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¿Cuánto costaría la transición energética? Algunas estimaciones

Imagen: Sustentio [PG], 2021, evolución de la cantidad de C02 en la atmósfera (PPM) durante los últimos 70 años, con indicación cualitativa de la evolución de las temperaturas (colores) y las sucesivas conferencias y acuerdos climáticos. Como se observa, inquietantemente, los múltiples acuerdos y conferencias y las medidas derivadas, no sólo no han reducido, sino que casi no han modificado el ritmo de crecimiento de la proporción de CO2 en la atmósfera, principal indicador del calentamiento global.

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Notas de trabajo de José Pérez de Lama

Escribía esta mañana un «tuit» diciendo más o menos que la economía global debería endeudarse, en la medida que fuera necesaria, para parar el cambio climático. ¿No sería mejor endeudarse que dejar que el plantea, más pronto que tarde, se convierta en un lugar inhabitable?

El tuit dio lugar a una conversación que me pareció interesante, en que colegas comentaron posibles estimaciones, e hicieron críticas, y yo recuperé algunas más que dejo por aquí. También aprendí que la cosas es más compleja incluso, de lo que podría parecer en primera instancia. La complejidad en que pienso tiene que ver con la diferencia entre el coste de la «descarbonización» de nuestra sistema de vida a escala global, y el coste de los efectos del cambio climático. Hay que recordar que la descarbonización según se plantea oficialmente, para 2050, ya supondría un aumento de temperaturas de 1.5ºC respecto de la era preindustrial, y que esto tendría efectos, produciría daños, que también tendrán costes extraordinarios: catástrofes varias (lluvias torrenciales, sequías, incendios…), subida del nivel del mar, desertificación, deterioro de los ecosistemas que deterioren su productividad (agricultura) y habitabilidad… (comentarios en la segunda parte de este texto).

Sobre el coste de la transición verde, o de la descarbonización

Morgan Stanley, 2019

Citaba uno de los colegas en la conversación el artículo publicado en ctxt por Ernesto H. Vidal titulado La trampa del capitalismo verde (2020). Leyendo el artículo, se cita la referencia de Morgan Stanley (Klebnikov, 2019), que estimaba que el volumen de la inversión para la transición a una economía neutral en carbono (lo que se suele llamar descarbonización) sería de 50 billones hasta 2050. El artículo es interesante porque desglosa este volumen según 5 áreas principales. Como referencia, el PIB global en 2021 fue de 93.86 billones $ (fuente: https://statisticstimes.com/economy/world-gdp.php – nótese que trillions ingleses son billones en español). El PIB de España en 2021 fue de 1.2 billones de euros (fuente: https://datosmacro.expansion.com/pib/espana ). 50 billones $ en aproximadamente 30 años serían 1.66 billones $ anuales, del orden de un 1.6% del PIB mundial. Aunque ya quedan más bien 27.5 años. En principio no parecería una cantidad desorbitada para lo que está en juego…

En esta misma fuente (Vidal, 2020) se dice que alcanzar hasta un 80% el objetivo de la «descarbonización» supondría un coste mucho menor, 15 billones $. La cita exacta es la siguiente: «Se estima que pasar a un modelo energético en el que las energías renovables proveyeran el 80% de la energía costaría unos 15 billones de dólares». No menciona fuente. Mi observación es que éste podría parecer el objetivo al que apunta lo que está ocurriendo. Pero ahora mismo no sé qué incremento de temperatura supondría este 80%…

En la conversación se compararon estos datos con las inversiones públicas del New Deal en Estados Unidos (años 30) y con las que se hicieron para la Segunda Guerra Mundial (entiendo que por parte de los Aliados, o quizás sólo por parte de los EEUU). Las del New Deal, según Pettifor (2019, p. 51): «El gasto público bajo Roosevelt (antes de la guerra) se incrementó en una media anual de un 8% del PIB hasta 1939 [desde 1933, interpreto por lo que dice previamente], y en un 14% del PIB entre 1934 y 1936». Y dice además, por comparación: «Bajo el Recovery Act del presidente Obama, el gasto público creció sólo un 3% anual en el período 2009-2015».  Sobre el gasto para la SGM escribió D. Palomera en la mencionada conversación tuitera: «En 1945 el gasto en la SGM podría haber alcanzado un 37% del PIB». Dada la informalidad de la conversación no sé la fuente de este dato.

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McKinsey, 2022

Como había leído sobre el asunto pero no recordaba exactamente donde, buscando en la red tras el episodio de «Tuiter» encontré otra estimación de la consultora McKinsey que se publica en la web del World Economic Forum (Broom, 2022). Según esta segunda estimación el coste de la transición verde sería de 3.5 billones $ anuales hasta 2050, hasta lograr la transformación de la economía global en neutra en carbono, hasta la denominada descarbonización. Un total aproximado de 100 billones $, del orden del PIB mundial actual; una inversión anual de aproximadamente el 3.5 del PIB mundial de 2021. Por seguir con las ideas generales del orden de magnitud del asunto, si esta cantidad se distribuyera proporcionalmente al PIB de los países, para España (3.5% de 1.2 billones €) supondría unos 42.000 millones anuales de inversión hasta 2050. Y si todo fuera gasto público supondría, aproximadamente, doblar la deuda actual. Hm.

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IPCC, 2018

Los datos que yo tenía anteriores a la conversación, por último, eran diferentes, pero del mismo orden. La fuente es Mike Berners-Lee en su libro de 2021 There Is No Planet B (pág. 160) -que comenté en el blog hace unos meses- que a su vez cita el informe del IPCC de 2018 Global Warming of 1.5°C: 2.5 billones $ anuales, del orden del 2.5% del PIB mundial. No dice nada Berners-Lee del período de inversión y aún no leí el informe del IPCC del que procede su información.

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El debate, en fin, venía de mi pregunta sobre si siendo estos datos más o menos ciertos, no sería conveniente que la economía mundial se endeudara para detener el cambio climático. Mejor contraer – o dejarle a las siguientes generaciones – una deuda importante, que un planeta inhabitable. Piensa uno ingenuamente.

Y por ahí conectaba con la cuestión de la deuda pública y el dinero como tecnología social, como dice Pettifor y como decía Keynes. Mi amigo Paco Lechago, estudioso de la Teoría Monetaria Moderna entre otras cuestiones, intervenía en el debate tuitero diciendo: «Es todo voluntad política. El mundo se hará inhabitable o no, por voluntad política. ¿Cuál es el gasto público correcto? El necesario para rescatar a las personas y al planeta». Siendo yo, por supuesto, un aficionado a estas cosas, le invitaría desde aquí a comentar estas cosas en un post – cuando buenamente pueda.

Segunda parte: el coste del calentamiento global

Un segundo aspecto del asunto, como anticipaba, no son ya las inversiones que serían necesarias para la descarbonización, sino el coste de las dificultades y los daños generados por el cambio climático. Esto lo entendí tratando de leer uno de los artículos citados por Vidal y por uno de mis contertulios tuiteros (Yumashev et al, 2021). Aunque el artículo trata de los costes adicionales que supondrán el acelerado calentamiento del Ártico respecto de los modelos de referencia, me parece que entendí algunas cosas, a pesar de ser un texto más bien técnico y algo oscuro (curiosamente leyendo estos días a Latour sobre esto). Si no lo entiendo mal, es una línea de trabajo similar a la del premio Nobel William D. Nordhaus que trata de estimar precisamente estos costes – y de ver en qué medida convendría o no -¿según a quién?, claro- asumirlos. Tengo pendiente de lectura su discurso de recepción del Nobel (2018) a ver si me entero de algo, aunque es más por obligación que por devoción que lo descargué hace ya un tiempo y que quería estudiarlo…

Del artículo de Yumashev creo entender que su estimación de los costes del cambio climático en el escenario de limitación de las temperaturas a 1.5ºC serían de 638 billones $ – NPV hasta 2300, esto es Valor Neto Actual, pero hasta 2300 y no hasta 2100 como se lee en el artículo de Vidal (ver figura 6 en Yumashev, por ejemplo). Lo que intentan estimar Yumashev y colegas -salvo error por mi parte, bastante posible- sería «the total economic effect of climate change […] consists of mitigation costs, adaptation costs and climate-related economic impacts», esto es, el efecto económico total del cambio climático, consistente en los costes de mitigación [el coste de la transición verde o descarbonizacióny no sé si algo más], los costes de adaptación y los impactos económicos relacionados con el cambio climático [sección: Implications for the total economic effect of climate change]. El coste de los efectos del cambio climático en el caso de no hacer nada, el escenario que llaman BaU, Business as Usual, sería desde luego muy superior, 2.147 billones $ – siempre según las simulaciones de los autores. 2300 se nos figura como un tiempo lejano… a 278 años vista, y además, como digo, no sabe uno si está interpretando bien los datos. Distribuidos linealmente serían, para los 638 billones, 2.3 billones anuales… Tengo que pedir otra vez a mis amigos economistas que me ayuden…

