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The Ministry for the Future, de Kim Stanley Robinson (2020): unos comentarios

Imagen: Walker Evans, 1928-30, Workers Loading Neon «Damaged» Sign into Truck,  New York City. Fair use / uso educativo y cultural. Fuente: https://www.metmuseum.org/art/collection/search/272437

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Comentarios de José Pérez de Lama

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Referencia completa: Kim Stanley Robinson, 2021 [2020], The Ministry for the Future, Orbit Hachette Book Group, Nueva York

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Probablemente el libro de cli-fiction más importante de los últimos años … cli-fiction o cli-fi se viene llamando así a los libros de ciencia ficción centrados en la cuestión climática y posiblemente tampoco sea un género tan antiguo… aunque recuerda uno algunos libros de Ballard y seguro que habrá más.

Kim Stanley Robinson [KSR], conocido de muchos. José Luis de Vicente lo llevó a Barcelona hace pocos años. Me impresionó y me alegró ver a José Luis en los agradecimientos de Ministry.

Por mi parte había leído dos de los tres volúmenes de su serie sobre Marte (rojo, verde, azul – 1992, 1993, 1996): trilogía de muchas páginas sobre la colonización de Marte, que tenía como uno de sus temas principales el proceso de creación de una biosfera para hacer habitable el planeta para los humanos – término fetiche sería el de «terraformación», aunque como se trata de Marte, KSR también usa «marteformación» y «aresformación» (de Marte y Ares). Terraformación en el caso de KSR (leía hace poco al antropólogo Arturo Escobar que lo usaba en un sentido diferente) designaría el empleo de técnicas de «geoingeniería» y «geobiología», o quizás podrían llamarse también «ingeniería evolutiva», para dar lugar a la emergencia, donde antes no existía, de un medio que hace posible la vida, y a continuación de la vida misma – microorganismos, hongos, plantas… – emulando lo que suponemos que ocurrió hace millones de años en el planeta Tierra; una especie de evolución dirigida y acelerada… Y más allá de las cuestiones tecnocientíficas ya bastante interesantes, la serie trataba de los conflictos sociotécnicos y políticos, quizás también subjetivos, de las «economías del deseo», podría decirse, en torno a estos procesos a lo largo de sucesivas generaciones. Una historia que en ocasiones y en muchos aspectos hacía recordar la historia del origen de los Estados Unidos (aunque sin indígenas). Obra muy interesante desde el punto de vista tecnocientífico y político, aunque literariamente, seguramente, algo menos.

Tras otras dos novelas más que trataban del cambio climático (2312 y New York 2140) –que aún no leí– en 2020 KSR publicó este Ministry for the Future, que diversos amigos, en especial Pablo DeSoto, me instaban con insistencia a leer. Y tenían razón. (En mi opinión) la novela está muy-muy-muy bien. Muy interesante para los que estamos preocupados por el cambio climático. Pero también me parece que está bastante bien desde el punto de vista literario, particularmente el primero tercio de la novela – que me pareció notablemente mejor desde este punto de vista que mis anteriores lecturas del autor.

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El libro tiene 563 páginas de letra más bien pequeña (mi edición es la de paperback de Orbit). Imagina las próximas décadas de emergencia climática y los esfuerzos desde diversas instancias para responder a la emergencia. Aunque no se especifican las fechas, mi estimación es que los hechos objeto de la narración se extenderían entre el casi-presente y la década de 2040, los años críticos según se estima actualmente, para detener, o no, el cambio climático, antes de que se produzcan cambios irreversibles en la biosfera. Años que muchos de nosotros probablemente viviremos. ¿Se producirá en 2025 el peak (el máximo) de las emisiones como estima el IPCC que será necesario para no superar los 1.5 (¿o son 2ºC?) de calentamiento global? ¿Se habrán reducido la emisiones en un 45% para el 2030 como recomienda con mucha seriedad el IPCC? Como son fechas que están a la vuelta de la equina los jóvenes y las personas de mediana edad podremos ver qué pasa – si es que recordamos estas previsiones y advertencias en el maremágnum informativo que cada vez más parece dominar el mundo.

