La demanda efectiva según Keynes (texto original, traducción anotada)


Imagen: Edición original de la General Theory of Employment, Interest and Money de J.M Keynes (1936): Fuente: http://www.peterharrington.co.uk/the-general-theory-of-employment-interest-and-money.html

Traducción y comentario de José Pérez de Lama

Mucha gente habla de Keynes, pero pocos parecen haberlo leído, en especial su obra principal, La Teoría general del empleo, el interés y el dinero. Por pura curiosidad ante una obra presuntamente tan importante, planteada como respuesta a la crisis de 1929, y que contribuyó a reformular la economía de la posguerra mundial, generadora de uno de los períodos más prósperos de la Historia (en Occidente), traté hace tiempo de leer algunas partes, sin entender casi nada. Más recientemente, la lectura de The Production of Money de Ann Pettifor, que se plantea como una reivindicación bastante didáctica del pensamiento de Keynes, me animó a volver a hacerlo. Y esta vez entendí bastante más.

Todo lo que podamos crear, nos lo podemos permitir

«What we can create, we can afford»

El libro de Pettifor me parece interesantísimo y espero poder comentarlo específicamente en próximos posts. Plantea que muy pocos comprendieron y aún menos comprenden actualmente lo que proponía Keynes: en su interpretación que en una economía en la que el dinero es creado por los bancos – economía bancaria que llama ella – «podemos permitirnos todo aquello que podamos hacer» – al parece palabras del propio Keynes. La clave estaría en la gestión del crédito según los criterios del bien general, y no su gestión en beneficio de las élites bancarias, financieras y políticas. El crédito, o dinero bancario así gestionado, debería dedicarse a inversiones que generen empleo e ingresos (para la población en su conjunto: salarios + beneficios empresariales)… Habrá que explicarlo más detalladamente… Pero el concepto keynesiano de demanda efectiva y su análisis constituyen la base de esta idea; __ que es introducida, en cuanto que elemento central de su teoría, en el capítulo tercero de la Teoría general, que me he entretenido en traducir; para comprenderla mejor en el proceso.

Llama la atención en general, la relativa oscuridad del texto de Keynes – a pesar de su fama como buen escritor. Según lo que cuenta en los primeros capítulos, trataba de dirigirse a los economistas académicos y profesionales – e hipotetiza uno que Keynes pensaría que era en ese campo donde se daba el verdadero debate sobre las políticas económicas que realmente se aplicaban – al menos en su tiempo; __ ¿una mezcla entre elitismo y pragmatismo, quizás? Y aún así este tercer capítulo dónde plantea sus principales hipótesis resulta bastante inteligible. He añadido títulos para los apartados, algunos comentarios míos (en azul) en las partes que me resultan menos claras o comprensibles – como aficionado – que espero puedan servir de ayuda a posible lectores, aficionados como yo. Igual la mejor estrategia de lectura, para aquell*s que os animéis a leerlo…, será la de saltarse los comentarios, salvo en los casos que haya algo que no se entienda del todo; y ver si en ese caso os fueran de ayuda. También incluyo algunos diagramas que he hecho para tratar de comprender mejor lo que se propone.  Finalmente, señalar que he tratado de poner el nombre original en inglés.  -al lado, entre paréntesis -, de cada término o concepto propuesto por JMK. ¡Va pues!

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The General Theory of Employment, Interest and Money. Capítulo 3. El principio de Demanda Efectiva

John Maynard Keynes (1936)

Fuente del original en inglés: https://www.marxists.org/reference/subject/economics/keynes/general-theory/ch03.htm

Sección I

Necesitamos, para empezar, algunos términos que se definirán más tarde con precisión. En un estado dado de la técnica, los recursos y los costes, el empleo por parte de un empresario (entrepreneur) de un volumen dado de trabajadores (labor) le supone dos tipos de gasto: primero, las cantidades que paga a los factores de producción (excluyendo lo que paga a otros empresarios) por los servicios que prestan, que llamaremos el coste de los factores (salarios * ) del empleo en cuestión; y segundo, las cantidades que paga a otros empresarios por lo que tiene que adquirir de éstos junto con el sacrificio en que incurre por el empleo de los equipamientos (equipments) en lugar de dejarlos en desuso, que llamaremos el coste de usuario del empleo en cuestión. [nota 1 del autor]

* A alguien acostumbrado a llamar salarios, capital variable o coste de la fuerza de trabajo a esta parte del proceso le llama la atención este nombre de coste de los factores de producción, aunque entiendo que es convencional en la economía neoclásica; __ nos da una primera idea de la perspectiva general del autor, que como él mismo decía es más bien conservadora. Lo que Keynes denomina user cost sería el equivalente al capital fijo de Marx.

