El debate sobre el valor – comentarios sobre el nuevo libro de Mariana Mazzucato

El debate sobre el valor – comentarios al hilo del nuevo libro de Mariana Mazzucato

José Pérez de Lama, versión beta

Reseña de: Mariana Mazzucatto, 2018, The Value of Everything- Making and Taking in the Global Economy, Allen Lane – Penguin Random House

Something is rotten in the theory of value.

Un libro sin duda muy interesante, de una de las grandes economistas globales ¿emergentes?, ¿de moda? -, que como se subraya en su portada recibió el premio Leontieff al Avance de las fronteras del pensamiento económico en su edición de 2018 [1] – es de suponer que por su anterior libro, El estado emprendedor, que también reseñamos en este blog hace unos meses (David Patiño, 2018).

Como sugería la cita introductoria y también el título, el libro trata del valor (económico…) en la economía digital y global actual. La autora da cuerpo a lo largo del libro de forma rigurosa a la sospecha más o menos general de que algo no funciona del todo bien con cómo se considera el valor en nuestras economías. Los ejemplos de la extraña consideración del valor son múltiples, pero citemos para empezar algunos ejemplos: cuando el gasto en arreglar un desastre ecológico se considera como producción de valor (esto es, hace aumentar el PIB, o GDP en inglés); o cuando las actores económicos que obtienen mayores beneficios son, entre otros, los financieros, cuya contribución a la creación de valor – en la crisis, en la burbuja inmobiliaria, o cuando apuestan con sus productos financieros contra la recuperación de un país en crisis, como ocurriera con Grecia o España hace pocos años – resulta bastante inexplicable para la mayoría de la gente – (algo más detallado sobre esto más adelante).

La interesante posición desde la que la autora enuncia sus ideas

El libro me ha resultado positivamente sorprendente. Y no tanto por el contenido, con el que en su mayor parte estaba familiarizado (del estudio de lo que podría llamarse los pensadores del General Intellect y el capitalismo cognitivo – Negri, Hardt, Corsani, Bifo, Mason… – y de los críticos de la economía digital – Morozov, Wark, Benkler – y la economía financiera – Torres & Navarro, Varoufakis, Pettifor, Harvey, Sassen, por citar a unos pocos de cada área); sino más bien por el tono, la estructura y, creo que especialmente, por la posición desde la que la autora enuncia su discurso. Frente a la mayoría de los anteriores autores que escriben desde posiciones que seguramente son fácilmente calificadas de radicales o marginales, Mazzucato parece hacerlo, hasta cierto punto, desde el centro del sistema: es una casi-estrella mediática, sus libros se promocionan como best-sellers y dirige un instituto sobre políticas públicas e innovación en una prestigiosa universidad londinense, que como detalle ilustrativo puede mencionarse que cuenta con 26 premios Nobel entre antiguos alumnos y profesores.[2] En especial, el tono de su discurso no es para nada académico o difícilmente especializado. Al contrario, el libro se lee en un par de tardes, y si acaso – al menos a mí, seguramente (mal)acostumbrado a los autores mencionados – me ha llegado a parecer casi superficial; aunque el aparato de notas y la bibliografía ocupan casi 100 páginas, aproximadamente un cuarto del libro. Una ligereza engañosa… O una aproximación a este tipo de escritura tácticamente inteligente y diferente. Salvando las diferencias, la posición desde la que Mazzucato enuncia se discurso podría casi compararse con la del propio J.M. Keynes…

El argumento: ¿producción o extracción de valor?

Tratando de ir al grano. El argumento lo resumiría de la manera siguiente. La forma en que la actual economía estima el valor es muy disfuncional, beneficiando a algunos de manera extraordinariamente desproporcionada – aquellos sectores o actores cuya actividad se considera más valiosa – y perjudicando al resto. Entre los beneficiados estarían las finanzas más posmodernas y ciertas “industrias” que tiene una importante relación con la innovación tecnológica, entre otras, “Silicon Valley” y las farmacéuticas. Entre los «perjudicados,» Mazzucato estudia particularmente la contribución del sector público a la creación de valor y cómo ésta es significativamente minusvalorada o directamente ignorada. La percepción dominante del valor está tan distorsionada que, en ocasiones, argumenta la autora, se considera creación de valor lo que a su juicio es extracción o destrucción de valor. Los ejemplos son conocidos: las típicas operaciones de Private Equity (adquisición de empresas) o similares en las que un grupo inversor se hace con el poder en una empresa, la va desmontando, vendiendo las partes que funcionan mejor, despidiendo empleados, descapitalizándola, cargándola de deudas, para finalmente venderla o declararla inviable, no sin antes haber obtenido numerosas ayudas públicas y ventajas fiscales y haberse llevado pingües beneficios. Mazzucato cita ejemplos del RU, pero seguro que conocemos bastantes casos más próximos.

