Imagen: «portada» del vídeo en YT de la conversación del 27/05/20 de Donna Haraway con Helen Torres sobre su libro Staying with the Trouble. Making Kin in the Cththulucene [https://www.youtube.com/watch?v=DR_4zWBtRW0]
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Recupero una reseña de 2017 que creo que no se leyó demasiado, y que formaba parte de un post más largo, sobre el libro de Donna Haraway que se ha traducido recientemente al español / castellano. Ayer vi una estupenda conversación on line de la autora con Helen Torres, organizada por consonni, la editorial que ha publicado la traducción, y que me hizo recordar este texto.
José Pérez de Lama
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Staying with the Trouble
El libro de Donna Haraway […] Staying with the Trouble podría decirse que trata también sobre la vida contemporánea, pero lo hace desde la perspectiva de la filosofía, la ecología, las tecnologías, la política, al arte y el feminismo. Uno de los nexos en común sería su preocupación con como vivir en un mundo precarizado y herido; recuperación, resistencia, staying with the trouble – en lugar de dedicarse a pensar utopías futuras -, making kin, becoming-with – componerse afectivamente con el mundo, con las máquinas, con otros seres vivos… – serían algunas de las pistas que nos propone…
De momento citaré un par de párrafos, para sugerir el mundo de pensamiento que nos plantea Haraway. Espero hacer más adelante otras reseñas o escritos más largos sobre el tema.
String figures
String figures es una de las metáforas principales que usa Haraway para describir los trabajos de relación que plantea. String figures serían las figuras que se hacen con hilos jugando con las manos, que según explica constituyen una práctica común en muchas culturas tradicionales. En la cultura angloamericana se llaman también cat’s cradle, el título de una de las mejores novelas de Kurt Vonnegut curiosamente. En español castellano parece que recibe diferentes nombres como jugar a las cunitas, la hamaca, al hilo, al cordel (http://www.cuadernointercultural.com/string-figures/). De momento lo dejo sin traducir.
“Las string figures son como historias; proponen y actualizan patrones para que los participantes los habiten, de alguna manera, en una tierra vulnerable y herida. Mis narraciones multiespecie tratan sobre la recuperación, en complejas historias que están llenas de murientes y vivientes (dying and living), que están tan llenas de finales, incluso de genocidios, como de principios. A la vista del históricamente implacable excedente (surplus) de sufrimiento que padecen los anudamientos de especies compañeras (companion species), no estoy tan interesada en la reconciliación o en la restauración, sino que estoy profundamente comprometida con las más modestas posibilidades de la recuperación parcial y el poder sobrevivir juntos. Llamémoslo staying with the trouble (permanecer en las turbulencias, sobrevivir con los problemas [1]). Y así, busco historias reales que son también fabulaciones especulativas y realismos especulativos. Son historias en las que participantes de múltiples especies, enredados en traducciones parciales y fallidas a través de la diferencia, rehacen formas de vivir y morir adaptadas a florecimientos finitos aún posibles, a recuperaciones aún posibles.” [2016, p. 10]
Hay que decir que la prosa de Haraway es más bien rebuscada, o por lo menos, bastante idiosincrásica, __ especialmente si se compara con la de Smith de una sencillez admirable. No resulta fácil traducir lo que escribe. Ocurre con Haraway como por ejemplo con Deleuze y Guattari: aprender a leerla-comprenderla es casi como aprender a leer y escribir en un nuevo lenguaje de programación: sus palabras son especiales, muchas de ellas inventadas, incluso su sintaxis es diferente. Muchas de sus palabras son necesariamente nuevas porque presentan conceptos o metáforas nuevas o usadas de una manera diferente. Anna Tsing, colega de Haraway, llamaba la atención en una conferencia reciente, sobre la imaginación con que la profesora Haraway usa las palabras, para producir otros mundos y otras formas de conocimiento [2]. La autora caracteriza su propio trabajo de escritura como sf, que es acrónimo de science fiction (ciencia ficción), pero también de speculative fabulations, speculative feminism, string figures, y algunas cosas más. A mi personalmente, en ocasiones su lenguaje me resulta muy sugerente, haciéndome pensar efectivamente de una manera diferente; en otras, sin embargo, no me parece que funcione tan bien. Con el tiempo tal vez, algunas de sus expresiones y modismos se hagan más normales, como en parte ha ocurrido con Deleuze y Guattari o a Foucault, por mencionar a algunos autores preferidos.