El exceso del valor del output resultante (producción) respecto de la suma de los costes de sus factores de producción y costes de usuario es el beneficio (profit) o, según lo vamos a llamar, el ingreso (income) del empresario.

El coste del factor de producción es, por supuesto, la misma cosa, mirada desde el punto de vista del empresario, que lo que los factores de producción consideran como sus ingresos (income: wages).

Así el coste de los factores y el beneficio del empresario componen, juntos, lo que vamos a definir como ingreso total (total income) resultante del empleo proporcionado por el empresario.

El beneficio del empresario así definido será, como debiera ser, aquella cantidad que trata de maximizar, cuando está decidiendo que cantidad de empleo ofrecer. A veces es conveniente, cuando lo contemplamos desde el punto de vista del empresario, llamar resultado (proceeds) de un cierto empleo al ingreso agregado resultante de esa cantidad determinada de empleo.

* Esto que puede parecer lioso a los aficionados es una de las claves de la Teoría; el resultado que se obtiene (proceeds) de poner a trabajar una cierta cantidad de empleo es el ingreso agregado, igual al beneficio del empresario + los salarios de los trabajadores. Veremos a continuación por qué interesa  a Keynes esta manera de describir el proceso.

Definición de oferta agregada

Por otra lado, el precio de la oferta agregada (aggregate supply price, precio agregado de venta de la producción) [nota 2 del autor] correspondiente a una cierta cantidad de empleo es la expectativa de ingresos (proceeds) que hará que al empresario le merezca la pena el esfuerzo de proporcionar esa cierta cantidad de empleo. [nota 3 del autor]

*

Sigue, que en un estado dado de la técnica, los recursos y el coste unitario de los factores de producción, la cantidad de empleo, tanto en cada empresa individual e industria individual como en el conjunto (aggregate), dependerá de la cantidad de ingresos (proceeds; beneficios + salarios) que los empresarios esperen recibir del correspondiente output (producción). [nota 4 del autor] Pues los empresarios tratarán de fijar la cantidad de empleo en el nivel en el que esperen maximizar el exceso de los ingresos (proceeds) respecto del coste de los factores.

* Un poco confuso aquí entre los diferentes incomes y proceeds: “excess of proceeds over factor costs» es decir lo mismo que las ganancias o plusvalía en Marx, pero expresado de manera algo enrevesada.

*

Definición de demanda agregada

Sea Z el precio de la oferta agregada (aggregate supply price) del output correspondiente al empleo de N personas, expresándose la relación entre Z y N como Z=Φ(N), que puede denominarse la Función de Oferta Agregada (Aggregate Supply Function). [nota 5 del autor] De manera similar, sea D el ingreso (proceeds) que los empresarios esperan recibir del empleo de N personas, expresándose la relación entre D y N como D = f(N), que puede denominarse la Función de Demanda Agregada (Aggregate Demand Function).

N = número de personas empleadas, empleo


Z = Oferta (supply) agregada

Z = Φ(N); función de la oferta agregada


D = Demanda agregada

D = f(N); función de la demanda agregada

* Z, (precio de) la oferta agregada, sería el precio en el mercado de la producción generada por una cantidad de empleo dada,  sin incluir la parte proporcional del capital fijo; (ver nota 3 del autor); D, según lo define el autor, es la expectativa de ingresos por parte de los empresarios correspondiente al producto asociado a esa cantidad empleo (igualmente sin incluir la parte proporcional del capital fijo); aquélla cantidad de dinero que consideran justamente adecuada para que les merezca la pena el esfuerzo de emplear esa cantidad N de personas…Se verá más adelante el interés de estas extrañas maneras de describir oferta y demanda. Lo interesante de momento es que ambas las pone como funciones de N, del número de personas empleadas; siendo el principal objetivo de la Teoría general, el de resolver el problema del desempleo en el momento en que se enuncia, aún en proceso de recuperación del Crash de 1929.