Ante esta situación la autora propone en primer lugar reconstruir la percepción académica y social del valor, y a continuación establecer nuevas políticas públicas para transformar la economía en torno a esta nueva idea de valor, construir mercados que favorezcan esa nueva idea de valor, que reconozcan y estimulen la producción de valor desde el sector público (educación, políticas tecno-científicas, infraestructuras, salud, cuidados, transición verde…), que estimulen la inversión a largo plazo, que redistribuyan de una manera más justa el valor de la innovación y las plataformas tecnológicas…

Si bien la autora dice claramente que el objetivo del libro se limita a plantear la necesidad de una discusión colectiva para la redefinición del valor en economía, el libro desarrolla muy bien algunas de las bases para esta discusión. En este comentario me extenderé un poco más en los primeros capítulos donde plantea cuestiones más teóricas, de economía política.

Aproximación a los contenidos: historias de la teoría del valor

Tras la introducción, siguen dos capítulos en los que se expone sucintamente la historia de la teoría del valor, que divide en dos etapas; la primera sería la de los economistas clásicos, entre los que se incluye a Marx, la segunda la de los neoclásicos, los teóricos del marginalismo – la escuela económica que se inicia a finales del XIX pero que continúa hoy representando la ortodoxia hegemónica, tanto en los centros de formación en investigación como en las prácticas políticas.

En la primera etapa, donde presenta las ideas de Quesnay, Smith, Ricardo y Marx, la teoría del valor era importante. El debate moderno comienza, afirma la autora, cuando los países (Francia en primer lugar) tratan de entender primero, como se reproducen la vida y la sociedad en el país a través de su actividad – esto me pareció muy interesante. Quesnay y su escuela, los fisiócratas, identificaron en la agricultura la posibilidad de esta reproducción: los agricultores eran para los fisiócratas los que producían los alimentos necesarios para la sociedad en su conjunto, así como  los excedentes a partir de los cuales los otros grupos sociales – propietarios y artesanos – desarrollaban sus propias actividades. Curiosamente, según explica Mazzucato, Quesnay no consideraba como grupo productivo a los artesanos, sino que los consideraba sólo transformadores de los excedentes producidos por los agricultores.

Con este caso, Mazzucato introduce el concepto de production boundary – o frontera productiva, que definiría las actividades que cada sociedad y/o teoría consideraba productivas y las que no. La evolución en el tiempo de esta production boundary es un argumento central del libro. Cada época lo define de manera diferente según su organización económica y la percepción de ésta (¿de sus clases dominantes?), con lo que la autora nos invita a deducir que hoy sería viable, además de necesario, hacer una redefinición de cuales son las actividades productivas y no productivas en la actualidad. Esta aproximación a diferentes realidades económicas en tanto que construcciones sociales, me hace relacionar a la autora con la llamada escuela institucionalista (Veblen, Galbraith), algo que sin embargo nunca llega a ser mencionado.

Volviendo al desarrollo del libro, Smith incluirá la industria en la categoría de los productivo; y Marx introducirá los servicios y en cierto grado lo que llama la autora la esfera de la circulación que incluiría a los comerciantes y las finanzas.

La clave común de la teoría del valor en todos los autores clásicos, subraya la autora, es la de considerar que el valor de un producto o mercancía se deriva de sus costes de producción, y entre estos, del trabajo invertido en producirla. El énfasis en este último aspecto, es lo que da el nombre a la teoría del valor-trabajo, asumida por Ricardo, y desarrollada con sus propios matices por Marx.