Dedicado a Fredric Jameson. Ha llamado la atención que el volumen esté dedicado a Fredric Jameson, el profesor y autor marxista (autor de Postmodernism, or, the Cultural Logic of Late Capitalism, 1991), cuya afirmación tal vez provocativa suele citarse con frecuencia, «[Hoy en día] es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo». Según leo, Jameson fue el director de tesis doctoral de KSR. Y en cierto modo, pensé leyendo Ministry que era una respuesta simpática a la afirmación de Jameson. Hasta cierto punto. Al final volveré sobre esto.

¿Un grupo de lectura sobre este libro? Estas notas me costaron más de la acostumbrado… Al final los comentarios que siguen son sobre algunas de las cosas que me llamaron más la atención y sobre otras que me plantean preguntas y dudas. Algún buen colega viene hablando desde hace un tiempo de montar un grupo de lectura/estudio sobre este libro; pienso que podría estar muy bien. Yo tendría que volverlo a leer otra vez, más atento a las cosas que plantea, en lugar de la lectura más gozosa y despreocupada que hice en la primera ocasión, y a partir de la que hago estos comentarios.
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Spoilers. A partir de ahora todo serán spoilers para l*s que aún no hayáis leído el libro.
Pues eso, a partir de aquí voy a discutir cosas sobre la trama y el final. O sea, que l*s que aún no lo hayáis leído el libro y os guste la intriga, dejad esta lectura para cuando lo hayáis leído.

Se centra el libro en torno a dos personajes, lo que ya es una cierta proeza narrativa: que una narración sobre el planeta y el mundo, pueda desplegarse con bastante verosimilitud a partir de la vida de dos personas. Pero me parece que sí que funciona, planteando así, incluso, la tensión entre el cambio «estructural» y el papel de los individuos en estos cambios.

Todo comienza con una ola de calor letal en la India. Uno de estas personajes es Frank May, un trabajador de una ONG, que en una fecha no muy clara, que uno tiende a pensar que podría ser el año que viene, o dentro de dos o tres años, está en el norte de la India cuando se produce la primera gran ola letal de calor – estos días de mayo de 2022, precisamente, se está produciendo una extraordinaria ola de calor en el norte de la India que l*s lectores de KSR percibimos con aprensión… En la novela, las temperaturas suben tanto durante unas semanas que dan lugar a la muerte de decenas de miles de personas. May es uno de los pocos, si no el único, que se salva. Pero queda profundamente afectado por la experiencia … Intenta incorporarse a un grupo activista, quizás terrorista, surgido en la India tras el holocausto climático, los Children of Kali, pero no lo aceptan. Poco después lo encontramos en Zurich, Suiza, con sus problemas de salud mental. Colabora allí en un centros de acogida de refugiados climáticos.

La ministra del Futuro. El otro personaje, tal vez más importante que May, es Mary Murphy, ministra del Futuro para la ONU. El Ministerio del Futuro que da nombre a la novela es una entidad creada por Naciones Unidas para tratar de impulsar el cumplimiento de los Acuerdos de París (el IPCC, las COP, etc.), para dar respuesta al escaso compromiso de los países y los grandes actores internacionales en relación con la emergencia climática. Además de una figura literaria-narrativa esta idea de un Ministerio del Futuro me parecería una propuesta tremendamente sugerente «más acá de la ficción»: tanto a nivel Naciones Unidas como de cada país, o quizás incluso región y ciudad… Es cierto que en España, por ejemplo, tenemos una Vicepresidencia que es ministra para la Transición Ecológica, pero también es cierto, como vemos con el tema de la energía, que tiene una capacidad de acción muy modesta, por decirlo de manera prudente… En realidad hay muchas cosas que me parece que funcionan así en el libro: figuras de la narración que podrían tomarse a la vez como propuestas políticas o de otro tipo para aplicar en la realidad.

Resulta interesante y actual que la protagonista principal sea una mujer madura, se la imagina uno al principio con 50+ años (al final de la historia se jubila). Había personajes así en la trilogía de Marte (mujeres maduras, poderosas y carismáticas), pero aquí la figura de Mary Murphy es aún más destacada.