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Lo inquietante, desde luego, y ya para acabar, es que estos costes estimados serían en buena parte volumen de negocio para los que Naomi Klein (2007) llamó el «capitalismo del desastre»… Negocio para las grandes constructoras-financieras, las tecnológicas… todos los que intervienen en reconstruir tras las catástrofes y cosas así… Y como vemos con las guerras, parece que a los consejos de administración de estas empresas, lo de las vidas, la habitabilidad, los ecosistemas no les importa demasiado, mientras los interesados puedan estar en sus refugios privilegiados bien acondicionados y suministrados de lo que necesiten…

¡Así estamos! Salvo los cuatro locos ecologistas radicales, intentando no enterarnos demasiado de lo que pueda pasar y viviendo el día… Miedo y rabia, como decía estos días… Y quizás también algo de envidia de la gran mayoría que sigue sin querer enterarse demasiado… Parece que si no ocurre «un milagro» no habrá mucho que hacer salvo lo de cultivar la famosa resiliencia personal y comunitaria, y quizás también hacer meditación…

¡Salud – de la de siempre, y climática que está más difícil aún!

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Referencias

Mike Berners-Lee, 2021, There Is No Planet B. A Handbook for the Make or Break Years. Updated Edition, Cambridge University Press, Cambridge

Douglas Broom, 2022, What’s the price of a green economy? An extra $3.5 trillion a year, disponible en: https://www.weforum.org/agenda/2022/01/net-zero-cost-3-5-trillion-a-year/ | accedido el 27/07/2022

Sergei Klebnikov, 2019, Stopping Global Warming Will Cost $50 Trillion: Morgan Stanley Report, disponible en: https://www.forbes.com/sites/sergeiklebnikov/2019/10/24/stopping-global-warming-will-cost-50-trillion-morgan-stanley-report/?sh=31ffeb251e23 | accedido el 27/07/2022

Naomi Klein, 2007, The Shock Doctrine. The Rise of Disaster Capitalism, Penguin, London

Ann Pettifor, 2019, The Case for the Green New Deal, Verso, Londres

Ernesto H. Vidal, 2020, La trampa del capitalismo verde, disponible en: https://ctxt.es/es/20200701/Politica/32927/Ernesto-H-Vidal-trampa-capitalismo-verde-crisis-ecologica-contaminacion-Kyoto.htm | accedido el 27/07/2022

Dmitry Yumashev et al, 2019, Climate policy implications of nonlinear decline of Arctic land permafrost and other cryosphere elements, Nature Communications, disponible en: https://www.nature.com/articles/s41467-019-09863-x | accedido el 27/07/2022

Ministry for the Future: 500 personas tomarán las decisiones más críticas sobre el cambio climático

Imagen: Captura de un tuit reciente de Bruno Latour donde recomendaba, podemos decir, la lectura del Graber & Wengrow que reseñaba hace unas semanas y del KS Robinson que empiezo a leer estos días y del que reproduzco un capítulo a continuación.

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Selección y traducción de José Pérez de Lama

Empecé hace un par de días, siguiendo la firme recomendación de diversos colegas, en especial de Pablo DeSoto, el Ministry for the Future de Kim Stanley Robinson (2020), según se comenta — tal como lo hace Latour en el tuit que encabeza la entrada — una lectura importante en relación con la emergencia climática. Apunto la lectura como parte de mis #ExtinctionDiaries.

El argumento de partida es que dados los incumplimientos y la tibieza por partes de los países en relación con la emergencia climática, la ONU establecía este Ministerio para el Futuro, encargado de salvar la biosfera y la civilización de las amenazas climáticas — más o menos.

Reproduzco a continuación mi traducción del capítulo 8. El libro está compuesto de capítulos breves, de una o dos páginas. Tratándose de una novela de ciencia ficción, la precisión de los datos no son probablemente lo más importante, sino el sentido que nos transmiten estos párrafos. Aunque Latour lo propone como una ayuda para los «eco-deprimidos», de momento las primeras 60 páginas me hicieron pasar una noche de sueños muy agitados. Sigue mi traducción del capítulo con algunas anotaciones, y luego el original en inglés.

Ayer se publicó el nuevo informe del IPCC (el real, no el de KSR), y aunque aún no he podido leerlo los primeros comentarios no son positivos. Los documentos pueden descargarse aquí: https://www.ipcc.ch/report/ar6/wg2/

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[Capítulo] 8

Los humanos estamos quemando alrededor de 40 gigatoneladas anuales de carbono fósil (una gigatonelada son mil millones de toneladas – 10⁹ toneladas). Los científicos han calculado que todavía podemos quemar hasta 50 gigatoneladas más de carbono fósil antes de llegar a un incremento de la temperatura media global de 2º Celsius por encima de la temperatura existente al comienzo de la revolución industrial; este incremento es el máximo al que podemos llegar, calculan, antes de que se produzcan efectos verdaderamente peligrosos en la mayor parte de las biorregiones de la Tierra, incluyendo los que afectarán a la producción de alimentos para la gente. [nota 1]

Algunos solían preguntar cómo de peligrosos serían los efectos del calentamiento. Pero ya hay más energía solar que se queda en la Tierra de la que se escapa, del orden de 0.7 watios por metro cuadrado de superficie terrestre. Esto significa un aumento inexorable de las temperaturas medias. Y una temperatura húmeda de 35ºC matará a los humanos, incluso sin ropa y sentados a la sombra; la combinación de calor y humedad evita que el sudor disipe el calor, produciéndose pronto la muerte por hipertermia.[nota 2] Y desde el año 1990 ya se han registrado temperaturas húmedas de 34º — una vez en Chicago. De manera que el peligro parece más que evidente.

Entonces, 500 gigatoneladas; pero mientras tanto la industria de los combustibles fósiles ha localizado 3.000 gigatoneladas de carbono fósil en el subsuelo. Y todas estas concentraciones de carbono están listadas como activos por las corporaciones que las han encontrado, y son consideradas como recursos nacionales por los estados nación en los que sea han hallado. Sólo un cuarto de este carbono es propiedad de empresas privadas; el resto es propiedad de diversos estados nación. El valor teórico de las 2.500 gigatoneladas que deberían quedarse en el subsuelo, calculado al precio actual del petróleo, es del orden de 1.500 billones de dólares estadounidenses [1.500 x 10^12].[nota 3: ver entrada sobre el libro de MBL]

Parece bastante posible que estas 2.500 gigatoneladas de carbono acaben en última instancia por ser consideradas como un activo perdido, pero en el ínterin, algunas gentes intentarán vender y quemar la parte de la que son propietarios o que controlan, mientras aún puedan. Lo justo para hacer un billón o dos, se dirán a sí mismos – no la parte crítica, no la combustión que nos empuje más allá del límite, sólo un poco más. La gente lo necesita.

Las diecinueve organizaciones que harán esto, en orden de tamaño y de mayor a menor: Saudi Aramco, Chevron, Gazprom, Exxon-Mobil, National Iranian Oil Company, BP, Royal Dutch Shell, Pemex, Petróleos de Venezuela, PetroChina, Peabody Energy, ConocoPhillips, Abu Dhabi National Oil Company, Kuwait Petroleum Corporation, Iraq National Oil Company, Total SA, Sonatrach, BHP Billiton, and Petrobras.

Las decisiones ejecutivas que determinen las acciones de estas organizaciones serán tomadas por unas quinientas personas. Serán buenas personas. Políticos patriotas, preocupados por el destino de los ciudadanos de sus amadas naciones; concienzudos y trabajadores ejecutivos empresariales, que cumplirán sus obligaciones hacia sus consejos de administración y sus accionistas. Hombres en su mayoría; hombres de familia en su mayoría; bien educados, con buenas intenciones. Pilares de la comunidad. Donantes a organizaciones benéficas. Cuando van a un conciertos al final del día, sus corazones se conmueven ante la sombría majestad de la Cuarta Sinfonía de Brahms. Querrán lo mejor para sus hijos.

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Notas

[1] A falta de contrastarlo, supongo provisionalmente que estos datos podría ser aproximadamente los de 2020, fecha de publicación del libro, aunque la historia que cuenta se sitúe en un futuro próximo que el autor en el capítulo 8 aún no ha definido con precisión. Los que estén un poco familiarizados con estas cuestiones saben que el máximo incremento de temperaturas deseable según los acuerdos de París es de 1.5ºC, y que los 2º suponen un segundo umbral menos deseable. Será interesante contrastar estas cantidades con el valor de las emisiones anuales de GEI (Gases de Efectos Invernadero), CO2 y equivalentes, estimadas por ejemplo por Berners-Lee; y las emisiones de CO2-eq teóricamente posibles hasta alcanzar el incremento de 1.5 y 2ºC, datos que se citan en diversas instancias.