La cuestión de la renta

Un último aspecto a destacar en el pensamiento de los clásicos es el de la renta, que Mazzucato también utilizará como otro de los argumentos, o quizás categorías, centrales de su propio análisis. La renta preocupaba a los neoclásicos, – Smith, Ricardo, Marx -, por ser la forma característica del beneficio de las clases dominantes de la época, precisamente en forma de la renta de la tierra (agrícola). Mazzucato afirma en un par de ocasiones, que cuando Smith hablaba de una economía de libre mercado, ¡se refería ante todo a una economía libre de renta! En su influyente análisis de la renta Ricardo la relaciona con un beneficio que se deriva de una situación de monopolio: al ser un bien escaso y necesario, los propietarios están en situación de extraer un beneficio sin participar activamente en el proceso de producción. Tanto Mazzucato como otros autores señalan, efectivamente, este tipo de situación como una característica de la actual economía: en su caso llama la atención su análisis desde la perspectiva de la renta y el monopolio de la actividad de las grandes empresas tecnológicas.

Valor o precio: los marginalistas o neoclásicos

El segundo período de la teoría del valor sería, como decía, el de la economía neoclásica. En este sentido más que existir propiamente una teoría del valor, explica la autora, este debate desaparece, y lo que lo sustituye es una teoría del precio, la conocida historia de la oferta y la demanda, y la menos conocida por los no especialistas del valor marginal, la utilidad marginal, etc. Como es frecuentemente comentado, la economía política deja de llamarse así para pasar a llamarse simplemente economía, enfocando su atención sobre las pequeñas diferencias (el margen), que definiría el ámbito de lo que se suele denominar microeconomía. El valor de una mercancía desde esta perspectiva será el que obtenga en el mercado, independiente ya, del trabajo o los costes que se hayan invertido en su producción: la alta costura, la electrónica de alta gama tipo Apple, las medicinas para el tratamiento de la hepatitis C o el precio de un loft en Manhattan, representarían de algún modo esta idea de valor. Mazzucato, no se si acertadamente o no, dice que el valor pasa de ser objetivo a ser subjetivo. Básicamente, si algo obtiene un precio en el mercado, esto es, se vende, encuentra un comprador, ya sea un instrumento financiero que apuesta por la subida de la prima de riesgo de un país en crisis, la economía neoclásica considera que crea valor – aunque a la mayoría nos sea difícil explicar cuál pueda ser el valor que aporta y aunque a los mortales comunes no-economistas nos pueda parecer un disparate.

El cálculo del PIB como instrumento performativo

El siguiente capítulo ha sido el más interesante para mí en esta primera lectura. Se dedica a estudiar cómo se ha venido midiendo la riqueza de las naciones, más precisamente, a través del cálculo del llamado Producto Interior Bruto (Gross Domestic Product, GDP, en inglés). Y cómo esta medición se ha ido transformando en el tiempo, incorporando interesantes cambios, desde que se empezara a usar con estándares internacionales compartidos tras la Segunda Guerra Mundial. El SNA, System of National Accounts, es establecido por la ONU en 1953 como un marco de estándares para medir el valor añadido generado en la producción, permitiendo homogeneizar y comparar las economías nacionales de diferentes países. El PIB, como sabemos, es la principal herramienta que se usa para tratar de evaluar cómo va la economía de un país: si el PIB crece, en un porcentaje en torno al 3% o superior, se considera que el país va bien; si se dan porcentajes por debajo de esta cantidad y estos se extienden en el tiempo se considera que el país está en recesión o cuando se hace más grave, en crisis. Lo interesante, nos llama la atención Mazzucato, no es sólo que sea un instrumento de medición, sino que además es un instrumento para el diseño de las políticas públicas económicas y fiscales. En tanto que éstas tratan de fomentar el crecimiento, resulta fundamental qué actividades son las que el GDP considera que constituyen crecimiento y cómo son computadas. O de otra manera, aquellas actividades que se consideran creadoras de valor son incluidas en el cálculo del PIB y por tanto apoyadas y promovidas, mientras que las que no se consideran así, no lo son; y por tanto no son tenidas en consideración en las políticas públicas y son invisibilizadas: en este extremo, el caso del trabajo doméstico es uno de los más conocidos. La literatura sobre el asunto es extensa, y no la conozco bien, pero creo que aún así  la aproximación y los matices aportados por Mazzucato son de gran interés.