Como suele ocurrir en la vida real, – ya decía de España–, el Ministerio es una entidad relativamente modesta para su misión: tiene pocos recursos y escasa autoridad para la tarea que se le encomienda: nada menos que cambiar el mundo…. Sí que tiene especialistas en múltiples áreas, y esa idea de transversalidad en un «ministerio» también es bien interesante. Se asume que la transformación del mundo que pretende impulsar no es algo sólo técnico, político, jurídico o económico, etc., sino que tiene que ser una composición de todas estas cosas y algunas más. Entre otras el Ministerio tiene áreas tecnológico-energética, económico-financiera, legal-jurídica, política-geoestratégica, digital, de comunicación, filosófica…

Mary Murphy, la ministra se encarga fundamentalmente de las relaciones, –el trabajo relacional que decía en algún momento–. Hacia el interior de su equipo, en le conexión, la comunicación y la coordinación entre las diferentes áreas de trabajo; y hacia afuera, con los países, agentes financieros, grupos de poder económico, incluso movimientos sociales y grupos activistas… En este sentido, me resulta interesante, que la configuración del Ministerio pretendería tener una cierta homología con los grandes procesos de transformación del mundo. Se intuye que si lo que queremos transformar es un sistema-red o una máquina socio-técnica, tecno-política, etc., los medios para impulsar estos cambios deberían tener una cierta «homología» con aquello que se quiere cambiar…Podría pensarse que su organización se habría concebido como una máquina para generar procesos, o para intervenir en procesos ya existentes… procesos de un carácter más bien emergente. Y aunque sea una observación más bien trivial por mi parte, KSR nos invita a imaginar un ministerio-monstruo más bien ajeno a la burocracia – y también a la práctica tan habitual de «¡El agua es mía! ¡La vivienda es nuestra!» que experimenté las últimas veces que intenté ayudar a «partidos progresistas» con sus programas. KSR no entra en muchos detalles organizativos, sólo hace sugerencias; pero uno tiende a imaginar este tipo de cosas.

Y a pesar de este buen planteamiento, las cosas no avanzan. Me parece reconocer aquí lo que contaba Bifo hace unos años sobre la impotencia, incluso ocupando las supuestas sedes del poder político: Obama, siendo presidente del país más poderoso del mundo, no fue capaz de cerrar Guantánamo aunque había sido uno de sus destacados compromisos de campaña… «El sistema-red», «la megamáquina» o como lo queramos llamar era más poderosa.

Asesinato, secuestro & … Así las cosas, ocurren algunos de los episodios clave del libro. Una fiesta en Zurich, junto al lago, invitados de todo el mundo, coches de lujo, champagne, quizás fuegos artificiales. Alguien desde la playa no deja de observar, sin moverse, durante largo tiempo; algunos en la fiesta se sienten molestos. Cansado de la situación, y algo ebrio, uno de los invitados baja a la playa y se aproxima al hombre que sin mediar palabra le dispara y lo mata. Para desaparecer a continuación, sin más explicación. Los lectores van intuyendo que el asesino es Frank May, quien pasa a vivir oculto en los bosques de los alrededores de Zurich, como una sombra.

En su siguiente aparición, May secuestra a Mary Murphy, la ministra, una noche en que está volviendo a casa de una cena con los colegas de trabajo. A Murphy le parece un hombre enajenado. May le dice que no le hará daño pero quiere toda su atención Quizás cuenta a la ministra su experiencia en la India, y le dice, amenazante, que el Ministerio no está haciendo lo suficiente. La ministra pasa miedo. Frank es finalmente detenido cuando se va de la casa. Pero el acontecimiento afecta mucho a Mary Murphy. Reconoce que el loco tenía razón en lo que le planteaba. Ella ya lo sabía, pero el shock del secuestro hace que ese saberlo se convierta en algo más.

Unas recientes declaraciones nada más y nada menos que de Antonio Guterres, el secretario general de Naciones Unidas me hicieron pensar en este episodio de KSR. Decía así, en Twitter: «A veces nos presentan a l*s activistas climáticos como peligrosos radicales. Pero lo radicales verdaderamente peligrosos son los países que están incrementando la producción de combustibles fósiles. Invertir en nuevas infraestructuras de combustibles fósiles es una locura moral y económica.» ( https://twitter.com/antonioguterres/status/1511294073474367488).

