fuente: https://www.artforum.com/print/201104/francois-dosse-s-deleuze-guattari-27817

Unas notas sobre el arte de la conversación

José Pérez de Lama, 2018

Dedicadas a Francisco Jarauta (la parte de las buenas conversaciones)

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Reading and sauntering and lounging and dosing, which I call thinking, is my supreme Happiness. [Leer y pasear y reposar y dormitar, a lo que llamo pensar, es mi suprema felicidad.] David Hume

Leí hace poco un bonito libro sobre la amistad del filósofo David Hume y el economista-filósofo Adam Smith que se extendió a lo largo de la mayor parte de sus vidas adultas durante la época que se conoce como la Ilustración escocesa (siglo XVIII). Según el biógrafo, Rasmussen (2017), esta amistad se construyó en gran medida en torno a sus conversaciones, epistolares y verbales. El sauntering (pasear) y lounging (descansar, estar en un salón sin hacer mucho, tal vez después de una cena temprana), creo que a Hume le gustaba hacerlo con sus amigos. (En la foto de arriba diría que Deleuze y Guattari están lounging). En otras ocasiones habla específicamente de las conversaciones como una de las cosas de las que más disfrutaba en la vida. Esto me hizo envidiarlos, y pensar y tomar algunas notas sobre el tema que aquí trato de ordenar un poco (sólo un poco). Me gustaría escribir algo más literario, con algunos ejemplos divertidos de diálogos y situaciones, _ pero eso tendrá que ser más adelante. Van las notas:

La conversación, hablar unos con otros, es una de las varias maneras de relacionarnos con las personas de nuestro entorno más próximo: amigos, familiares y ocasionalmente colegas del trabajo y conocidos. Me gusta pensar que las conversaciones son importantes en la medida en que por medio de éstas nos manifestamos el afecto, nos entretenemos, nos cuidamos mutuamente, nos comunicamos estados de ánimo, resolvemos – o lo intentamos – incertidumbres y conflictos, nos conocemos, compartimos experiencias y anhelos, aprendemos, pensamos proyectos -a veces en común… Con alguna frecuencia, en las conversaciones nos enfadamos; y en otras nos perdonamos. Las conversaciones son una de las formas de hacerse amigos; también de enamorarnos. En ocasiones pueden llegar a ser pequeños acontecimientos singulares y memorables.

Uno de mis calificativos más elogiosos respecto de una persona es decir que es un(a) gran conversador(a). Ser un gran conversador puede tomar muchas formas, por supuesto. Para mí, que tengo inclinación por la lectura y el aprender, me gusta la gente que cuenta buenas historias, la que me enseña cosas que me interesan o me sorprenden, la que me contagia entusiasmo. La que me hace reír y se ríe conmigo. Seguir leyendo Unas notas sobre el arte de la conversación

Escritura no es sino otro nombre para conversación __ Sterne

Shandy Hall (Coxwold, North Yorkshire), la casa de Laurence Sterne / Tristram Shandy. Podemos imaginar que fuera en esta parte trasera de la casa donde tiene lugar la conversación mencionada por Sterne en la cita de más abajo (*). Fuente: https://www.livingnorth.com/yorkshire/gardening/shandy-hall-uncovered

José Pérez de Lama

La primera vez que escuché esta idea fue en una lectura de tesis doctoral en Madrid en la que el joven y brillante sociólogo, Ignacio Farías, sugirió que un trabajo de ese tipo, un libro más en general, era como plantear una conversación con sus potenciales lectores. En ese sentido planteaba la necesidad de una cierta claridad y de explicar adecuadamente los principios y argumentos para poder efectivamente establecer «la conversación».