Por un lado, explica cómo el PIB no es algo perfectamente objetivo, que se derivase de una teoría sólida y sin fisuras, sino que es más bien una construcción bastante precaria, en las que unas cuestiones se justifican de una manera y responden a unos ciertos principios, otras de otra diferente, y otras más son estimaciones que parecieron razonables a sus diseñadores incluso contradiciendo sus principios más claros, – en este caso estarían las maneras en que se estiman las aportaciones del sector público al PIB, al que no se atribuye valor añadido salvo el de los salarios públicos – si no lo he entendido mal. En tanto que construcción social, el PIB se ha ido modificando y se puede modificar para promover unas u otras actividades…

El segundo aspecto que destaca la autora, y que más me ha llamado la atención es el caso específico de la banca y las finanzas. Hasta los años 80, en el cálculo del PIB se estimaba que las finanzas hacían muy limitadas aportaciones a la creación de valor, considerando que la actividad no era propiamente productiva sino intermediadora. A partir de esta década se incorporan progresivamente al PIB los beneficios de la banca, (el análisis de Mazzucato se centra en RU y EEUU, pero entiendo que será una cuestión global), de manera que operaciones que desde puntos de vista convencionales consideraríamos depredadoras o puramente extractivas, pasan a ser consideradas productivas.

El efecto de cambios como éste, según Mazzucato, es que el sector financiero, pasa así, formalmente, de ser considerado como un sector intermediador a ser percibido como uno de los motores productivos, adquiriendo una nueva posición en el sistema económico que le permite reclamar políticas públicas o fiscales que lo favorezcan porque redundan en beneficio de la prosperidad general (teórica) representada por el PIB; políticas que lógicamente detraen recursos y esfuerzos de otros sectores productivos, y más aún, de los que ni siquiera se incluyen en el PIB, por no considerarse productivos, como puedan ser el de los cuidados y la reproducción social más en general. Para Mazzucato se estaría dando la paradoja de que estemos contabilizando en el PIB como actividades productivas, y apoyándolas en consecuencia, actividades que en realidad extraen valor en lugar de crearlo, o que incluso lo destruyen. (Me temo que el argumento no lo he acabado de reproducir del todo bien, pero la autora lo hace de forma convincente, con datos y ejemplos; – y cómo siempre si alguien se quiere enterar bien no habrá más remedio que leer el libro y seguramente seguir estudiando por el camino señalado.)

Las grandes actividades extractivas: ¿finanzas e innovación?

Hecha esta introducción teórica, la parte central del libro se dedica al análisis de dos sectores económicos que para Mazzucato serían actualmente extractores y destructores de valor, y que, sin embargo, se vienen considerando como las principales instancias de producción de valor. Esto serían el sector financiero y el sector tecnológico (en particular el de las grandes empresas de la economía digital y el farmacéutico).

La idea de renta, la extracción de valor sin trabajo productivo (sin ser “creador de valor” en la jerga de Mazzucato), sino debida a una posición de monopolio, (o a una relación de fuerzas, quizás diría yo) es central en esta parte. En el capítulo titulado Extrayendo valor a través de la economía dela innovación, se lee a la autora con más soltura; – se ve que es su tema principal, que ya desarrolló en su libro anterior. Aunque la mayor parte de los argumentos son conocidos – al menos para mí – de los pensadores del General Intellect, el capitalismo cognitivo y los commons, éstos están bien expuestos para un público “no militante.” Destaca lo que creo que viene siendo su principal aportación: que la innovación de los mitificados genios científicos y financieros de Silicon Valley y de la industria farmacéutica es en gran medida deudora de la investigación básica fuertemente financiada por el estado, que es el actor que asumió los principales riesgos del proceso. Y que por tanto, buena parte de la narrativa del emprendimiento visionario y aventurero tiene una dimensión muy sesgada y mixtificadora. De nuevo, como en el caso de las finanzas, Mazzucato confiere una gran importancia a los discursos y narrativas, tanto académicos  como del main stream, pues estos sirven de base y justificación para el establecimiento de políticas públicas y fiscales, que no se corresponderían para la autora con la contribución real de unos y otros. Los héroes emprendedores, los grandes creadores de valor, dice Mazzucato, no lo serían tanto, si no se hubieran puesto en pie sobre hombros de gigantes como la financiación pública de la investigación, la educación, las infraestructuras, o la sociedad en su conjunto.