También la evocación de Greta Thunberg que hacían David Bollier y la recientemente fallecida Silke Helfrich en su último libro, Fair, Free, and Alive. The Insurgent Power of the Commons (2019): «No podemos salvar el mundo siguiendo las reglas [actuales]. Tenemos que crear unas nuevas reglas.» Y: «Tenemos que cambiar nuestro marco de pensamiento y pasar a preguntarnos ¿Qué es lo que podemos hacer juntos? ¿Cómo podemos hacerlo fuera de las instituciones convencionales que nos están fallando?» (https://freefairandalive.org/read-it/)

En el proceso de recuperación de su secuestro, hablando con uno de sus más próximos colaboradores Murphy descubre que gente del propio Ministerio, sin su conocimiento, ha venido apoyando acciones violentas. Desviando dinero… Dentro del propio ministerio había personas que sentían como Frank, y como los Children of Kali – nosotros, en el mundo no literario, podríamos pensar en los más modestos Extinction Rebellion. Mary prefiere no enterarse demasiado, dando así su apoyo tácito a este brazo secreto y violento. Lo que todos imaginamos que hacen la CIA, la KGB o como se llame ahora, y tantas organizaciones. Hmm. Poco tolstoiano o gandhiano el asunto… El lado oscuro de la novela…

Con esto quedaría planteado el drama: la catástrofe de la India, la inoperancia de los Acuerdos de París y la creación del bienintencionado pero relativamente inoperante Ministerio del Futuro, la «caída del caballo» – si usamos el símil de San Pablo – de la Ministra del Futuro, además de la intuición de la emergencia de una militancia climática violenta…

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Un «final feliz». A partir de aquí, la narración va tejiendo las acciones de unos y de otros, los conflictos, las dificultades … hasta que finalmente, y quizás sea esto parte de la buena recepción del libro, el mundo, la sociedad global, consigue, en algún momento de la década de 2040, controlar, parar y devolver a un cauce saludable, los principales procesos causantes del cambio climático: recorte drástico, casi total, de las emisiones de CO2 y gases equivalentes, y como consecuencia de esto, de la proporción de CO2 y gases equivalentes en la atmósfera, principales causantes del calentamiento.

El proceso y la articulación de los diferentes elementos que hacen posible este «final feliz» resultan moderadamente verosímiles. Y en cualquier caso, para mi al menos, resultan del mayor interés como forma de visualizar cómo podría ser un proceso así. Produce una cierta alegría, que sin embargo no invita a pensar, «ah, pues entonces ya no hay que preocuparse», sino que es otra cosa. Como pistas para pensar y hacer señalaré algunas cuestiones que me llaman la atención y algunas preguntas que el Ministry me ha hecho que me haga.

La principal pregunta, que ya avancé, es la de ¿cómo se produce un cambio histórico del calibre que sería necesario para afrontar con éxito la emergencia climática?

Lo cierto es que muchos autores vienen tratando de ayudarnos a imaginar cómo podrían ser este proceso. Algunos que he estudiado, e incluso comentando en este blog, son Rifkin (2011, 2014), Raworth (2017), Pettifor (2019), Mike Berners-Lee (2021), … Y es de imaginar que los instituciones que se toman en serio esta cuestión del cambio climático, y que vienen estableciendo políticas con este fin tendrán una idea de cómo imaginan que se producirá el cambio. No cabe duda, también, de que hay proyectos diferentes… El del capitalismo verde y los oligarcas digitales, o el de los decrecentistas (por ejemplo, Latouche, 2009), por mencionar dos casos bastante diferentes…

Pensar desde las relaciones de poder reales. El interés de la propuesta de KSR, en mi opinión, es que toma como referencia fundamental las actuales relaciones de poder, el capitalismo financiero y digital. Todo planteamiento que no parta de eso, y se base principalmente en la razón, lo que sería razonable hacer, o en los buenos sentimientos me parece de muy poco valor práctico – aunque se triste decirlo. Lo interesante adicionalmente en KSR es que no plantea una solución basada en el capitalismo verde, algo tipo Bill Gates o Unión Europea. Su propuesta, eso me parece a mí, sería más bien poscapitalista… Y sería en ese sentido en el que responde a su «director de tesis» Jameson, me parece. Lo que plantea KSR sería una revolución, pero una revolución diferente de las clásicas leninistas, maoistas o castristas, o del otro lado, fascistas. Más sobre esto más adelante.