[2] La relación entre temperaturas secas (las normales que miden los termómetros), humedad y temperaturas húmedas suelen verse en la llamada carta psicrométrica. Una temperatura húmeda de 35ºC puede corresponder a diferentes combinaciones, la más evidente, 35ºC de temperatura seca y 100% de humedad relativa (H); con 40ºC de temperatura seca y 72% de humedad relativa la temperatura húmeda es también de 35ºC; o con 45ºC y 52% de humedad relativa

[3] Sobre la necesidad de dejar el petróleo u otros combústibles fósiles en el subsuelo sin ser extraídos puede verse otra entrada en este blog en la que se recogen la propuestas en este sentido de Mike Berners-Lee; aquí: https://arquitecturacontable.wordpress.com/2021/11/24/14-cosas-que-los-politicos-deberian-saber-sobre-la-emergencia-climatica/

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Referencia completa

Kim Stanley Robinson, 2021 [2020] The Ministry for the Future, Orbit – Hachette Book Group, Nueva York; capítulo 8, pp. 29-30.

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[Original en inglés]

[Chapter] 8

Humans are burning about 40 gigatons (a gigaton is a billion tons [1.000 millones, 10⁹ toneladas]) of fossil carbon per year. Scientists have calculated that we can burn about 500 more gigatons of fossil carbon before we push the average global temperature over 2 degrees Celsius higher that it was when the industrial revolution began; this is as high as we can push it, they calculate, before really dangerous effects will follow for most of Earth’s bioregions, meaning also food production for people.

Some used to question how dangerous the effects would be. But already more of the sun’s energy stays in the Earth system than leaves it by about 0.7 of a watt per square meter of the Earth’s surface. This means an inexorable rise in average temperatures. And a wet-bulb temperature of 35 will kill humans, even if unclothed and sitting in the shade; the combination of heat and humidity prevents sweating from dissipating heat, and death by hyperthermia soon results. And web-bulb temperature of 34 have been recorded since the year 1990, once in Chicago. So the danger seems evident enough.

Thus, 500 gigatons; but meanwhile, the fossil fuels industry has already located at least 3.000 gigatons of fossil carbon in the ground. All these concentrations of carbon are listed as assets by the corporations that have located them, and they are regarded as national resources by the nation-states in which they have been found. Only about a quarter of this carbon is owned by private companies; the rest is in the possession of various nation-states. The notional value of the 2.500 gigatons of carbon that should be left in the ground, calculated by using the current price of oil, is in the order of 1.500 trillion of US dollars.

It seems quite possible that these 2.500 gigatons of carbon might eventually come to be regarded as a kind of stranded asset, buy in the meantime, [p. 30] some people will be trying to sell and burn the portion they own or control, while they still can. Just enough to make a trillion or two, they’ll be saying themselves – not the crucial portion, not the burn that pushes us over the edge, just one little taking. People need it.

The nineteen organizations doing this will be, in order of size from biggest to smallest: Saudi Aramco, Chevron, Gazprom, Exxon-Mobil, National Iranian Oil Company, BP, Royal Dutch Shell, Pemex, Petróleos de Venezuela, PetroChina, Peabody Energy, ConocoPhillips, Abu Dhabi National Oil Company, Kuwait Petroleum Corporation, Iraq National Oil Company, Total SA, Sonatrach, BHP Billiton, and Petrobras.

Executive decisions for these organizations’ actions will be made by about five hundred people. They will be good people. Patriotic politicians, concerned for the fate of their beloved nation’s citizens; conscientious hardworking corporate executives, fulfilling their obligations to their board and their shareholders. Men, for the most part; family men for the most part; well-educated, well-meaning. Pillars of the community. Givers to charity. When they go to the concert hall of an evening, their hearts will stir at the somber majesty of Brahms’s Fourth Symphony. They will want the best for their children.
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#ExtinctionDiaries: lecturas: M. Berners-Lee & Kate Raworth

Imagen: Portadas de los dos libros que se reseñan a continuación.

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Reseña de José Pérez de Lama

Tratando de comprender el actual escenario de emergencia climática, acuñé hace unos meses esta denominación algo dramática de Extinction Diaries o «Diarios de extinción». Y como parte de este «proyecto», leí últimamente dos libros bastante interesantes, o quizás muy interesantes, como son There is No Planet B de Mike Berners-Lee (2021) y Doughnut Economics de Kate Raworth (2017). Haré un comentario de estas lecturas a continuación, un poco al estilo que pido a veces a mis estudiantes: cinco cosas que más me han interesado — de cada uno de los libros — y uno o algunos comentarios adicionales de carácter más general. Quizás más adelante profundice en alguna cuestión tratada en uno u otro. En cualquier caso os invito a leer ambos libros.

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Referencias completas:
• Mike Berners-Lee, 2021 [primera edición de 2019], There Is No Planet B. A Handbook for the Make or Break Years. Updated Edition, Cambridge University Press, Cambridge
• Kate Raworth, 2017, Doughnut Economics. 7 Ways to Think Like a 21st Century Economist, Chelsea Green Publishing, White River Junction

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Sigo tratando de construir un punto de vista propio, más allá o más acá del espectacularización de los medios, el milenarismo de algunos ecologistas, el desafío de los negacionistas y la indiferencia práctica de la mayoría. Tras ojear un poco la bibliografía con pretensiones razonablemente científicas elegí dos libros. Tienen en común, entre otras cuestiones, que los dos parten de reconocer la extrema gravedad de la situación y a la vez sostienen que las sociedades actuales tienen los medios técnicos para resolverla, y que las transformaciones que podrían suponer algunas de las soluciones que se vienen proponiendo, podrían contribuir a construir un mundo mejor, una mejor vida para todxs los habitantes del planeta.

Unas transformaciones que, aunque no lo manifiesten demasiado explícitamente, se entiende, yo al menos lo entiendo en estas lecturas, supondrían el paso del capitalismo de principios del siglo XXI a un capitalismo muy diferente, alguna forma de «poscapitalismo» que quizás dirían algunos, u otra cosa cuyo nombre aún me parece que sabemos, pero que tendría unos principios y valores significativamente diferentes.

Ninguno de los dos autores es «apocalíptico», de entre las diferentes modalidades conocidas, posiciones o actitudes que a mí personalmente me desaniman más que me ayudan – y pienso en gente muy valiosa como Herrero o Riechmann o algunos colegas más próximas cuyos discursos, apreciándolos mucho y considerándolos importantes porque nos hacen preocuparnos por la urgencia de la situación, me producen excesivo desaliento.

Como decía, paso a destacar cinco temas o ideas que me llamaron más la atención en cada uno de los libros. De momento va un borrador que me gustaría documentar mejor más adelante, con datos y referencias más precisas.

There Is No Planet B, de Mike Berners-Lee

Empiezo, por orden de lectura, por el de Mike Berners-Lee (MBL en adelante), There is No Planet B, edición original de 2019 y actualizada de 2021, pareciera que para que se publicara justo a antes de la COP26 del pasado noviembre de 2021. [1] El libro de MBL se centra sobre todo en las cuestiones diríamos que ambientales y técnicos, pero trata también cuestiones sociales, políticas, económicas, culturales y de los valores. El de Kate Raworth trata también todas estas cuestiones pero se centra más en lo económico. Ambos reconocen, a mi juicio correctamente, que es una cuestión social-cultura-política-económica-tecnológica y la intentan tratar como tal, aunque cada uno con sus propios énfasis.

1/ Las dimensiones del problema. ¿Cuánto CO2 emite su edificio, Sr Foster?  Interesante la manera en que analiza la cuestión de la producción de CO2 y gases de efecto invernadero equivalentes, entrelazando la producción y el consumo de alimentos, y la producción y el consumo de energía en un sentido más tradicional (trabajo, movilidad, calor/frío). Los capítulos 1: Comida, y 3: Energía, son en mi opinión los más y mejor desarrollados. La manera de presentar las cuestiones es bastante clara y didáctica. Y se hace un esfuerzo por explicar bien las dimensiones de los problemas, que habitualmente resultan difíciles de comprender: ¿Ahorrar una tonelada de emisiones de CO2 es mucho o poco? Pocas personas que no hayamos hecho el esfuerzo de estudiarlo sabríamos responder rápidamente a esa pregunta (la media de emisiones por habitante del planeta es de 6.6 t de CO2eq / año – datos de 2020 –, y el total de la emisiones planetarias es del orden 50 mil millones de toneladas t de CO2eq / año – de nuevo datos de 2020 –siendo CO2eq CO2 y gases equivalentes. Se pierde uno entre estos dos extremos, del individuo y el planeta, y el autor se esfuerza en dar ejemplos para que se pueda entender mejor. Como arquitecto y como ciudadano preocupado por estas cuestiones me gustaría dominar bien estas unidades y cantidades y poder responder con facilidad a cosas como ¿cuántas t de CO2eq / año produce su edificio, Mr Foster? [2] ¿En invierno? ¿En verano? Y cosas del estilo. A partir de la lectura del libro de MBL andaba trabajando en un par de hojas resumen del asunto, que prometo hacer lo antes posible.