El sector público infravalorado

Aproximándonos al final, el contenido cambia de signo y encontramos el capítulo titulado Infravalorando el sector público, que también enlaza directamente con el libro anterior. Mazzucato creo que demuestra que toda la narrativa o mitología sobre el sector público en tanto que ineficaz, improductivo y derrochador es significativamente sesgada – aunque, eso sí, como la percepción en positivo de las finanzas y la innovación, esté fuertemente apoyada por la sucesión de premios Nobel de Economía a lo largo de las últimas décadas del siglo XX, – que han ido dando justificación al adelgazamiento de los estados, las privatizaciones, etc. En opinión de Mazzucato, esta miología, además, da lugar a una falta de confianza por parte de los propios políticos y trabajadores públicos en su propia actividad y capacidad. Frente a esto, la autora expone algunos casos que explican cómo el sector público crea valor de manera sobresaliente, aunque éste sea siempre menospreciado: desde la educación a las infraestructuras… y presenta algunos casos que demuestran cómo lo público tuvo un papel de liderazgo en la creación de valor y la dirección del desarrollo en nuestras sociedades: desde el New Deal y la WPA en el período de entreguerras en EEUU, a la creación del sistema de salud universal en el Reino Unido (en la década de 1950), a la organización de la misión lunar en EEUU, al desarrollo de toda la investigación que daría lugar a las revoluciones digitales – de los transistores, a Internet, pasando por el GPS o la telefonía móvil…

El estado emprendedor

La conclusión de Mazzucato, como se anticipaba al principio, es que debemos hacer una redefinición del valor en nuestras economías, que esta redefinición debe basarse en una idea de valor relacionada con aquello que mejora la vida social y no sólo con el beneficio económico de unos pocos, y que, a partir de esta redefinición colectiva del valor, necesitamos diseñar nuevas políticas públicas, para transformar los mercados en tanto que construcciones sociales (Polanyi) y promover proyectos socio-económicos necesarios, cuando no urgentes, como son la transición energética-medioambiental y todos aquellos que contribuyen a la sostenibilidad de la vida (creo que no lo enuncia así Mazzucato, sino que se refiere más bien a una economía de los cuidados ). Y que todo esto es posible hacerlo.

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Comentario y preguntas: ¿el valor como relación de poder?

Como una primera valoración rápida y personal, diría que el libro plantea preguntas muy oportunas y líneas de trabajos que me parecen de enorme interés, _ y que lo hace poniéndonos del lado de las pasiones alegres, como diría Spinoza, algo que para mí es fundamental en estos tiempos de desesperanza y desamparo. Y que merece, mucho, ser estudiado y discutido.

Como crítica: que este debate del valor no está más que esbozado, y que es enunciado de una manera que me resulta bastante sorprendente: por un lado conecta de manera directa con la intuición; por otro, sin embargo, me resulta aún poco articulado conceptualmente, moviéndose algo difusamente entre la economía y la vida, entre un aparato técnico y nuestra percepción no técnica, filosófica o existencial, de una manera que no se si es virtud o es defecto.

Su definición de valor: “Por creación de valor me refiero a las maneras en que diferentes tipos de recursos (humanos, físicos e intangibles) son establecidos e interactúan para producir nuevos bienes y servicios. Por extracción de valor me refiero a las actividades que se focalizan en mover de un lado a otro distintos recursos y outputs, obteniendo beneficios desproporcionadamente del intercambio implicado. … En el libro uso riqueza (wealth) y valor (value) de manera casi intercambiable. … Uso valor en términos del proceso por el que la riqueza es creada – es un flujo. Este flujo por supuesto tiene como resultado cosas concretas, bien tangibles (una barra de pan), bien intangibles (nuevo conocimiento). Riqueza, en cambio, es considerada como la acumulación del valor ya creado…” (pp. 6-7)

