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Pettifor: Green New Deal y finanzas públicas – o cómo vamos a pagar por una transición energética justa

Green New Deal y finanzas públicas
o cómo vamos a pagar por una transición energética justa

Reseña del libro de Ann Pettifor, 2019, The Case for the Green New Deal, Verso, Londres

José Pérez de Lama / versión beta, revisado 15/03/20

Como otras veces, os dejo unas notas más o menos rápidas tras la lectura del libro, con las primeras impresiones; un libro que me gustaría que leyera mucha gente… entre otras cosas para poder comentarlo…

Aunque hice unas cuantas revisiones, me quedé con la sensación de que esta reseña ha resultado una de las más caóticas que he escrito… Le echaremos la culpa al desasosiego ocasionado por el Coronavirus. Jeje.. Queda el post por aquí, en cualquier caso, como unas notas de trabajo … que espero animen a algun*s a leer y comentar el libro … y/o a tratar de profundizar en el tema por otros medios.
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Pettifor: pensando en el asunto desde 2007

El libro de Ann Pettifor, en esta ocasión sobre el Green New Deal, tiene múltiples aspectos de interés. Uno, quizás el primero, es que Pettifor es una de las promotoras iniciales de este idea del Green New Deal: desde 2007; habiendo publicado con su equipo uno de los primeros documentos rigurosos sobre el asunto (The Green New Deal Group, 2008). No es alguien que se ha subido al carro porque se haya puesto recientemente de moda. Es una de las que lo han promovido desde el principio hasta llegar adonde ahora estamos. Seguir leyendo Pettifor: Green New Deal y finanzas públicas – o cómo vamos a pagar por una transición energética justa

Nietos de Keynes. Buenas y malas noticias sobre la economía de la abundancia

Imagen: J.M. Keynes con la bailarina rusa Lydia Lopokova. Foto: Cortesía de Wiedenfeld & Nicolson. Fuente: Bloomberg Business

 

José Pérez de Lama / publicado en LABlog 01/06/2015

Las buenas noticias

En su último libro, The Zero Marginal Cost Society, Jeremy Rifkin, recuerda un texto escrito por J.M. Keynes en 1930 en el que preveía que, hacia el año 2030, si se daban unas ciertas condiciones en el desarrollo de la civilización, la generación de sus nietos no tendría ya que trabajar. El problema económico se habría acabado, habríamos entrado en lo que se viene llamando una economía de la abundancia; los asuntos económicos serían resuelto de manera profesional y rutinaria como si fuese la tarea de un dentista. El desarrollo técnico o tecnológico sería la clave principal para este logro. A pesar de que el trabajo no sería realmente necesario, Keynes planteaba que la mayoría de la población trabajase 3 horas al día / 15 a la semana para satisfacer la necesidad cultural, acunada durante siglos, de hacer cosas como forma de sentirnos útiles y valiosos – aquello del homo faber; también por las dificultades que imaginaba que tendríamos para saber llenar el tiempo sin el trabajo al que estamos tan acostumbrados.

El planteamiento de Keynes creo que no es demasiado extraño o raro. Paul Lafargue, uno de los yernos de Marx, que por cierto pasó algunos años de su vida en Madrid, ya había escrito un libro sobre este asunto del final del trabajo, publicado en 1880, y titulado El derecho a la pereza. Lo que a mi me resulta llamativo es que fuera Keynes el que lo plantease, probablemente el que fuera el economista más importante del siglo XX, un hombre estrechamente implicado en las realidades políticas y económicas de su tiempo, un hombre sin duda idealista, pero también muy pragmático.

El reciente debate sobre la renta básica universal (RBU) volvió a poner de actualidad este asunto de la relación entre ingresos y trabajo, aunque en la opinión pública el énfasis se situó más en la cuestión de la justicia social y la redistribución de la riqueza, que en la de la innovación tecnológica o el cambio civilizatorio tal como planteaba Keynes. Franco Berardi Bifo, esta misma semana en Sevilla, recordaba también al Rifkin de mediados de los 90 cuando éste empezaba a escribir sobre el final del trabajo (The End of Work, 1995). Para Bifo lo que Rifkin señalaba es que existía y existe la posibilidad de que efectivamente se acabe la necesidad de trabajar para ganarse la vida, para la mayor parte de la población. Aportaba el dato reciente de una entrevista, – 2014 -, con Larry Page y Sergey Brin, los patrones de Google, en la que éstos estimaban que su empresa sería capaz, actualmente, de automatizar el 45% del trabajo global. Bifo señalaba como principal obstáculo, sin embargo, que tenemos grabado en nuestro sistema neurológico, en nuestro firmware, la relación salarial como medio para obtener el dinero para poder vivir. Como sociedad no somos capaces de imaginarnos el que seamos capaces de organizarnos y sobrevivir más allá de la existencia de esta relación. Seguir leyendo Nietos de Keynes. Buenas y malas noticias sobre la economía de la abundancia

Serie elecciones 2019: ciudad eco-feminista y ciudad productiva-distributiva

Imagen: Marta Ponferrada Espejo, 2017, esquema de las características de una ciudad feminista, de La ciudad eco-feminista. Espacios públicos y privados para una sociedad más sostenible e inclusiva, Trabajo Fin de Grado, Escuela Técnica Superior de Arquitectura Universidad de Sevilla, p. 15.

Serie elecciones 2019: ciudad eco-feminista y ciudad productiva-distributiva

José Pérez de Lama / versión beta

Tercera o cuarta entrega de mis modestas aportaciones al debate pre-electoral. Esta plantea algunas cuestiones sobre ciudad y urbanismo, en torno a las dos etiquetas que aparecen en el título, ciudad eco-feminista y ciudad productiva-distributiva.

Hace ya unos meses asistí a una reunión convocada por mi amigo Fernando Pavón para intercambiar ideas sobre los programas electorales para las elecciones municipales que entonces aún no tenían fecha.

La ciudad que queremos / la ciudad que a lo mejor podemos

Como había participado ya en sucesivos grupos de este tipo, cada cuatro años…, y de la última vez, muy poco se había avanzado en las políticas reales, la primera idea que propuse es partir de enfrentar la ciudad que queremos – eslogan que ya habíamos usado en Sevilla en… 1999… y que luego incluso una alcaldesa del PP usó como propio en una campaña ante nuestra (relativa) sorpresa -, con la ciudad que – a lo mejor podamos; esto es, la ciudad que queremos en diálogo con la ciudad que a lo mejor podríamos… “La lista de los reyes magos” a grandes rasgos ya la teníamos de hace cuatro años… pero contando con la experiencia de estos cuatro años con grupos del cambio en los gobiernos municipales, igual era bueno, plantear estos dos escenarios más o menos confrontados entre sí.

Aparece entonces otra idea, que podría expresarse con la noción de estrategias: dando por supuesto que la ciudad que queremos fuera un/el horizonte deseable, qué objetivos, políticas y medidas se pueden realistamente plantear – quizás incluso con diversos escenarios de mayorías/minorías, etc. – para que, sin caer en la fantasía o la delusion que se diría en inglés, pensar en la ciudad que podemos, pero que apunte hacia la que supuestamente queremos, con mayor pragmatismo y eficacia que las acciones más o menos oportunistas y las reacción contra las medidas de los gobiernos de turno que suelen caracterizar – con demasiada frecuencia – a las oposiciones políticas y a los movimientos sociales urbanos. Seguir leyendo Serie elecciones 2019: ciudad eco-feminista y ciudad productiva-distributiva