En este sentido el apéndice «Notes on Units» (pp. 270-2) es sumamente interesante. Aunque en mi opinión podría serlo aún más.

2/ Aún no hemos empezado a reducir las emisiones: siguen aumentando. El segundo tema a destacar del libro de MBL es el énfasis que hace, y del que creo que somos poco o nada conscientes, de que a pesar de venir hablando del asunto desde hace años, tomando medidas diversas, haciendo grandes declaraciones institucionales el hecho es que las emisiones no se han reducido, sino al contrario, han seguido aumentando. Lo único que se ha reducido es la aceleración con que aumentan, y en parte esto sucedió posiblemente debido a la pandemia, y está por ver qué pasará a continuación. Esto resulta apabullante, cuando se supone, que para el 2030 (faltan ya menos de 8 años) las emisiones en la UE deberían reducirse a la mitad (45% respecto de 1990; más recientemente se ha formulado como un 55% respecto de las emisiones de 2010, para poder alcanzar un estado de «neutralidad de carbono» en el 2050),[3] y así poder contener el aumento de temperatura planetario por debajo de los 1.5ºC, que nos dicen los científicos de la IPCC (International Panel for Climate Change de la ONU), que limitaría razonablemente los daños derivados del calentamiento global de la bioesfera.

3/ Análisis detallado y optimista del potencial de la energía solar y geopolítica de la transición verde. Me resulta de gran interés el análisis que hace MBL del potencial de las energías renovables, y muy en especial de la energía solar, para resolver las necesidades de globales en un escenario de transición verde. El trabajo aquí con grandes unidades es muy bonito. También la proyección que hace a 2100 y más allá. Las conclusiones son varias. A corto-y-medio plazo el problema de la energía sería solventable prácticamente con las tecnologías existentes y su evolución previsible a corto plazo – en especial la energía solar, aunque no únicamente. Me llama la atención que MBL no ve dificultad en la cuestión de los minerales raros (yo tenía otra información sobre eso). Sin embargo, proyectando los consumos actuales y el crecimiento de la población al futuro, 2200 y 2300 se ve qué si no hay cambios significativos en los patrones de consumo y de crecimiento pronto se alcanzarían nuevos desajustes entre recursos, espacio y necesidades.

En este aspecto que podría llamarse prospectivo, también me resultó muy interesante el análisis geopolítico que hace de la transición de las energías fósiles a las renovables. Habrá países que sean el nuevo Oriente Medio de la energía solar, nos dice, y otros que dejarán de tener la extraordinaria posición de riqueza debido a sus recursos energéticos que tuvieron durante el siglo precedente. El planteamiento de MBL, como consecuencia de esto, es que solo un acuerdo internacional global en que se repartan las cargas y los beneficios de la transición energética global permitiría efectivamente llevarla a cabo en los plazos que parece que son necesarios.

Finalmente, uno de los puntos en que insiste más MBL, y que más me ha interesado, es el de que la innovación tecnológica sola no solucionará el problema. Nos explica que en nuestra historia reciente cada innovación, por ejemplo en el campo de la eficiencia energética, no ha supuesto un ahorro como se suele pretender, sino paradójicamente un aumento del consumo estimulada por la mayor eficiencia. Es necesario el desarrollo tecnológico, pero solo nos será de utilidad de cara a la emergencia climática, acompañado de políticas y de acuerdos globales adecuados. En este sentido MBL defiende la necesidad de una abandono bastante radical de los recursos fósiles que deberían dejar de extraerse, algo que ya comenté en un cierto detalle en una entrada previa en este blog. [4]

4/ Una imagen muy deseable de la vida post-fósil y el decrecimiento. Además de los claros planteamientos técnicos del libro, quizás lo que más me gustó fue que MBL nos propone un «mundo post-fósil» que logra presentar de manera verosímil como un mundo en el que se vivirá mucho mejor. El decrecimiento, que parece ser un importante cuasi-tabú entre los investigadores que aún creen en que podamos hacer una transición energética razonable desde el interior del propio sistema, lo plantea de forma interesante. Dice: será necesario decrecer en ciertas cosas y será necesario crecer, en su lugar, en otras, casi un lugar común, pero que el autor logra construir de manera atractiva y convincente: producir menos, usar menos energía, etc. y tener una sociabildad más rica, distribuir más la riqueza, tener unas vidas más tranquilas y menos centradas en el trabajo… El capítulo dedicado al trabajo, 6 People and Work, me pareció especialmente interesante. Como decía, la imagen de la vida futura que plantea MBL me gustó bastante; personalmente vengo experimentando con eso desde hace ya tiempo, y creo por tanto tener buenos elementos de juicio para valorarlo. Pero a la vez, soy bastante escéptico de que pueda llegar a suceder para el conjunto de la sociedad planetaria. Lo que veo a mi alrededor – próximo y mediático – me parece ir más bien en la dirección contraria. Veremos qué pasa. Y por supuesto, habrá que poner de nuestra parte. De eso va este escrito, aunque sea modestamente.

5/ Se echa de menos el análisis de los efectos previsibles del cambio climático. Este último aspecto, común al libro de Kate Raworth, es algo que me llamó la atención. Falta a mi juicio una exposición más clara de cuál es concretamente la amenaza del cambio climático. Como me ocurrió en alguna reunión de Fridays for Future a la que asistí, en los dos libros, es una tema que se da por supuesto – «eso ya no lo vamos a discutir», creo que es una de las expresiones entre los activistas.

MBL lo maneja con prudencia, más o menos así: «aunque no lo sabemos con total certeza, según el consenso científico vigente, podría tener consecuencias catastróficas para la biosfera y la civilización tal como las hemos conocido hasta ahora». Y nos vemos referidos a los informes del IPCC, los acuerdos de Kyoto, París, etc. Pero si algunx os habéis intentado aproximaros a estos documentos supongo que estaréis de acuerdo conmigo en que son bastante difíciles de entender: extensísimos, múltiples, técnicos, prolijos… Y los acuerdos políticos, por su lado, están en un lenguaje tipo jurídico-diplomático también bastante inasequible.

Echa uno de menos mejores referencias, partiendo, al menos yo, de aceptar que se trata de una de los principales cuestiones que afectan a la humanidad y a la biosfera: algunos libros de divulgación seria, por autores de prestigio, no demasiado partidistas, preferiblemente no apocalípticos, sobre los que exista un consenso razonable… Y en el que se trate a los lectores como personas críticas, capaces de formar sus propias opiniones razonadas, aunque no sean expertos. Dado que la mayoría de la comunicación que reciben lxs ciudadanos sobre esto viene de los medios que le suelen dar un tratamiento sensacionalista ,aunque se olviden del asunto a los tres días, hasta la próxima COP o hasta la próxima ley o catástrofe ambiental – y últimamente de las grandes corporaciones, y por supuesto de los gobiernos de turno a los que solo suelen creer a pies juntillas sus partidarios más acérrimos, es normal que haya un escepticismo moderado entre buena parte de la población…

Si alguien considera que conoce algunos libros así le agradecería mucho que me los recomendara. ¿Los de Naomi Klein … los de Elizabeth Kolbert o el de McNeil & Engelke … el de Wallace-Wells? ¿Los de Greta Thunberg … alguno de Herrero o Riechmann, el de Tejero de MásMadrid? ¿Los antiguos del añorado Fernández Durán que seguro que tengo por algún lado? Igual un proyecto que evalúe y discuta las fuentes diversas sobre el asunto sería de bastante interés… – A lo mejor ya existe algo así y no lo conozco. Ojalá fuera así.