Si comparamos lo anterior, por ejemplo, con la definición de Harvey-Marx del valor y el capital en el sistema de producción y acumulación capitalista,[3] al menos a mí me resulta extremadamente general y quizás, incluso, ingenuo. Se trataría, no obstante, de lo que suelo llamar una «definición inclusiva», una que no trata tanto de determinar un límite lo más preciso posible a lo definido, sino más bien lo contrario, establecer un espacio conceptual en el que puedan caber y relacionarse muchas cosas diferentes. Así,  creo que podría pensarse como un buen primer  paso para empezar a definir algo de nuevo.

Por último, de momento, destacar quizás algo que Mazzucato no dice explícitamente. La autora aborda la cuestión refiriéndose a la dimensión performativa de los discursos: lo que decimos produce realidad. Sin embargo, el argumento también nos invita a situar la cuestión del valor, siempre en mi opinión, en el marco de las relaciones que Foucault describió como saber / poder. Uno afirmaría, y creo que Marx estaría de acuerdo, que, aunque existan algunos datos objetivos, en última instancia el valor es sobre todo el resultado de una relación de poder: ¿qué parte del valor en un proceso de producción corresponde a los trabajadores, cuál a los organizadores del proceso, cuál a los diferentes agentes del capital?, o ¿por qué prestar dinero para una operación se considera económicamente valioso y cuidar una casa o a unos familiares no? Pero lo que subraya Mazzucato, con su letanía de premios Nobel, teorías y estándares contables, es que estas relaciones de poder también se justifican y apoyan en los discursos teóricos y mediáticos, contribuyendo a hegemonías en el ámbito del pensamiento y la explicación del mundo y, finalmente, a producciones de subjetividades que se convierten en sentido común, actitudes y formas de vida. Y que es en este espacio entre hechos concretos y discursos, interpretaciones y percepciones en el que ocurren las cosas que nos interesan y en el que también se producen los cambios.

Cierro aquí este primer comentario que seguramente, como tantas veces, será muy mejorable. Pero como digo otras veces, me resulta de interés dejar recogidas y compartir las primeras impresiones tras la lectura de un libro que me llega a afectar, – como cuando conoces a alguien -, aunque éstas más adelante vayan a ser matizadas y lleguen a cambiar con el tiempo. Vale.

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*       *

#notas

[1] Anuncio del premio Leontieff 2018: http://www.ase.tufts.edu/gdae/about_us/leontief18_announcement.html

[2] Mazzucato es Professor in the Economics of Innovation and Public Value y fundadora y directora del Institute for Innovation & Public Purpose (IIPP) del University College London (UCL). Según se lee en la web de la institución – https://www.ucl.ac.uk/ -, UCL fue considerada como la décima universidad global en el QS World University Rankings de 2019. Y como ya se ha citado cuenta o ha contado con 29 premios Nobel entre antiguos alumnos y profesores actuales o históricos.

[3] Pueden verse mis posts (2018, 2019) sobre Harvey y Marx en este mismo blog; enlaces más abajo.

 

#referencias

Mariana Mazzucatto, 2018, The Value of Everything- Making and Taking in the Global Economy, Allen Lane – Penguin Random House

____, 2014 [edición original en inglés de 2011],  El Estado Emprendedor. Mitos del sector público frente al privado, RBA, Barcelona.

David Patiño Rodríguez, 2018, Comentario sobre El Estado Emprendedor de Mariana Mazzucato, en este mismo blog: https://arquitecturacontable.wordpress.com/2018/07/12/comentario-a-el-estado-emprendedor-de-mariana-mazzucato/

Sobre Harvey-Marx y teoría del valor en este mismo blog:

Pérez de Lama, 2019, ¿Qué es el capital según Marx? (II) _ nueva síntesis y diagrama de David Harvey, 2017https://arquitecturacontable.wordpress.com/2019/01/11/que-es-el-capital-segun-marx-david-harvey-2017/

____, 2018, El rechazo de la teoría del valor-trabajo por parte de Marx – según David Harvey, https://arquitecturacontable.wordpress.com/2018/08/30/rechazo-teoria-del-valor-trabajo-marx-harvey/

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