Parte de las condiciones reales que no pueden obviarse al plantearse esta transición son los conflictos geopolíticos, y los cambios a esta escala que serían necesarios, derivados tanto de la asimetría entre países en cuanto a responsables y afectados del cambio climático, como de la que se deriva de las diferencias en cuanto a la disponibilidad de recursos fósiles (algunos de los países más ricos durante el último siglo gracias a esto quizás dejarían de serlo) o de las condiciones diferenciales para la producción de renovables (superficie, sol, viento, etc.). Tal vez, algunos de los aspectos más creativos del Ministry tengan que ver con estas cuestiones, destacando por ejemplo el papel de liderazgo que asume primero la India, en respuesta a la gran catástrofe en su territorio, y más adelante, China, no se sabe del todo bien por qué, cuando se transforma el sistema financiero global. Suiza, finalmente, para mi de forma un poco incomprensible, es para KSR otro de los modelos de racionalidad ilustrada, podría decirse, que contribuye a que se hagan posibles los grandes cambios globales.

Una recomposición de los mundos ya existentes. La transformación sería el resultado de cambios en múltiples aspectos del mundo. Aunque a la vez, quizás todos los cambios que KSR imagina son cosas que ya existen, no sólo en cuanto a las ideas, sino en su mayoría en cuanto a las prácticas. Esto se ve en un bonito capítulo de la parte final, en que típicamente se muestran las buenas prácticas, y la propia Mary Murphy se da cuenta de que tantas cosas que pasan en el mundo, y ni ella misma, en su posición de observadora privilegiada tenía una conciencia clara de la importancia y la magnitud de todo aquello. Tal vez esté pasando eso mismo ahora, eso es lo que creo que siguere KSR a los lectores. Lo que sí que ocurre es que actualmente todavía son prácticas minoritarias o relativamente marginales o poco visibles: la agricultura ecológica o la permacultura, la producción más o menos distribuida de energías renovables, los estilos de vida más austeros, los sistemas de monedas alternativas, las aplicaciones de la llamada Teoría Monetaria Moderna (MMT por sus siglas en inglés), las organizaciones comunales para la gestión de los recursos y la reproducción social, la economía cooperativa, la relocalización de partes de la economía, la arquitetcura y el urbanismo «bioclimáticos» o «regenerativos», y tantas otras.

Lo que plantea KSR que la sociedad mundial consigue llevar a cabo son recomposiciones, nuevas modulaciones relativas de las prácticas, las instituciones, las subjetividades… y también, claro, limitaciones drásticas en las actuales prácticas oligárquicas y monopolísticas… y la reducción drástica o la eliminación radical de otras que son ya hoy obviamente insostenibles.

También, la aceleración del desarrollo de ciertas tecnologías en el sentido más tradicional del término, tecnologías que parecen ya viables pero que aún tardan en ser usadas de manera generalizada: la captura de CO2 atmosférico, la producción y el uso de hidrógeno verde para el almacenamiento de energías renovables, y algunas otras menos evidentes. KSR dedica bastantes páginas a los trabajos para frenar la velocidad de los glaciares en la Antártida, que parece ser un factor fundamental del aumento del nivel del mar – pero no tengo el conocimiento suficiente para valorar si esto funciona como una ilustración del tipo de trabajos de geoingeniería que habría que acometer, y de los procesos de prueba y error con que se parece que habría que llevarlos a cabo, o qué exactamente.

La violencia. En contraste con otras visiones más técnicas de la transición verde –pienso ahora mismo en Raworth y Mike Berners-Lee, que comenté anteriormente en este mismo blog–, en el Ministry todo esto no sucede como si fuera un cuento de hadas, en el marco de una Humanidad racional y más o menos iluminada. La parte más oscura e intrigante para mí de la novela, como para otros comentaristas, es que en paralelo a la diplomacia, las negociaciones, la persuasión, las alianzas, el miedo de los más afectados, etc., como ya dijimos, hay una guerra más o menos subterránea: lo normal hasta cierto punto; casi lo raro es que en la novela no sea una guerra más visible como lo es desde hace décadas en Asia Occidental / Oriente Próximo.