* El objetivo de descontar los costes de producción (nota 3 de autor) se intuye que tiene que ver con que pretende saber el dinero disponible para el consumo en una cierta economía/sociedad (bienes de consumo y de bienes de capital), en relación sobre todo con el empleo asociado, N. La idea entonces es más o menos clara; el dinero, income, resultante de los procesos de producción debe ser capaz de comprar la oferta en el mercado… La cantidad de empleo, N, se incluye de manera implícita incorporada en ambas funciones, como precio del producto y como parte de los ingresos disponibles para el consumo.

Entonces, si para un valor dado de N los ingresos esperados son mayores que el precio de la oferta agregada, esto es, si D es mayor que Z, habrá un incentivo para lo empresarios a incrementar el empleo más allá de N y, si fuera necesario, para subir los costes (salarios) compitiendo unos empresarios con otros por los factores de producción (trabajadores), hasta alcanzar el valor de N para el que Z se hace igual a D.

* Aparentemente es una perogrullada – o tautología por decirlo más finamente: si hay más demanda (en precio), se aumentará el empleo para producir y vender más; lo que pasa es que Keynes parece invertir los nombres… y eso debe ser lo interesante… además de que las funciones que los definen, creo que incorporarán a continuación ciertas condiciones que será lo que lo hará relevante…

Definición de demanda efectiva

Así, el volumen de empleo es determinado por el punto de intersección entre la función de demanda agregada y la función de oferta agregada; pues es en este punto en el que las expectativas de ingreso de los empresarios serán maximizadas. Al valor de D de la función de demanda agregada en el punto en que es intersectado por la función de oferta agregada lo llamaremos demanda efectiva. Siendo ésta, – la demanda efectiva -, la esencia de la Teoría General del Empleo, que será el objeto de esta exposición, los siguientes capítulos se dedicarán principalmente a examinar los diferentes factores de los que dependen estas dos funciones.

La doctrina clásica, por contra, que se solía expresar categóricamente con el enunciado de que “la Oferta crea su propia Demanda” (Supply Creates its own Demand) y que continúa como soporte de toda la teoría económica ortodoxa, implica un asunción especial respecto de la relación entre estas dos funciones. Pues el que “la Oferta cree su propia Demanda” significaría que f(N) y Φ(N) fueran iguales para cualquier valor de N, esto es, para todos los niveles de producción y de empleo; y que cuando hubiese un incremento en Z correspondiente a un incremento en N, D necesariamente se incrementaría en la misma cantidad que Z. La teoría clásica asume, en otras palabras, que el precio de la demanda agregada (los ingresos totales) siempre se acomoda al precio de la oferta agregada; de manera que, cualquiera que sea el valor de N, los ingresos D asumirán un valor igual al precio de la oferta agregada Z que corresponda a N. Esto supone decir que la demanda efectiva, en lugar de tener un único valor de equilibrio, tendría un rango infinito de valores todos igualmente admisibles; y que la cantidad de empleo es indeterminada, excepto por el límite superior que establece la disutilidad marginal del trabajo

* Esto de la desutilidad marginal del trabajo – terminología neoclásica, creo -, lo explica a continuación, y lo ha introducido en el capítulo 2.

Si esto fuera cierto, la competición entre empresarios siempre llevaría a la expansión del empleo hasta alcanzar el punto en el que la oferta de la producción (supply of output) cesara de ser elástica, esto es, cuando un incremento adicional en el valor de la demanda efectiva dejara de estar acompañada por un incremento en la producción. Evidentemente esto es equivalente al pleno empleo. En el capítulo anterior hemos dado una definición de pleno empleo en los términos del comportamiento (behaviour) del trabajo. Un criterio alternativo, aunque equivalente, es éste al que hemos llegado ahora, precisamente, aquella situación en la que el empleo agregado es inelástico (momento en el que ya no hay más gente dispuesta a trabajar) en respuesta a un incremento de la demanda efectiva. Así, la Ley de Say, que dice que el precio de la demanda agregada en su conjunto es igual al correspondiente precio de la oferta agregada para cualquier volumen de producción, es equivalente a la proposición de que no hay obstáculos al pleno empleo. No obstante, si ésta no es la verdadera ley que relaciona las funciones de demanda y oferta agregadas, quedará  aún por escribir un capítulo vitalmente importante de la teoría económica, sin el cual resulta fútil cualquier discusión sobre el volumen del empleo agregado.