Aquello me gustó bastante, y me gustó también encontrar algo bastante parecido en uno de mis libros preferidos, el Life and Opinions of Tristram Shandy, Gentleman, de Laurence Sterne, acerca del que he hecho recientemente algún otro comentario. La cita (Libro II, Capítulo XI) es la siguiente:

«La escritura, cuando está bien hecha, (como estarán seguros de que yo mismo pienso que está la mía) no es sino otro nombre para una conversación: Igual que nadie que sepa que está en buena compañía, se aventuraría de decirlo todo; así ningún autor, que entienda los correctos límites del decoro y la buena educación, podría presumir que fuera a pensarlo todo él: El respeto más auténtico que puedes ofrecer al entendimiento del lector, es el de repartir la cuestión en dos, amigablemente, y dejarle algo que imaginar, por turnos, igual que a uno mismo.» Seguir leyendo Escritura no es sino otro nombre para conversación __ Sterne

Sobre dar clases en la Universidad – las clases de Deleuze según Maite Larrauri


Imagen: Deleuze en clase años 70 (*)

José Pérez de Lama

Dedicado a Wenceslao Machado de Oliveira Júnior y colegas, que me invitaron hace algunos años a hablar sobre Deleuze y Guattari, cartografías y arte. También a Antonio Sáseta, nuestro Sócrates-Deleuze particular.

Preparando estos días un concurso para la promoción en la Universidad tengo que escribir entre otras cosas un documento con mi Proyecto docente; y entre los contenidos más o menos formales (que a veces están en el límite de hacerse burocráticos en el sentido peyorativo del término), por suerte, uno se pone a recordar cosas como ésta que aquí reproduzco. No es que me crea Deleuze ni mucho menos, pero sí que es este mundo que evoca Maite Larrauri (más abajo) el que hizo que uno sintiera deseos de ser profesor, de dedicarse a la vida universitaria… Supongo que tienes que conocer y te tienen que gustar este tipo de emociones para pensar la universidad de una cierta manera. No es que la vida universitaria sea así cada día, pero sí está bien que algo de este orden sea uno de los horizontes a los que se aspira… supongo que conociéndose también a uno mismo y sus propias circunstancias y limitaciones, y el lugar en que está dentro del mundo más general del conocimiento y la historia…

La colección de libros de Maite Larrauri y Max, Filosofía para profanos, por otra parte, una maravilla, – una de mis preferidas de siempre. Entre otras cosas por su uso de un lenguaje sencillo, y unas ideas que se exponen con claridad, y nos invitan a profundizar en los autores que ella introduce, o quien sabe, a algunos locos a enamorarse de esos libros e historias… Seguir leyendo Sobre dar clases en la Universidad – las clases de Deleuze según Maite Larrauri

Una introducción a la vida no fascista; Foucault, Deleuze, Guattari

Con la actual agitación del patio, me acordé de este texto de Foucault comentando el Anti-Edipo de Deleuze y Guattari, que según explica, para él, antes que nada, suponía una introducción a la vida no fascista… Con lo que que no sólo se refería a los grandes autoritarismos, sino a los micro y «meso-fascismos» cotidianos, el «enamorarse del poder», «las paranoias unificadoras y totalizadoras»… «el fascismo que existe en todos nosotros»… En fin, que veo muy oportuna su lectura, no ya sólo para los super-cataclismos políticos que se avecinan, sino sobre todo para la gestión y auto-organización de las fuerzas que pretenden (o pretendemos) luchar por otros mundos… como por ejemplo para el inminente Vistalegre2… :-O __ un arte de vivir, escribe Foucault…deleuze-sartre-foucault-dr
Deleuze, Foucault y otros en unas protestas en París, en 1979. Falta en esta foto Guattari, – quizás, el más activista de los tres. Fotografía de Elie Kagan. Fuente: https://www.cla.purdue.edu/research/deleuze/

El Anti-Edipo: Una introducción a la vida no fascista

Michel Foucault (*)

Durante los años 1945-1965 (pienso en Europa), había una determinada manera correcta de pensar, un cierto estilo de discurso político, una cierta ética para intelectuales. Había que tutearse con Marx, no dejar que los sueños vagabundeasen demasiado lejos de Freud, y tratar los sistemas de signos – el significante –  con  el mayor respeto. Esas eran las tres condiciones que convertían en aceptable esta singular ocupación que consiste en escribir y enunciar una parte de verdad acerca de sí mismo y de su época.