Es éste uno de los aspectos más llamativos de toda la historia, pues el Ministerio para el Futuro, vamos descubriendo, y Mary Murphy sólo se entera tras su secuestro, parece que tiene una línea de trabajo secreta en la que apoya a grupos a movimientos que llevan a cabo acciones violentas como ataques a centrales térmicas y al transporte marítimo de contenedores, tal vez incluso asesinatos de ciertos personajes clave del mundo que se resiste a cambiar. También hay alguna acción mediática singular, como el secuestro de todo el Foro de Davos, obligando a los asistentes ver una serie de vídeos sobre las situaciones más graves de la emergencia climática. O ataques informáticos a los sistemas financieros globales, en particular a la banca suiza –que en la versión de KSR, guiada por su pragmatismo histórico opta por apoyar con mayor firmeza las demandas de los activistas climáticos. Se trata pues de un clásico de la «guerra sucia», que hace pensar en el Marx que decía algo así como que «sólo hay un camino para acortar, simplificar y concentrar la agonía asesina de la vieja sociedad y los dolores de parto de la nueva sociedad, y este camino es el terror revolucionario». Como contrapartida… en la novela, el equipo del Ministerio es también objeto de atentados terroristas, una bomba en las oficinas centrales, Mary Murphy pasa bastante tiempo escondida y rodeada de guardaespaldas y una de sus principales colaboradoras y amigas, la directora del área jurídico-legal del Ministerio, que se dedicaba entre otras cosas a pleitear contra países y corporaciones, muere asesinada.

Toda esta trama que discurre en un segundo plano en la novela es su parte más oscura… Y a la vez la que la distancia de una visión simplista y edulcorada del asunto. Y nos deja a muchos en suspense… Yo personalmente, que quiero creer en el derecho, la ley, la paz, etc., no se qué pensar. Tal vez, presentar así el asunto en una novela pudiera tener un efecto psicológico interesante…

Las finanzas: el dinero como dispositivo tecnopolítico clave. Otro tema. En la línea de las sorpresas, quizás la mayor para mí, es que uno de las principales palancas de cambio la pone en juego el consejo de los principales bancos centrales del mundo: EEUU, Europa, China… quizás también algunos de los BRICS. Se trata de la introducción de una moneda ecológica, una carbon coin, que podemos imaginar que sustituye al dollar USA como principal moneda global y cuyo valor es garantizado en el plazo de la transición necesario, el 2050 quizás, por la federación de bancos centrales mundiales. Se trata de nuevo de un plan discutido en términos generales por múltiples autores, la refundación del sistema monetario mundial para crear una nueva forma de dinero que no favorezca la especulación financiera, el crecimiento indiscriminado… Mucha literatura y algunos experimentos interesantes sobre el tema. El valor de la carbon coin de KSR, Mary Murphy y sus expertos, sería el propio valor de la reconstrucción medioambiental del mundo… (véase por ejemplo un post sobre Ann Pettifor en este mismo blog). La creación de una nueva moneda verde sería algo parecido a un Bretton Woods verde, quizás pudiera decirse, el acuerdo hacia el final de la II Guerra Mundial en el que se rediseña la economía mundial basándose en el dollar USA entre otras cosas. Para los detalles, que ahora no soy capaz de poner en pie, tendréis que ir al libro.

¿Y cómo explica KSR Robinson que pudiera llegar a producirse ese cambio? La tenacidad de Mary Murphy, la viabilidad de la propuesta, el apoyo de China, que no se entiende bien si es algo personal, – es una mujer la directora y parece establecer una cierta relación de confianza o simpatía intelectual con Murphy– o geopolítico; tal vez, incluso, KSR podría imaginar que la gravedad de la situación, la razón y la empatía pudieran haber influido en la decisión de los bancos centrales. KSR no lo explica y nos deja a los lector*s imaginar, tratar de explicar por qué podrían haber sucedido así las cosas.

Comunicación y nuevas subjetividades. Aunque KSR no profundiza demasiado en el asunto, no quiere dejar de mencionar, otros dos elementos del cambio global que aparecen en el libro. Por un lado, el Ministry genera una nueva red social digital, cuyos datos son propiedad de los usuarios y cuyos algoritmos de gestión de la información son más transparentes, y quizás favorezcan la organización, la autorganización en múltiples escalas para la transición verde. Lo que uno siempre imaginó que los estados o las instituciones públicas tendrían que promover en cuanto a la digitalización: software y redes libres, etc. De nuevo la red, tiene dificultades en su inicio, ataques diversos… pero con el tiempo se convierte en un componente relevante del cambio.