Sección II

Un breve sumario de la teoría del empleo que se desarrollará en el curso de los próximos capítulos podría, quizás, ayudar a los lectores en este momento, a pesar de que pudiera no ser completamente inteligible. A su debido tiempo se definirán con mayor cuidado los términos que se van utilizar. En este sumario asumiremos como constantes los salarios-en-dinero (money-wages, salarios nominales), para diferenciarlos de los salarios reales (real wages) y el coste de los factores por unidad de trabajo. Pero esta simplificación, de la que prescindiremos más adelante, se introduce solamente para facilitar la exposición. El carácter esencial del argumento es exactamente el mismo sean o no susceptibles de cambio los salarios-reales, etc.

Las líneas generales de la Teoría del Empleo

Las líneas generales de nuestra teoría pueden expresarse del siguiente modo. Cuando el empleo aumenta, el ingreso real agregado también aumenta. La psicología de la comunidad es tal que cuando se incrementa el ingreso real agregado el consumo agregado también se incrementa, aunque no tanto como el ingreso. Por lo tanto, los empleadores sufrirían pérdidas si estimaran que la totalidad del empleo incrementado (de los ingresos correspondientes al empleo incrementado) fueran a destinarse a satisfacer el incremento de demanda para el consumo inmediato. En consecuencia, para justificar un cierto incremento de empleo deberá haber una inversión corriente (current investment) suficiente como para absorber el exceso de output total respecto de lo que la comunidad elige consumir cuando el empleo se sitúa en un determinado nivel. Porque, a menos que exista esta cantidad de inversión, lo recibido por los empresarios será menor de lo requerido para inducirlos a ofrecer el volumen de empleo dado. Sigue, por tanto, que dada la que podemos llamar propensión a consumir (propensity to consume) de la comunidad, el nivel de equilibrio del empleo, esto es, el nivel al que no hay estímulo para los empleadores en conjunto para expandir o reducir el empleo, dependerá de la cantidad de inversión corriente. La cantidad de inversión corriente dependerá, a su vez, de lo que llamaremos el estímulo a la inversión; y se verá que el estímulo a la inversión depende de la relación entre la eficiencia marginal del capital y el complejo de tipos de interés sobre los préstamos a diferentes plazos y de diferentes riesgos, y sus diversas opciones (traducción un poco libre de schedule, con las “diversas opciones”, inspirada en la lectura de Pettifor).

*

Así, dadas la propensión a consumir y la ratio de nueva inversión, habrá un único nivel de empleo consistente con el equilibrio; ya que cualquier otro nivel llevaría a la desigualdad entre el precio de la oferta agregada en su conjunto y el precio de la demanda agregada. Este nivel no puede ser superior al pleno empleo, esto es, el salario real no puede ser inferior a la disutilidad marginal del trabajo. Pero no existe ya ninguna razón general para esperar que este punto de equilibrio se corresponda con el pleno empleo. La demanda efectiva asociada al pleno empleo es un caso especial, que solo tiene lugar cuando la propensión a consumir y el estímulo a la inversión se sitúan en una relación particular entre sí. Cuando esta relación particular se corresponde con las asunciones de la teoría clásica, es en este sentido una relación óptima. Pero sólo puede existir, cuando por accidente o por diseño, la inversión corriente da ocasión a una cantidad de demanda exactamente igual al exceso del precio de la oferta agregada de la producción resultante del pleno empleo respecto de lo que la comunidad elige gastar en consumo cuando está plenamente empleada.