Chthuluceno
“Chthuluceno es una palabra simple [3]. Es un compuesto de dos raíces griegas (khthon y kainos) que juntas dan nombre a un tipo de tiempo-lugar para permanecer en las dificultades de vivir y morir en responsa-abilidad en un planeta dañado. Kainos significa ahora, un tiempo de comienzos, un tiempo actual (ongoing), para la frescura. Nada en kainos tiene que significar pasados, presentes o futuros convencionales. No hay nada en los comienzos de los tiempos que insista en borrar lo que vino antes, o, incluso, en borrar lo que venga después. Kainos puede estar lleno de herencias, de recuerdos, y lleno de cosas venideras, de cuidar lo que aún pueda ser. Escucho kainos en el sentido de una presencia actual y densa, con ramificaciones que infunden todo tipo de temporalidades y materialidades.”
“Los chthónicos (así los esribe Haraway, aunque probablemente en castellano debiera escribirse ctónicos) son seres de la tierra, antiguos y del último minuto. Imagino a los chthónicos como repletos de tentáculos, sensores, dedos, colas, patas de araña y pelo rebelde. Los chthónicos juegan y retozan en el humus multibicho (multicritter; _ critter que traduzco por bicho es otra de las palabras clave de Haraway en este libro) pero no tienen relaciones con el Homo que mira al cielo [4]. Los chthónicos son monstruos en el mejor sentido; demuestran, y ponen en práctica el sentido material de los procesos de la tierra y los bichos. También demuestra y ponen en práctica consecuencias. Los chthónicos no son seguros, no tienen relación con los ideólogos; no pertenecen a nadie; se retuercen y se deleitan de múltiples formas y con múltiples nombres en los aires, las aguas y lugares de la tierra. Hacen y deshacen; son hechos y deshechos. Son los que son. No es de extrañar que los grandes monoteísmos del mundo en sus formas religiosas y seculares hayan intentado una y otra vez exterminar a los chthónicos. Los escándalos de los tiempos llamados el Antropoceno y el Capitoloceno son las últimas y más peligrosas de estas extraordinarias fuerzas. Vivir-unos-con-otros y morir-unos-con-otros potentemente en el Chthuluceno puede ser una fiera respuesta a los dictados tanto del Anthropos como del Capital.” (2016: 2)
Thougthlessness / el no-pensamiento
“En esta renuncia al pensamiento reside el tipo particular de banalidad del mal que podría hacer real el desastre del Antropoceno, con sus genocidios y especicidios masivos. El desenlace, sin embargo, está aún en juego; ¡pensemos que tenemos (que hacerlo); tenemos que pensar! (think we must; we must think [5]) […] Arendt insistía en que el pensamiento era profundamente diferente de lo que podemos llamar conocimiento disciplinar o ciencia basada en la evidencia, o de la clasificación de verdad y creencia, hecho y opinión, bueno y malo. Pensar, en el sentido de Arendt, no es un proceso de evaluación de información y argumentos, de establecer si tenemos razón o estamos equivocados para juzgarnos a nosotros mismos o a otros como detentadores de la verdad o sujetos a error. Todo eso es importante, pero no era lo que Arendt tenía que decir sobre el mal del no-pensamiento – de la inconsciencia (thoughtlessness) –, que yo quiero cuestionar en relación con la conjunción geohistórica que se viene llamando Antropoceno.”