El segundo aspecto… me gustó especialmente, también en la parte final, una fiesta-ritual global simultánea, que era como una celebración del planeta y a la vez de la mente-corazón global que compondrían todos los humanos, y por qué no, también los no-humanos… Siempre me interesaron la fiesta y los ritos como modos de producción de mundo y de subjetividad… Ecologías de la mente, podríamos decir, rescatando el concepto de Bateson, aunque aquí la emoción compartida parece ser más importante. Por otra parte, la propia Mary Murphy y sus amigos, Frank May entre otros, también ejemplifican la nueva subjetividad que haría posible este otro mundo: además del secuestro, Murphy tiene singulares «epifanías» en medio de la naturaleza, en los Alpes, por ejemplo, cuando trataba de escapar de las amenazas. O cuando se jubila, pasa a vivir en una especie de comuna, vivienda compartida, no es una celebrity tipo los expresidentes que tod*s conocemos que van dando conferencias y consejos que nadie pide, o de consejo en consejo de administración de grandes corporaciones. Murphy se dedica a nadar en el lago, pasear por la montaña, ayudar a refugiados como había hecho su amigo Frank, en su cooperativa de vivienda todos viven según la regla de los 2.000 W diarios (bien interesante por otra parte, otro proyecto real más que recoge KSR, la 2000 Watts Society: https://www.2000-watt-society.org/). O va de una parte a otra del mundo … pero usando barcos y trenes, o en zepelín con un antiguo amigo de Frank, y en lugar de hacer el viaje en unas horas, se extiende durante meses, y el consumo energía, mucho menor, en su mayor parte renovables, claro… y la conexión con la geografía y el paisaje, la extensión de la Tierra…

¿Qué clase de revolución? ¿Qué fin del capitalismo? Con estas preguntas acababan mis comentarios. Lo estoy pensando, no lo tengo muy claro. No se hasta qué punto KSR responde a su profesor Jameson. O quizás sugiera que su declaración no era del todo correcta… Lo que sí me parece claro es que un mundo dominado de manera tiránica por los valores del capitalismo es un mundo difícilmente viable. Quizás la diferencia entre «capitalista» y «capitalístico» que hace en alguna ocasión Félix Guattari (Las tres ecologías) sea oportuna aquí. El capitalismo en cuanto a proceso por el que se componen y circulan dinero, trabajo, tecnologías y mercancías, en un cierto marco empresarial, puede que siga siendo una forma práctica de producir algunas cosas necesarias; incluso otras no tan necesarias pero deseables para algunos; pero el dominio de su lógica del beneficio, el crecimiento y la aceleración, sobre el resto de aspectos que constituyen la vida social y biológica parece tremendamente absurdo. Mi pregunta es si es posible poner límites al capitalismo. Hacerlo compatible con otros modos de producción; con el buen vivir de la mayoría. Lo bueno es que posiblemente vayamos a tener bastantes respuestas a estas preguntas en las próximas décadas. Parar el cambio climático, con la mayor probabilidad, sólo será posible si logramos poner importantes límites al capitalismo. Esto por supuesto, da para mucho más. La gente viene discutiendo y pensando sobre estas cosas desde hace ya tanto tiempo. Pero aquí lo dejo… Será más bien la práctica, y no la teoría o el bla-bla-bla, de la que aprendamos qué vaya a ser posible, qué hacer, qué esperar… Pero aun así, en mi opinión, libros como este del Ministry for the Future nos ayudan… aunque no sepa bien a qué… A tratar de entender mejor lo que está pasando. Y a tener algo de esperanza, quizás.

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Principales referencias

Mike Berners-Lee, 2021, There Is No Planet B. A Handbook for the Make or Break Years. Updated Edition, Cambridge University Press, Cambridge

Félix Guattari, 2000 [1989], Las tres ecologías, Pretextos, Valencia

Serge Latouche, 2009, Pequeño tratado del decrecimiento sereno, Icaria, Barcelona

Ann Pettifor, 2019, The Case for the Green New Deal, Verso, Londres

Kate Raworth, 2017, Doughnut Economics. 7 ways to Think Like a 21st Century Economist, Chelsea Green, White River Junction

Jeremy Rifkin; 2014, The Zero Marginal Cost Society: The Internet of Things, the Collaborative Commons, and the Eclipse of Capitalism, Palgrave MacMillan, New York

Jeremy Rifkin, 2011, The Third Industrial Revolution. How Lateral Power is Transforming Energy, The Economy, and The World, Palgrave MacMillan, New York

Kim Stanley Robinson, 2021 [2020], The Ministry for the Future, Orbit Hachette Book Group, Nueva York