* La duda que tengo aquí es la siguiente: ¿la inversión de la que habla Keynes debe ser en bienes de capital (servicios a la producción o algo así) que supongan trabajo/empleo: carreteras, máquinas, software, materias primas, etc.? Esto parece deducirse de la formulación D=f(N) y Z=Φ(N), en la que demanda y oferta agregadas son ambas funciones del empleo productivo. En primera instancia no me parece que represente la situación económica actual en la que hay muchas oportunidades de inversión (financiera) pero que están completamente desacopladas del empleo… [?] porque si el dinero no “vuelve” a cerrar el ciclo de los salarios, este equilibrio ya no dice demasiado respecto del empleo… Algo más sobre esto en otro comentario posterior…

Resumen de la teoría general

Esta teoría puede resumirse en las siguientes proposiciones:

(1) En una situación dada de la técnica, los recursos y los costes, el ingreso (ingreso-en-dinero e ingreso-real) dependen del volumen de empleo “N”.

(2) La relación entre el ingreso de la comunidad y lo que puede esperarse que gaste en consumo, designado por “D1”, dependerá de las características psicológicas de la comunidad, a lo que llamaremos propensión a consumir (propensity to consume). Esto significa que el consumo dependerá del nivel de ingreso agregado y, en consecuencia, del nivel de empleo “N”, excepto cuando se de algún cambio en la propensión a consumir.

(3) La cantidad o volumen de trabajo que los empresarios deciden emplear depende de la suma (“D”) de dos cantidades, “D1”, la cantidad que se estima que la comunidad va a consumir, y “D2”, la cantidad que se estima que vaya a dedicar a nueva inversión. “D” es lo que hemos llamado previamente demanda efectiva (aunque se entiende que se va afinando la definición, también parece una pequeña inconsistencia, antes D era “función de la demanda agregada” y ahora es la “demanda efectiva”).

(4) Puesto que D1 + D2 = D = Φ(N), en la que Φ es la función de la oferta agregada, y puesto que hemos visto en (2) que D1 es una función de N, que podemos escribir χ(N) (la letra griega pronunciada «ji»), dependiente de la propensión a consumir, sigue que Φ(N) – χ(N) = D2.

D = f(N)

Z = Φ(N)

Para el punto de demanda efectiva:

D = Z; D = Φ(N);

D1 ( D1 + D2 = Φ(N) ->

Φ(N) – χ(N) = D2

(5) Por tanto, el volumen de empleo en equilibrio depende de (i) la función de oferta agregada, “Φ”, (ii) la propensión a consumir, “χ”, y (iii) el volumen de inversión, “D2”. Esta es la esencia de la Teoría General del Empleo.

(6) A cada valor de “N” corresponde una productividad marginal  del trabajo  en la industria de los bienes-de-consumo (wage-good industries); y es ésta la que determina los salarios-reales. El punto (5) está, por tanto, sujeto a la condición de que “N” no puede exceder el valor que reduce el salario real hasta hacerlo igual a la disutilidad marginal del trabajo. Esto significa que no todos los cambios en «D» son compatibles con nuestra asunción temporal de que los salarios-en-dinero son constantes. Por lo tanto, será esencial para la enunciación completa de nuestra teoría el dispensar de esta asunción. (*)

* Este punto me resulta muy críptico y tendré que consultar con mis amigos marginalistas a ver si me lo explican.

(7) En la teoría clásica según la cual D = Φ(N) para todos los valores de N) el volumen de empleo está en equilibrio neutral para todos los valores de “N” salvo para su valor máximo; por lo que puede esperarse que las fuerzas de la competición entre empresarios empujen el volumen de empleo hasta este valor máximo. Sólo en este caso, en la teoría clásica, puede existir un equilibrio estable. (No me parece demasiado clara la formulación; según explicaba antes, este límite se alcanza cuando ya no hay nadie dispuesto a trabajar; sería el punto en el que se alcanza una situación estática según la teoría clásica)