Y por supuesto el activismo mediático y y académico de los negacionistas, más o menos espurios, hace aún más difícil el llegar a tener una visión clara y, en la medida de lo posible, serena sobre todo esto…

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Doughnut Economics, de Kate Raworth

Una de las grandes mujeres economistas de la actualidad –con Mazzucato, Kelton, Pettifor y alguna más–; el libro presenta una de las aproximaciones más interesantes que se han formulado hasta la fecha, desde la perspectiva de la economía, a la emergencia climática y a la transición verde. Es interesante que se trata de una programa bastante práctico, que algunas ciudades como Amsterdam, entre otras –algo leí de que Barcelona lo estaba estudiando–, han empezado a tratar de implementar como guía para sus políticas. A diferencia del libro de MBL, el de KT está disponible en español-castellano.

Imagen: Diagrama de la «economía del doughnut», de Kate Raworth, ca. 2017. Fuente: Wikipedia

1/ El principal interés del planteamiento de Raworth, a mi juicio, es la manera clara en que relaciona las cuestiones de la crisis ambiental y la de la igualdad a nivel planetario y en un marco económico. Me llama mucho la atención que su conceptualización surge de un informe que escribe en 2012 para la ONG OXFAM que se centra en la pobreza a escala global. Este informe, mucho más breve que el libro, se puede leer también en español-castellano y supone una buena introducción a los planteamientos de la autora (véase en las referencias).

El célebre diagrama del «dónut» resume de manera muy intuitiva la propuesta de la autora. El objetivo de la economía del siglo XXI, nos propone, será desarrollar unos entornos –económicos, sociales, culturales, tecnológicos– que se sitúen entre dos umbrales: por abajo, deberemos producir bienes diversos suficientes para que toda la población mundial viva por encima de los límites de pobreza. Pero por encima, la producción de bienes varios debe estar limitada por los recursos ambientales y los efectos nocivos de la actividad humana sobre la biosfera.

Lo interesante es cómo Raworth define estos límites, inferiores y superiores, que al dibujarlos como dos circunferencias concéntricas son los que definen el espacio del «dónut». Por abajo, por la parte de la supresión de la pobreza, los límites se definen usando los Objetivos de Desarrollo Sostenible acordados por al ONU hace pocos años. Ya sabemos que éstos no se limitan a x dólares / día, sino que plantean una visión más rica de lo que supone vivir dignamente: del acceso a la comida, el agua, la energía o el alojamiento, a igualdad de género, educación, sanidad o participación política. Y por arriba también nos propone otro marco de gran interés, desarrollado por un equipo internacional de científicos del «sistema-Tierra» liderado por Johan Rockström y Will Streffen (2009), que identifica una serie de realidades cuantificables que parecen determinar los mínimos necesarios para la conservación de la biosfera para el sostenimiento de la vida tal como la conocemos, y que incluyen el calentamiento climático, pero también otras cuestiones como la conservación de la biodiversidad, la acidificación de los mares y océanos, el equilibrio de los ciclos de fósforo y carbono… [5]

La economía que tenemos hoy es heredera de la economía industrial de los siglos XIX y XX, cuyo objetivo más definitorio era el crecimiento según era definido por el indicador conocido como PIB, Producto Interior Bruto. Ahora necesitamos desarrollar una nueva economía, nos dice Raworth, cuyo objetivo debe ser transformar la civilización para que el mundo del futuro, aunque lo antes posible, se sitúe entre los dos límites que define el dónut. El dónut funcionaría así como un nuevo indicador más complejo que el PIB, un dashboard o cuadro de mando que nos debe permitir medir el funcionamiento económico de nuestras sociedades respecto de estos nuevos objetivos, la eliminación de la pobreza y la adaptación de nuestra vida común a las capacidades de la biosfera.

2/ Una economía distributiva y regenerativa — que aún necesitamos inventar. Como en la idea de «ecosofía» de Guattari y su «paradigma eco-etico-estético», Raworth nos dice que estamos ante un mundo y una ciencia y unas prácticas económicas por inventar y desarrollar, que describe caracterizada por dos principios fundamentales: deberá ser «una economía distributiva y regenerativa». Distributiva en el sentido de que por su propio diseño, organización, forma… tienda a distribuir la riqueza producida entre toda la población global – en marcado contraste con el desarrollo capitalista del siglo XXI que como sabemos viene favoreciendo la acumulación por parte de unos pocos y la polarización. Dedica un capítulo a esta cuestión bastante sugerente. Regenerativa, como es la naturaleza, que como sabemos o intuimos funciona mediante ciclos que tienden a conservar y reproducir la vida que no se diferencia de los entornos necesarios para que esta ocurra o florezca: el famoso ejemplo del «árbol del cerezo» de McDonough y Braungart ilustra bien la idea: un árbol no agota el suelo o el ecosistema del que forma parte sino que contribuye a su riqueza y mantenimiento, interactúa benéficamente con los otros organismos que lo habitan y componen, etc.[6]

Raworth plantea esta invención de una nueva economía distributiva y regenerativa, no como un obstáculo o dificultad, sino como una aventura social, y en particular para los jóvenes economistas. Y uno no puede dejar de pensar en que le gustaría que estas cosas se trabajaran más en nuestras facultades de economía… Un grado experimental… y a la vez urgente… O algunos posgrados… Y bueno, seguro que también en las de arquitectura. El ejemplo del Schumacher College surge en relación con esto por todos lados… Decimos aquí inventar, pero en realidad hay ya mucho inventado, y a exponer casos que le parece de interés dedica la autora parte de su libro, aunque quizás éstas no alcanzan la potencia de las iniciales que me parecen más elaboradas.

3/ Reescritura del homo economicus en tanto que construcción histórica. En efecto, la primera mitad del libro de Raworth usando un término en inglés diría que me resultó exhilarating, esto es, me generó «un subidón», es arrebatadora, entusiasmante — un poco de diccionario online. Son los capítulos en que formula el origen y la propuesta general del libro – «¿Quién quiere ser un economista?» y sus principales planteamientos teóricos: capítulo 1: Cambiar el objetivo, 2: sobre la economía integrada en la sociedad y la naturaleza, en lugar de como un ámbito autónomo o independiente; y 3: sobre la necesaria transición del homo economicus a los «humanos socialmente adaptados».

Me gustó mucho esta breve historia de la construcción histórica del homo economicus. Nos demuestra que se trata de una construcción y no de la supuesta «naturaleza» de los humanos, y que como tal podríamos construirla –o construirnos– de otra manera. El corolario conductista, la reflexión sobre cómo se podría producir hombres y mujeres diferentes me gustó menos. Pero la idea de que el «hombre moderno» es construcción histórica –el resultado de procesos de «producción biopolítica» que dirían otros– me parece de lo mejor presentada.

4/ Hogares / entornos del común / mercados. Aunque está poco más que apuntado, me llamó la atención y me gustaría volver a estudiarlo el tratamiento que da Raworth al asunto de «los comunes» o commons en inglés. Plantea que la economía de su futuro distributivo y regenerativo se tendría que basar en el reequlibrio entre tres ámbitos productivos-reproductivos, como son, las familias u hogares, los entornos del común y los mercados – esto lo escribo a partir de mis notas y entiendo que lo público sería quizás una cuarta. Esta afirmación por parte de una economista bastante pragmática como me parece Raworth me pareció de interés.

También entiendo que esta recuperación de los hogares/familias y de los entornos del común al mismo nivel económico de los mercados se relaciona con una visión más continua entre reproducción y producción, o un desplazamiento del dominio absoluto del polo de la producción, a un nuevo equilibrio. Y me recuerda algo que se preguntaba Graeber poco antes de su muerte: ¿No será todo lo económico algo que al final, en realidad, se reduce a los cuidados? Tengo que recuperar aquella reflexión y pensar sobre el asunto, que sí que me tocó alguna fibra mental especial y diferente.

5/ La discusión sobre el poder en el mundo actual. Por cerrar de nuevo con una cierta crítica, mi apreciación es que se echa en falta, más en el de KR que en el de MBL, un mayor análisis sobre las relaciones de poder que nos han traído a esta situación de emergencia climática y que, a mi juicio, determinarán en su mayor parte la evolución futuro de todo esto. Uno no sabe si es ingenuidad o sabiduría lo de no plantear más explícitamente estas cosas; evitar proponer cosas que se centren en el conflicto, y tratar, en su lugar, de imaginar escenarios deseables para todos, o el menos para muchos.