Arendt fue testigo en la persona de Eichmann no de un monstruo incomprensible, sino de algo mucho más pavoroso – lo que vio fue la inconsciencia, la falta de pensamiento (thoughlessness) más normal y corriente. Esto es, allí había un ser humano incapaz de hacerse presente a sí mismo aquello que estaba ausente, lo que no era él mismo, aquello que es el mundo es en su puro no-ser-uno-mismo y lo que pide estar presente de aquello que no es uno mismo. Allí había alguien que no podía ser un caminante (wayfarer), que no podía enredarse, que no podía seguir los rastros de los vivientes y murientes, que no podía cultivar la responsa-abilidad, que no podía hacer presente a sí mismo lo que estaba haciendo, no podía vivir en consecuencia o con consecuencia, que no podía compostarse. Importaba la función, importaba el deber, pero el mundo no importaba a Eichmann. El mundo no importa en el no-pensamiento ordinario. Los espacios vaciados se rellenan por completo con información y evaluaciones, determinando amigos y enemigos, atareándose sin parar con actvidades; la negatividad, el vaciado de esta positividad, desaparece, un asombroso abandono del pensamiento. Esta cualidad no era una falta o defecto emocional, una falta de compasión, aunque seguro que esto también era cierto en Eichmann, sino una más profunda rendición a lo que llamaría inmaterialidad, inconsecuencialidad, o, en el idioma de Arendt y también el mío, no-pensamiento. Eichmann estaba astralizado, exiliado del desorden, de la confusión (muddle) del pensamiento, estaba en la práctica del business as usual se tartara de lo que se tratara. Para Eichman y sus herederos – ¿nosotros? – no había manera de que el mundo pudiera convertise en un asunto de cuidados (a matter of care). El resultado fue la participación activa en un genocidio.” (2016: 36)
Simpoiesis
No comento nada sobre lo anterior; ne me parece que necesite de demasiada glosa. Para cerrar sólo plantear el concepto harawayano de simpoiesis, que de manera sencilla significa hacer con otros – en cierto modo como el DIWO / Do It With Others que se ha usado en otras ocasiones. Simpoiesis, sin embargo, concepto deudor de la bióloga Lynn Margulis, – también autora de la teoría de Gaia -, se enuncia específicamente en contraste con la famosa autopoiesis de Maturana y Varela (2016: 58). Lo que Haraway se propone poner en valor es la idea, o la realidad, de que ningún ente se produce a sí mismo solo, __ sino que siempre lo hace componiéndose con otros, junto con otros, en devenires-con (becoming-with), en procesos de worlding-with, haciendo-mundos-con, – en marcos-entornos que no están nunca cerrados ni limitados. Algo parecido a lo que decían Deleuze y Guattari; Haraway no está distante de ellos. Simpoiesis y el concepto hermano de simbiogénesis se contrastan con y cuestionan también el modelo presuntamente avanzado del individuo y su entorno de la cibernética batesoniana, la ecología y quizás incluso el urbanismo que podríamos llamar lefebvrista… Aquí lo dejo. Vale.
[1] Mi colega Pablo de Soto en su tesis doctoral que tiene a Haraway como uno de sus referentes principales traduce staying with the trouble como viviendo con el problema, que es parte del título de la mencionada tesis: Antropoceno, Capitolceno, Chthulueno. Viviendo con el problema en Fukushima… Aunque habíamos estudiados muchos a la Haraway del Manifiesto Cyborg (1991), debo a Pablo mi interés renovado por esta nueva etapa del trabajo de la profesora de UC Santa Cruz.
[2] Anna Tsing, 2014, presentación de la conferencia de Donna Haraway, Anthropocene, Capitalocene, Chthulucene: Making String Figures with Biologies, Arts, Activisms, Aarhuis: https://www.youtube.com/watch?v=CHwZA9NGWg0
[3] Escucho en el vídeo de arriba que el empaquetamiento de consonantes chth se pronuncia más o menos como una z en castellano: https://youtu.be/CHwZA9NGWg0?t=10m39s
[4] Aunque no estoy seguro de que esté en la etimología, desde la Antigüedad grecolatina se describe al hombre en tanto que anthropos como el animal que mira al cielo. Esta es una de las metáforas centrales de Haraway en este libro, reivindicar en su lugar los critters, los bichos – entre los que incluye a los humanos -, las cosas, que miran y viven en la tierra – que suele escribir así, con minúsculas.
[5] La expresión think we must, must we think, que Haraway repite en el libro, recuerda el lema latino usado por Negri y Hardt hace unos años, sapere aude, aude sapere, esto es, atreverse a saber, saber atreverse.
#referencias
Donna Haraway, 2016, Staying with the Trouble. Making Kin in the Chthulucene, Duke University Press, Durham
Otro post en este blog sobre Staying with the Trouble y la actualización de la idea de cyborg que la autora hacer allí:
https://arquitecturacontable.wordpress.com/2018/07/29/haraway-cyborg-reload/
Este mismo post formaba parte de otro más amplio en el que se reunía con una reseña de Zadie Smith:
https://arquitecturacontable.wordpress.com/2017/05/03/mujeres-pensando-y-escribiendo-zadie-smith-y-donna-haraway/
1 comentario en “Algunos comentarios sobre Staying with the Trouble / Seguir con el problema de Donna Haraway”