(8) Cuando se incrementa el empleo, se incrementará “D1”, pero no tanto como “D”; puesto que cuando se incrementan nuestros ingresos también se incrementa nuestro consumo, pero no en la misma cantidad. La clave de nuestro problema práctico se encuentra en esta ley psicológica. Puesto que sigue de esto, que cuanto mayor sea el volumen de empleo, mayor será la diferencia entre el precio de la oferta agregada (“Z”) de la producción correspondiente y la suma “D1” que los empresarios pueden esperar a recuperar del gasto de los consumidores. Por tanto, si no hay cambio en la propensión a consumir, el empleo no puede aumentar, a menos que al mismo tiempo “D2” se esté también incrementando para salvar la diferencia entre “Z” y “D1”. Así, – excepto en la asunciones especiales de la teoría clásica de acuerdo con la cual hay una fuerza en funcionamiento que, cuando se incrementa el empleo, siempre causa que “D2” (la inversión) incremente suficientemente para salvar la diferencia también creciente entre “Z” y “D1” – el sistema económico puede encontrarse en equilibrio estable con un valor de N por debajo del pleno empleo, precisamente en el nivel dado por la intersección de la función de la demanda agregada y la función de la oferta agregada.

*

Así, el volumen de empleo no está determinado por la disutilidad del trabajo medida en término de los salarios reales (nadie más está dispuesto a trabajar por los salarios ofrecidos), exceptuando el límite máximo del empleo determinado por la oferta de trabajo existente para un nivel dado de salarios-reales. La propensión a consumir y la ratio de nueva inversión determinan entre ambas el volumen de empleo, y el volumen de empleo está unívocamente relacionado con un nivel dado de salarios reales – no al revés. Si la propensión a consumir y la ratio de inversión dan como resultado una demanda efectiva deficiente, el nivel de empleo real será inferior a la oferta de fuerza de trabajo potencialmente disponible para el nivel existente de salarios reales, y el salario real de equilibrio será mayor que la disutilidad marginal del nivel de empleo de equilibrio. (Este párrrafo no lo entiendo bien…)

Este análisis nos ofrece una explicación de la paradoja de la pobreza en medio de la abundancia. Pues la mera existencia de una insuficiencia de demanda efectiva puede, y frecuentemente sucede, hacer que se detenga el crecimiento del empleo antes de alcanzarse el pleno empleo. La insuficiencia de demanda efectiva inhibirá el proceso de producción a pesar de que el producto marginal del trabajo aún exceda en valor a la disutilidad marginal del empleo (sigue la jerga neoclásica… interpreto que seguiría siendo rentable para los empresarios producir más y habría trabajadores dispuestos a hacerlo en el caso de existir la demanda, que sin embargo es insuficiente).

Más aún, cuanto más rica sea la comunidad, más amplia tenderá a ser la diferencia entre su producción real y su producción potencial; y por tanto, tanto más obvios y escandalosos los defectos del sistema económico. Pues una comunidad pobre tendrá inclinación a consumir la mayor parte de su producción, de manera que una cantidad muy modesta de inversión será suficiente para hacer posible el pleno empleo; mientras que una comunidad rica tendrá que descubrir oportunidades mucho más amplias de inversión si la propensión al ahorro de sus miembros más ricos se tiene que hacer compatible con el empleo de sus miembros más pobres. Si en una comunidad potencialmente rica el estímulo a la inversión es débil, entonces, a pesar de su riqueza potencial, el funcionamiento del principio de la demanda efectiva la obligará a reducir su producción real, hasta que, a pesar de su riqueza potencial, se convierta en tan pobre que sus excedentes respecto de su consumo se vean suficientemente reducidos como para corresponderse con el estímulo a la inversión.



Pero más aún. No sólo es la propensión marginal a consumir [nota 6 de la autor] más débil en las comunidades ricas, sino que, siendo ya grande su acumulación de capital, las oportunidades para inversiones adicionales son menos atractivas, a menos que el tipo de interés baje a un ritmo lo suficientemente rápido; lo que nos lleva a la teoría del tipo de interés y a las razones por las que éste no cae automáticamente al nivel adecuado, que ocupará el Libro IV.