Pero sí que se me quedó una sensación frustrante de que los dos autores planteaban algo así como que si todxs somos «buenos hermanos y hermanas», y todxs ponemos de nuestra parte, tenemos los medios, sabemos cómo hacerlo técnicamente, y podremos construir un mundo mucho mejor para todos y todas. Pero me temo que eso hasta ahora no fue suficiente… Y mi sensación, además, tal vez equivocada, es que se trata de un trabajo tan grande, eso de cambiar el mundo, que tendríamos que estar todos, o al menos muchos, centrados en este súper-proyecto colectivo… Pero no veo que las cosas vayan por ahí… Ni siquiera en la Universidad donde deberíamos preocuparnos por estas cosas, saber un poco más que los «ciudadanos normales»… Toda una incógnita…

Aunque lo bueno del asunto, quizás, sea que este súper-experimento global, que decía Latour, lo estamos viviendo en tiempo real, y que para el 2030, ya mismo, podremos ver de qué, y de qué no, habremos sido capaces colectivamente… Si para entonces la temperatura global haya subido 2.7ºC como decía la última evaluación de las medidas acordadas por todos los países o si como aún no nos resignamos algunos, el aumento se hubiera contenido por debajo de los 1.5ºC… Y algunos incluso llegaréis al 2050… Uno cree que para entonces ya no estará por aquí. pero no deja de darme curiosidad lo que que pueda pasar, y quizás preocupación: por mis sobrinos, lxs jóvenes en general, nuestros hermanos los animales, los paisajes y ecosistemas… Vale.

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Notas

1. Como comentaba en un post anterior que hice sobre algún aspecto concreto del libro [ver referencias al final], este Berners-Lee es hermano menor de Sir Tim, a quien, como muchxs recordamos, en buena parte debemos la existencia de la WWW. Este hecho, el que esté publicado por Cambridge University Press y algunas reseñas fue el que me hizo decidirme a elegir este libro para su lectura. Hay que decir que no resulta fácil entender bien el amplio panorama de la literatura sobre la emergencia climática (EC). Lecturas previas han sido Haraway y Wark y algo de Yayo Herrero desde la perspectiva del eco-feminismo. Además del seguimiento en medios no demasiado especializados de las noticias de la IPCC, los diversos movimientos sociales preocupados por la EC y las COP más recientes. Y bueno, una trayectoria de más de 30 años interesado por los temas ambientales relacionados con la arquitectura, la ciudad y el territorio. El de mi colega de ASA, Miguel Ángel Díaz Camacho, Arquitectura y cambio climático (2018), lo tengo en el montón de lecturas pendientes.

2. Para los no-arquitectxs. Es una broma con una pregunta célebre que Buckminsiter Fuller hacía a Norman Foster: «¿Cuánto pesa su edificio, Sr. Foster?», en un momento en que la arquitectura y la ingeniería se proponían construir lo que se conoció como estilo high-tech.

3. Sobre la «neutralidad en carbono»: https://www.europarl.europa.eu/news/es/headlines/society/20190926STO62270/que-es-la-neutralidad-de-carbono-y-como-alcanzarla-para-2050 | Sobre los objetivos de la UE para 2030: https://ec.europa.eu/clima/eu-action/international-action-climate-change/climate-negotiations/paris-agreement_en

4. Véase: Las 14 cosas que los políticos deberían saber sobre la emergencia climática (según Mike Berners-Lee), 2022, disponible en: https://arquitecturacontable.wordpress.com/2021/11/24/14-cosas-que-los-politicos-deberian-saber-sobre-la-emergencia-climatica/

5. Actualmente esto se conoce mejor como el Modelo de los límites planetarios del Stockholm Resilience Center de la Universidad de Estocolmo. Véase: https://www.stockholmresilience.org/research/planetary-boundaries.html | visitado el 20/02/2022.

6. Sobre esta imagen del árbol del cerezo, que conocerán lxs arquitetcos bioclimáticos y similares, puede verse la entrada en este blog, #AllPowerToThePeople. Ciudad, energía, sostenibilidad, commons (2015):  https://arquitecturacontable.wordpress.com/2015/01/04/allpowertothepeople-ciudad-energia-sostenibilidad-commons/ además del libro original de donde procede: William McDonough, Michael Braungart, 2002, Cradle to Cradle. Remaking the Way We Make Things, North Point Press, Nueva York. Sobre arquitectura generativa una referencia que estimo de interés es Daniel Christian Wahl (2016, Designing Regenerative Cultures, Triarchy Press), también con una interesante presencia en la WWW.

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Referencias

Mike Berners-Lee, 2021 [primera edición de 2019], There Is No Planet B. A Handbook for the Make or Break Years. Updated Edition, Cambridge University Press, Cambridge

Kate Raworth, 2017, Doughnut Economics. 7 Ways to Think Like a 21st Century Economist, Chelsea Green Publishing, White River Junction

Kate Raworth, A Safe and Just Space for Humanity Oxfam Discussion Paper, February 2012, disponible en: https://www-cdn.oxfam.org/s3fs-public/file_attachments/dp-a-safe-and-just-space-for-humanity-130212-en_5.pdf accedido 20/02/2022 | en español-castellano: Un espacio seguro y justo para la humanidad ¿Podemos vivir dentro del dónut?, 2012, Documentos de debate de Oxfam, disponible en: https://www-cdn.oxfam.org/s3fs-public/file_attachments/dp-espacio-seguro-justo-humanidad-130212-es_3.pdf accedido 20/02/202

Las 14 cosas que los políticos deberían saber sobre la emergencia climática

Selección y notas de José Pérez de Lama

Del libro de Mike Berners-Lee, There is No Planet B (2019-2021). A propósito de la «disonancia cognitiva» entre lo que se dice que es una emergencia y la tímida acción por parte de los políticos (véase la reciente COP26) y la indiferencia de tantos.

La nueva edición actualizada del libro de MBL se publicó a principios de 2021 con lo que se puede entender como unas reflexiones o recomendaciones previas a la COP26 que se celebró posteriormente (31/10/21 a 12/11/21).

Mike Berners-Lee es hermano más joven de Tim, el inventor de la WWW. Buscando algún libro para tratar de entender mejor el cambio climático topé con éste. Me atrajo, – aparte de por esto de ser hermano de Tim Berners-Lee, persona por la que siento gran respeto y admiración, por supuesto -, porque por la críticas y comentarios parecía un libro razonablemente ecuánime, con una aproximación científica a la vez que escrito para un público general. Mike Berners-Lee es investigador asociado y profesor del Instituto de Futuros Sociales de la Universidad de Lancashire (RU). Es autor de otros dos libros previos sobre cuestiones relacionadas. Este libro ha sido publicado por la Universidad de Cambridge. Y según interpreto es la persona que acuñó el lema «No tenemos un planeta B», asumida por diferentes movimientos sociales ecologistas.

La lectura que he hecho hasta ahora, – más o menos hasta la mitad del volumen -, me confirma que no ha sido mala elección. Ni es del sector «milenarista» (los que hacen llamadas al pánico y la desesperación, «todos vamos a morir», etc.) ni tampoco de los que quitan importancia al asunto, o piensan, ya sea por el lado «negacionista» o por el «negocionista» o del capitalismo verde. La actitud de Berners-Lee me resulta curiosa, y quizás sea parecida a la que yo estaba tratando de construir para mí mismo: todos los indicios científicos sugieren que el asunto es grave; la exacta gravedad no acabamos de conocerlo, pero es muy verosímil que sea una importante amenaza para la civilización como la conocemos – especialmente para los pobres  o los no súper-ricos-, para la biodiversidad, etc.; técnicamente sería viable resolver el asunto y hacer una transición a un sistema energético que solventara el asunto más crítico de las emisiones de CO2 y demás gases de efecto invernadero; pero las cosas que como sociedad global tendríamos que hacer no las estamos haciendo; y parece dudoso que vayan a hacerse con la velocidad que hace falta; aún así, no desespera sino que sigue trabajando, con aparente paciencia y serenidad, para ayudar a que puedan hacerse; y en última instancia, parece asumir, al menos en el libro, una actitud de curioso observador de la humanidad — podría decirse que una actitud spinoziana: ni condenar ni escandalizarse sino tratar de comprender.

Añado un segundo comentario al final. Comienza a continuación la traducción.

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Mike Berners-Lee, 2021, pp. 58-60 (traducción de JPL).

Las 14 cosas que los políticos deberían saber sobre la emergencia climática

Con el «deberían saber» quiero decir que quien no comprenda todas estas 14 cosas no es adecuado para tener un cargo político. En el Apéndice 1 desarrollo en mayor extensión cada uno de estos puntos [el autor se refiere a un apéndice del libro que no se recoge aquí].

(1) La ciencia actual nos dice que un aumento global de la temperatura de 2ºC parece muy arriesgado, pero que un aumento de 1.5ºC parece mucho menos arriesgado. Los Acuerdos de París lo afirmaron así. Todos los países significativos suscribieron aquellos acuerdos. Desde entonces Trump se retractó, pero todos los demás se han mantenido firmes.

(2) El aumento de temperatura que experimentamos es aproximadamente proporcional a la cantidad total de carbono que hemos quemado a lo largo de la historia. Esto nos da un presupuesto acumulativo de carbono que ya hemos consumido en su mayor parte.