Después vinieron cinco años breves, apasionados, cinco años de júbilo y de enigma. A las puertas de nuestro mundo, Vietnam, evidentemente, y el primer gran golpe asestado a los poderes constituidos. Pero aquí, dentro de nuestras murallas, ¿qué estaba ocurriendo, exactamente?¿ Una amalgama de política revolucionaria  anti-represiva?¿ Una guerra librada en dos frentes, el de la explotación social y la represión psíquica?¿Una escalada de la libido, modulada por el conflicto de clases? Es posible. De todos modos, es a partir de esta interpretación familiar y dualista que se ha pretendido explicar los acontecimientos de esos años. El sueño que, entre la Primera Guerra Mundial y el advenimiento del fascismo, mantuvo bajo su encanto a las fracciones más utópicas de Europa – la Alemania de Wilhem Reich y la Francia de los surrealistas – había regresado para arrebolar a la mismísima realidad: Marx y Freud iluminados por una sola incandescencia. Seguir leyendo Una introducción a la vida no fascista; Foucault, Deleuze, Guattari

Deleuze / Foucault sobre el poder (II): ilegalismos… y corrupción

Una segunda nota sobre las lecciones de Deleuze acerca del poder en Foucault. El sexto postulado va sobre la ley y los ilegalismos, y como a nivel microfísico la ley no está hecha para prohibir sino para diferenciar entre las formas de eludirla… Esto me recordó mucho la corrupción, y, bueno, como funciona la ley en general últimamente…

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Imagen: Equipo Crónica, 1970, Las Meninas (fragmento)

José Pérez de Lama, aficionado a la microfísica

Dedicado a Anna Karina en Pierrot Le Fou

Siguiendo con el comentario de la lectura de las lecciones de Deleuze (1986) sobre el pensamiento de Foucault relativo al poder [1]. Lo que denomina sexto postulado sobre el poder, de la ley y los ilegalismos, me ha parecido una referencia de interés para ayudarnos a comprender algunas cosas que parecen incomprensible de nuestra actual situación: la relación entre corrupción de los partidos políticos y voto; esto es, la aparente aberración de que la gente siga votando bastante mayoritariamente a los miembros de partidos políticos que ha venido actuando con manera “escandalosamente corrupta”. Tras las elecciones andaluzas, hubo muchos comentarios en el sentido de llamar tontos, ignorantes o cómplices a los votantes andaluces que habían apoyado a partidos como el PP y el PSOE. Pero parece, que la cosa pudiera llegar a ocurrir de manera parecida en otras regiones y ciudades… Esperemos que no.

Aún así, las ideas de Foucault, estimo que aportan elementos de reflexión para intentar comprender mejor lo que está pasando. De momento no soy capaz de sacar conclusiones para la acción, pero al menos permiten pensar de forma un poco más compleja acerca de lo que viene sucediendo.

Voy recurrir a citar extensamente el texto de la lección de Deleuze, y al final haré un comentario. Deleuze comienza recapitulando la idea de microfísica del poder en Foucault, y luego desarrolla específicamente el postulado de la oposición microfísica entre ley e ilegalismos.

Microfísica del poder
[Deleuze, 2014, p.133] para entender lo que es el poder no debemos partir, no conviene plantearse primeramente lo que podríamos llamar las grandes entidades… una critica de las grandes entidades molares que la mayoría de las teorías dan por supuestas en su concepción del poder. Si permanecemos en el espacio de las entidades molares, ya se entiende que el poder pude pensarse en términos de oposición. Las grandes entidades se organizan según oposiciones molares… infraestructuras-superestructuras, dominadores-dominados, en oposiciones de clase, etc. Seguir leyendo Deleuze / Foucault sobre el poder (II): ilegalismos… y corrupción