* Intuyo aquí que se trata de lo que comentaba anteriormente: las inversiones adicionales vinculadas al empleo deberán ser más atractivas que las inversiones financieras – y de ahí la relevancia del tipo de interés – para que las primeras lleguen a producirse. Pero como aclara bastante Ann Pettifor, estas inversiones corrientes en que piensa Keynes serán aquellas que generen empleo e ingresos (salarios); si no no estarían relacionadas con la cantidad de trabajadores como ha venido ocurriendo en las últimas décadas. Otra duda que se me plantea a esta altura de la exposición es la relación del planteamiento keynesiano con el crecimiento.; puesto que las inversiones que generan empleo e ingresos me parece que siempre tendrán que crecer y supondrían una ampliación de la producción. Pettifor, plantea que estas inversiones tengan relación con la transición energético-ecológico, la educación, la salud pública, los cuidados… Supongo que Keynes abordará estas cuestiones en el desarrollo de su teoría general, de la que este capítulo sólo es la introducción. Otra limitación sobre la que elabora Pettifor tiene que ver con la actual economía global, en la que los ingresos generados en un espacio económico se extraen de ese espacio para invertirlo en otro con lo cual es ciclo de retroalimentación se hace inviable. Keynes sí que abordó esta cuestión, pero de momento habrá que dejarla para otra ocasión.

Así, el análisis de la Propensión a Consumir, la definición de la Eficiencia Marginal del Capital y la teoría de los tipos de interés constituyen los tres principales huecos en nuestro conocimiento actual que será necesario llenar. Cuando esto se haya logrado, podremos encontrar que la teoría de los precios cae en su propio lugar como un asunto subsidiario de nuestra teoría general. Descubriremos, sin embargo, que el Dinero juega un rol esencial en nuestra teoría del tipo de Interés; y trataremos de desentrañar las peculiares características del Dinero que lo distinguen de otras cosas.

Sección III

La idea de que podemos olvidar, sin preocuparnos, la función de la demanda agregada es fundamental para la economía ricardiana, que subyace a todo lo que hemos sido enseñados desde hace más de un siglo. Malthus, en efecto, se había opuesto vehementemente a la doctrina de Ricardo que decía que era imposible que la demanda efectiva fuera deficiente; aunque fue vanamente. Pues, como Malthus no fue capaz de explicar claramente (aparte de una llamada a los hechos comúnmente observables) cómo y por qué la demanda efectiva podía ser deficiente o excesiva, fracasó en la formulación de una construcción alternativa; y Ricardo conquistó Inglaterra tan completamente como la Santa Inquisición conquistó España (topiquillo, pufff; aunque sea divertida la comparación entre la economía clásica y neoclásica y la Inquisición). No sólo fue aceptada su teoría por el mundo de los negocios, los hombres de estado y por el mundo académico, sino que la controversia cesó; el otro punto de vista desapareció completamente; dejó de ser discutido. El gran rompecabezas de la Demanda Efectiva con el que había luchado Malthus despareció de la literatura económica. No lo encontrarán mencionado ni siquiera una vez en toda la obra de Marshall, Edgeworth o del Profesor Pigou, de cuyas manos la teoría clásica ha recibido su materialización más madura. Sólo pudo sobrevivir furtivamente, bajo la superficie, en los submundos de Karl Marx, Silvio Gesell o el Mayor Douglas.

Resulta curioso a la vez que misterioso el carácter absoluto de la victoria ricardiana. Se habrá debido a un conjunto de aspectos de la doctrina que la hacía idónea para el entorno sobre el que se proyectaba. Que llegara a conclusiones bastante diferentes de las que esperarían las personas normales no instruidas en la materia, contribuyó, supongo, a su prestigio intelectual. Que su enseñanza, llevada a la práctica, fuese austera y a veces desagradable, le prestó virtud. Que fuera adaptada para sostener una superestructura lógica y extensa, le dio belleza. Que pudiera explicar gran parte de la injusticia social y aparente crueldad, le confería autoridad. Que permitiera una cierta justificación de la actividad libre del capitalista individual, atrajo el respaldo a esta autoridad por parte de las fuerzas sociales dominantes.

Pero aunque la doctrina misma ha permanecido incuestionada por parte de los economista ortodoxos hasta fechas muy tardías, sus resultados fallidos en tanto que predicciones científicas han deteriorado grandemente, en el transcurso del tiempo, el prestigio de sus practicantes. Pues si a los economistas profesionales, después de Malthus, aparentemente no les afectaba la falta de correspondencia entre los resultados de su teoría y los hechos observables ; –– esta discrepancia sí que ha sido observada por el hombre ordinario, con el resultado de su creciente reserva a la hora de reconocer a los economistas el nivel de respeto que tiene por otros científicos cuyos resultados teóricos sí que son confirmados por la observación cuando son aplicados a los hechos.