(3) Las emisiones de dióxido de carbono (CO2), el gas de efecto invernadero más importante, han crecido exponencialmente durante 160 años. Siempre hay subidas y bajadas de un año para otro, y hubo una pequeña reducción con la Gran Depresión y las guerras mundiales, seguidas por un rebote que puede ser explicado de diversas maneras. Pero esto es solo ruido frente a una tasa de crecimiento de un 1.8% anual notablemente estable .

(4) Aún no hemos hecho mella en la curva de crecimiento del carbono [la curva de emisiones de gases de efecto invernadero a los que llama de manera resumida «carbono»]. Incluso teniendo en consideración los datos más recientes, hay muy poca o ninguna evidencia de que la curva de carbono se haya visto siquiera afectada hasta la fecha por todas los acuerdos y acciones sobre cambio climático. ¡Glups! (Afrontar esta realidad nos da una posibilidad mucho mayor de tratar el problema. Esta cruda observación nos dice mucha del tipo de solución que tenemos que dar al problema).

(5) Al actual ritmo de emisiones el «presupuesto de carbono» que aún queda para limitar el aumentos de la temperatura global a 1.5ºC y 2ºC se reduce con rapidez — a pesar de algunas buenas noticias recientes procedentes de los modelizadores de carbono. Tal como están las cosas parece que superaremos el «presupuesto de carbono» estimado para el aumento de 1.5ºC en algún momento entre 2030 y 2040. [1]

(6) Se tarda mucho tiempo en poner el freno. Las temperaturas no dejarán de subir hasta que las emisiones netas sean igual a cero.

(7) Todo el combustible que se extrae del suelo acaba siendo quemado – siendo así, tiene que quedarse en el suelo.

(8) Debido a los efectos de rebote, que son frecuentemente ignorados, pasados por alto o no completamente entendidos, muchas de las acciones clave que mucha gente asume que habrían debido ser de ayuda, no han sido de ninguna ayuda – y por sí solas nunca ayudarán. Esto incluye prácticamente todas las nuevas tecnologías y mejoras de eficiencia.

(9) El crecimiento de las renovables, aún siendo esencial, no será suficiente para resolver el cambio climático. Precisamente por los efectos de rebote y el permanente apetito de energía de los humanos.

(10) Como consecuencia, necesitamos con urgencia un acuerdo global, que funcione, para  todo el combustible [fósil] se quede en el suelo. Las pequeñas acciones parciales son absorbidas al nivel del sistema global por parte de las empresas que trasladan las emisiones a sus proveedores en la cadena de abastecimiento, países de deslocalizan su carbono y la miríada de estrategias con las que se transfieren las emisiones a otras partes del sistema global.

(11) También necesitamos gestionar los otros gases de efecto invernadero [n.del.t: aquí el autor dirige a los lectores al capítulo1 del volumen en que trata esta cuestión].

(12) Extraer y quemar combustibles fósiles tiene que convertirse en algo demasiado caro, ilegal o ambas cosas — a menos que podáis pensar en otra alternativa de limitación global.

(13) Un acuerdo así [para dejar de extraer del suelo combustibles fósiles] tendrá que funcionar para tod*s. En teoría sería posible forzar a ciertas partes afectadas a aceptar un acuerdo que los mandara a la pobreza, pero solo será posible si se tratase de un acuerdo firmado por todo el mundo, que todo el mundo contribuyese a hacer que funcionara. No importa lo difícil que parezca, enfrentarse al desafío es un paso esencial para poderlo resolver.

(14) También tendremos que retirar carbono de la atmósfera – aunque no esté del todo claro que sepamos aún cómo hacerlo. Esto es simplemente así, debido al alto riesgo al que estamos ya expuestos por nuestra incapacidad de actuar hasta la fecha.

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Comentarios finales / provisionales

Berners-Lee comienza con calma y claridad, exponiendo datos científicos, valorando en cada caso los niveles de certeza que puede concederse a los diferentes datos. Tenemos un problema serio, pero que no se pierda la serenidad; conviene estudiarlo bien para dar con una solución viable y razonable… Y luego, en el capítulo 2 plantea este listado, que de pronto puede parecer bastante radical, yo pienso que lo es. Y dice, como ya vimos, que nadie debería tener responsabilidad política si no conoce bien lo que aquí plantea. Insiste en que no votemos a políticos que no lo sepan y y que no lo asuman. Yo personalmente, no lo tenía todo tan claro. Imagino que muy pocos políticos, ni de nuestro entorno ni de casi ninguno, lo tendrán. No sabe uno desde luego a qué atenerse. La famosa «disonancia cognitiva»… Hm.

Un segundo comentario, que no tiene que ver con el listado, sino con el desarrollo posterior del libro. El pretendido realismo con que aborda las  cuestiones parece hacerle asumir que los humanos seguiremos aumentando el consumo de energía al ritmo más o menos estable que venimos teniendo desde … los egipcios, ¡dice en algún momento! Pienso que en capítulos de la segunda parte en los que habla sobre crecimiento y población se matizarán estas cosas. Espero con curiosidad. En la hipótesis del crecimiento que desarrolla, se plantea que si se mantiene la actual tasa de uso creciente de energía, y si esta necesidad se resuelve mediante energía solar y sistemas fotovoltaicos que estima los más eficientes, para el año 2300 habría que cubrir toda la superficie terrestre del plantea con paneles solares para satisfacer la demanda  proyectada. Quiero pensar que es un ejercicio de reducción al absurdo y que más adelante planteará nuevas maneras de considerar el asunto. Ya veremos.

El último comentario. No se si habréis seguido el encuentro COP26. Al principio muchas noticias, y luego se disolvió en el siguiente tema de actualidad. Como si la cosa fuera una noticia más, que se yo, como la última astracanada del tertuliano de turno o el última declaración provocadora de la política de moda en Tuiter.  Yo intenté enterarme un poco. Por esto de los Extinction Diaries… Leí el acuerdo firmado por todos los países, y algunos comentarios por parte de gente que más o menos creo saber de qué van. Las valoraciones son muy moderadas. Si se comparan con estos puntos de Mike Berners-Lee se ve que se quedan bien cortas… Entre otras. Se ha celebrado que no se haya abandonado el objetivo del aumento de los 1.5ºC, que a pesar de que se firmara como tal en 2015 en París, como recordaba antes Berners-Lee en un momento dado parecía que se iba a abandonar. Aunque la declaración da a entender como más verosímil el objetivo de los 2ºC, a pesar de ser considerado por los expertos como mucho más arriesgado. __ Los análisis publicados en días antes, quizás desde la ONU, estimaban que con las medidas y planes actualmente asumidos vamos de camino de un aumento de 2.7ºC en 2050 (ver enlace al final). Los artículos concretas en que se dice esto son los siguientes [pendientes de traducción]:

[The Conference of the Parties serving as the meeting of the Parties to the Paris Agreement,] 20. Reaffirms the Paris Agreement temperature goal of holding the increase in the global average temperature to well below 2 °C above pre-industrial levels and pursuing efforts to limit the temperature increase to 1.5 °C above pre-industrial levels;

21. Recognizes that the impacts of climate change will be much lower at the temperature increase of 1.5 °C compared with 2 °C and resolves to pursue efforts to limit the temperature increase to 1.5 °C;

22. Recognizes that limiting global warming to 1.5 °C requires rapid, deep and sustained reductions in global greenhouse gas emissions, including reducing global carbon dioxide emissions by 45 per cent by 2030 relative to the 2010 level and to net zero around mid-century, as well as deep reductions in other greenhouse gases;

El otro asunto que se ha celebrado ha sido el de la incorporación en el acuerdo un punto sobre la necesidad de acabar con los subsidios al uso de combustibles fósiles; aunque en su formulación es poco más de la manifestación de una intención – que además fue rebajada a última hora por la oposición de la India: ¡siempre es bueno que haya un país pobre para echarle la culpa! El texto moderadamente celebrado, (el punto 36 de la declaración final – enlace al final)  o quizás la versión previa a la modificación solicitada por la India dice así:

[The Conference of the Parties serving as the meeting of the Parties to the Paris Agreement,] 36. Calls upon Parties to accelerate the development, deployment and dissemination of technologies, and the adoption of policies, to transition towards low-emission energy systems, including by rapidly scaling up the deployment of clean power generation and energy efficiency measures, including accelerating efforts towards the phase-out of unabated coal power and inefficient fossil fuel subsidies, recognizing the need for support towards a just transition.