El celebrado optimismo de la teoría económica tradicional, que ha llevado a que los economistas sean vistos como Cándidos, que habiendo abandonado el mundo para dedicarse al cultivar sus jardines, enseñan que todo lo que sucede será para bien en el mejor de los mundos posibles, siempre que dejemos que funcione solo, debe ser relacionado, pienso, con su haber dejado de tener en cuenta el perjuicio a la prosperidad que puede causar una demanda efectiva insuficiente. Puesto que obviamente habría una tendencia natural hacia el óptimo empleo de los recursos en una Sociedad que funcionase a la manera de los postulados clásicos, pudiera bien ocurrir que la teoría clásica represente la manera en que nos gustaría que se comportara nuestra Economía. Pero asumir que la economía realmente funcione así, es como asumir que nuestras dificultades no existieran.

*
*      *

#notas de J.M. Keynes

[1] Usuario (user) se definirá con mayor precisión en el capítulo 6. /volver al texto

[2] [Precio agregado de la oferta, aggregate supply price] no debe confundirse (ver más abajo) con el precio de oferta de una unidad de output en el sentido ordinario del término. /volver al texto

[3] El lector observará que estoy deduciendo el coste de usuario (el equivalente del coste del capital fijo en Marx) a la vez de los proceeds (ingresos totales) y del precio agregado de la oferta (aggregate supply price) de un volumen dado de output, de manera que estas dos cantidades deben entenderse como cantidades netas respecto del coste de usuario (no incluyen el coste proporcional de capital fijo); mientras que las sumas agregadas abonadas por los comparadores son, por supuesto, brutas respecto del coste de usuario (incluyen el coste del capital fijo). La razón por la que esto resulta conveniente serán expuestas en el capítulo 6. El punto esencial es que ingresos agregados (aggregate proceeds) y precio agregado de la oferta (aggregate supply price) pueden ser definidos de forma unívoca y sin ambigüedad; mientras que, en tanto que el coste de usuario (capital fijo) es obviamente dependiente del grado de integración de la industria y del grado en que unos empresarios compran de otros, no puede haber definición de las sumas agregadas pagadas por lo compradores, inclusivas de los costes de usuario, que sea independiente de estos factores. Hay una dificultad similar incluso para la definición del precio de oferta (supply price) en el sentido ordinario para un productor individual; y el caso del precio agregado de la oferta de la producción en su conjunto implica serias dificultades de duplicación, que no ha sido siempre consideradas. Si el término tuviera que interpretarse en tanto que bruto del coste de usuario (gross of user cost), éstas (las dificultades) sólo pueden ser superadas haciendo asunciones especiales relacionadas con la integración de empresarios en grupos según si producen bienes de consumo o bienes de capital que son oscuras y complicadas en sí mismas y no se corresponden con los hechos. Sin embargo, si el precio agregado de la oferta (aggregate supply price) se define como arriba como neto respecto del coste de usuario, estas dificultades dejan de presentarse. Se recomienda al lector, no obstante, que espere a la discusión más completa del asunto en el capítulo 6 y su apéndice. /volver al texto

[4] Un empresario, que tiene que llegar a la decisión práctica sobre su escala de producción, no tiene, por supuesto, no expectativa única y fuera de cualquier duda acerca de cuales serán los ingresos de venta de una cierta cantidad de producto, sino que tendrá varias expectativas hipotéticas sostenidas que grados variables de probabilidad y certidumbre. Por su expectativa de ingresos (proceeds) me refiero, por tanto, a la expectativa de ingresos que, si fuera sostenida con certidumbre, conduciría al mismo comportamiento al que conduce el haz de vagas y más variadas posibilidades que efectivamente determina el estado de sus expectativas cuando llega a tomar una decisión. /volver al texto

[5] En el capítulo 20, una función estrechamente relacionada con la de arriba ser llamada función del empleo. /volver al texto

[6] Definida en el capítulo 10 más adelante. /volver al texto

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