Traducción [rápida, para enterarse bien uno mismo]: [La Conferencia de las Partes…] 36. Hace un llamamiento a las Partes (los países y sus gobiernos) para acelerar el desarrollo, la implementación y la difusión de tecnologías, y la adopción de políticas, para hacer la transición a sistemas energéticos de bajas emisiones, incluyendo el rápido crecimiento en la implementación de la generación de energía limpia y de medidas de eficiencia energética, incluyendo la aceleración de los esfuerzos hacia la eliminación progresiva de los subsidios ineficientes al uso tradicional del carbón y de los combustibles fósiles, reconociendo la necesidad del apoyo a una transición justa.

Pongo algunos enlaces al final de los materiales que consulté por si a alguien le interesara.

De momento, lo dejo aquí. Vale.

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Notas

[1] Como siempre se me olvidan estas cosas que se convierten en ready mades en los medios, revisé lo de los 1.5º y 2ºC e igual sirven a otras personas. En los Acuerdos de París, tomando en consideración los trabajos del IPCC de la ONU, se plantean los objetivos de limitar el aumento de la temperatura global para el año 2010 a 1.5ºC, que se considera que supondrá unos daños limitados y un segundo objetivo de limitarla para la misma fecha a 2ºC que se considera menos seguro. Para lograr el primer objetivo, las emisiones de CO2 y gases de efecto invernadero debería reducirse a cero (cero neto) para el 2050. Pero como dice Berners-Lee en estos puntos, estamos a 2021 y las emisiones siguen aumentando, habiéndose tan solo reducido la aceleración o tasas de incremento con que aumentan. Buena información sintética sobre esto, o eso me parece, aquí: Zeke Hausfather, 2018, New scenarios show how the world could limit warming to 1.5C in 2100, Carbon Brief: https://www.carbonbrief.org/new-scenarios-world-limit-warming-one-point-five-celsius-2100 | La entrada de la Wikipedia en inglés, Special Report on Global Warming of 1.5 °C,  quizás sea más clara: https://en.wikipedia.org/wiki/Special_Report_on_Global_Warming_of_1.5_%C2%B0C

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Referencia completa

Mike Berners-Lee, 2021, There Is No Planet B. A Handbook for the Make or Break Years. Updated Edition, Cambridge University Press, Cambridge

Algunos enlaces sobre la COP26

26/10/2021/ U.N. warns world set for 2.7C rise on today’s emissions pledges: https://www.reuters.com/business/cop/un-warns-world-set-27c-rise-todays-emissions-pledges-2021-10-26/

31/10/2021/ @ScottDuncanWX Imagen | The climate has changed a lot since the first Conference of the Parties (COP-1) meeting was held in Berlin, Germany Flag of Germany in March, 1995. https://twitter.com/ScottDuncanWX/status/1454772079019110401 | web del meteorólogo Scott Duncan: https://scottduncanwx.com/

* 12/11/2021/ Conference of the Parties serving as the meeting of the Parties to the Paris Agreement. Third session. Glasgow, 31 October to 12 November 2021, Glasgow Climate Pact (acuerdo final firmado por todos los países participante en la COP26), disponible en: https://unfccc.int/sites/default/files/resource/cma2021_L16_adv.pdf | visitado 24/11/2021

* 13/11/2021/ Ecologistas en Acción, El acuerdo final de la COP26 prorroga lo improrrogable, disponible en: https://www.ecologistasenaccion.org/184106/el-acuerdo-final-de-la-cop26-prorroga-lo-improrrogable/ | visitado 24/11/2021

15/11/2021/ Simon Lewis & Mark Maslin, Five things you need to know about the Glasgow Climate Pact, World Economic Forum con The Conversation, disponible en: https://www.weforum.org/agenda/2021/11/climate-change-cop-26-glasgow-climate-pact-explained-environment-un | visitado 24/11/2021

Paisajes ejemplares de Nomad Garden

Imagen del encuentro «Paisajes circulares» organizado por Nomad Garden, Sevilla, 09/10/2021. Los coloquios tuvieron lugar debajo en un enorme ficus… Fotografía de Manu Trillo, de la web de Nomad Garden: https://nomadgarden.gardenatlas.net/garden/jardin-acondicionado-1/post/29423?filter=5

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Edición y comentario José Pérez de Lama

Tuve la suerte de que mis amigos de Nomad Garden me invitaran hace unos días  a un encuentro de título «Paisajes circulares» [enlace a la convocatoria original en el pie de foto superior]. El texto de la convocatoria me gustó mucho y les pedí permiso para reproducirlo. Así lo hago. Al final añadiré unos comentarios.

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El texto de Nomad Garden:

Recientemente, la lectura del libro de Julia Watson Lo-TEK sobre la emergencia de paisajes ejemplares a través de interacciones sostenidas y beneficiosas de comunidades con su entorno nos había hecho repensar algunas de estas inquietudes y para abordarlas, nos gustaría traer a colación una cita de dicha autora al antropólogo Fikret Berkes donde se resume alguna de las cualidades que sostienen estos paisajes:

  1. El conocimiento exhaustivo de las plantas y paisajes por parte de las comunidades implicadas. (recursos)
  2. La gestión de los recursos a través de prácticas, herramientas y tecnologías accesibles y distribuidas que propician la diversidad y no la agotan. (prácticas)
  3. La aparición de instituciones de gobernanza singulares, distribuidas y flexibles que permiten la autocorrección del sistema. (instituciones)
  4. El afloramiento de manifestaciones artísticas, creencias y ritos destinados a transmitir y actualizar dichos vínculos en la comunidad. (ritos)

[…] nos parece que la belleza de esta secuencia surge de su capacidad de integrar o conectar parcelas hoy tan separadas como el conocimiento, la economía, la política o las artes en un horizonte común encaminado a sostener la diversidad de la vida.

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Comentarios

[1] A mí me llamó la atención la idea de pensar en cómo sería posible construir estos que Watson llama «paisajes ejemplares». ¿Ejemplares por qué o para qué?, preguntaba yo aquel día. Para mí tendrían que ser ejemplares en nuestro actual contexto de emergencia climática. Serían paisajes que nos permitirían cuidar del mundo, «nuestra casa común». Y esas cosas, que en ciertos lugares suenan un poco extravagantes.

[2] Me tocó moderar una mesa que se centraba en el punto segundo, el de «la gestión de los recursos a través de prácticas, herramientas y tecnologías accesibles y distribuidas que propician la diversidad y no la agotan». A mí aquello me hizo pensar, por un lado, en las «herramientas convivenciales» de Ivan Illich, y en las «tecnologías intermedias o apropiadas» de E.F. Schumacher. Por otro, en el software libre, por aquello de las «tecnologías accesibles, distribuidas, que propician la diversidad…»

[3] La descripción de los «paisajes ejemplares» me recordó a las típicas definiciones de los commons o «procomunes» en las que se plantea una triple composición: [1] un recurso o producción, [2] una comunidad que lo sostiene o produce, se beneficia de lo que sea, y que se autogobierna en esta gestión, y [3] un conjunto de normas que regulan estas relaciones entre recursos y comunidad. La definición que nos proponía Nomad Garden añadiría de manera sugerente un paisaje que es producido por esta actividad en un cierto medio, y unas prácticas culturales, artísticas, rituales que lo explican, narran, representan, celebran, festejan y que de esta forma contribuyen a la construcción ¿de la identidad? – o como prefiramos llamarlo – de esta composición de medio, técnicas y formación social. Yo quizás lo llamara ecología en el sentido batesoniano del término, o ecología de las prácticas en el stengeriano — no se si por hacerme el interesante 🙂

Vale.

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Referencias

E. F. Schumacher, 1973, Small is Beautiful, Economics as If People Mattered, disponible en: http://www.daastol.com/books/Schumacher%20%281973%29%20Small%20is%20Beautiful.pdf

Wikipedia, Appropriate technology, en: https://en.wikipedia.org/wiki/Appropriate_technology

En este mismo blog, entradas relacionadas:

Revisitando a Iván Illich: convivencialidad, tecnologías, instituciones, 2018, en: https://arquitecturacontable.wordpress.com/2018/07/06/revisitando-a-ivan-illich-convivencialidad-tecnologias-instituciones/

Ciclos: vida, ecosistemas, fiesta, capital, cibernética … y algunas ideas sobre “economía circular”, 2016, https://arquitecturacontable.wordpress.com/2016/04/22/ciclos-vida-ecosistemas-fiesta-capital-cibernetica-y-algunas-ideas-sobre-economia-circular/

Comentario sobre el concepto de praxis instituyente en “Común” de Laval y Dardot, 2016, en: https://arquitecturacontable.wordpress.com/2016/04/17/comentario-sobre-el-concepto-de-praxis-instituyente-en-comun-de-laval-y-dardot/