Tristram Shandy sobre el tiempo y la sucesión de ideas…


Frontispicio de una edición de 1762 de The Life and Opinions of Tristram Shandy, Gentleman, de Laurence Sterne. Los dos personajes entre el humo de tabaco al fondo de la imagen de Hogarth, son Walter y Toby Shandy en la sala (parlour) de Shandy Hall, donde transcurre la mayor parte de los 3 o 4 primeros libros de la obra… Fuente de la imagen: http://otago.ourheritage.ac.nz/items/show/10700

Unas notas sobre Tristram Shandy, la duración (nuestra percepción del paso tiempo) y la sucesión de ideas. Una curiosidad (¿sólo?) para aficionados

Por José Pérez de Lama

Algún tiempo haciendo filología amateur: leyendo el original de Tristram Shandy, el anticlásico de Laurence Sterne (1760…), una especie de Quijote del Empirismo y y la Ilustración —- y en paralelo la admirable y laboriosa traducción al español del ínclito Javier Marías (Alfaguara, 1978-2014).

El original está en un inglés del XVIII, que sin embargo suena bien contemporáneo, pero que aún así es de gran peculiaridad porque está lleno de pensamientos y diálogos entrecortados de los protagonistas, en los que se mezclan el humor, los dobles sentidos y las excentricidades. Por supuesto, se trata de un libro de culto – en el sentido inglés o  (norte)americano del término. Y para mí es un placer leerlo y releerlo, sin saber del todo bien por qué.

Este pasaje que reproduzco/traduzco (contrastando con la traducción de Marías, y ofreciendo, quizás, algún matiz alternativo), me llamó la atención por su divagación sobre el tiempo; que de pronto me pareció del todo actual, me recordó al tiempo instantáneo o simultáneo de Castells y similares… También tendría que revisar las páginas sobre el cambio del tiempo (social-cultural) de la Modernidad de Lewis Mumford, que recuerdo como muy sugerentes. Es curioso que cuando Sterne escribe esto es aún 1761, (Libro III), los albores primerísimos de la Revolución Industrial. Su intuición era que antes el tiempo se medía por la sucesión de las ideas en la mente (algo que toma, citando, de John Locke) – ideas en un sentido amplio propio del Empirismo, que entiendo que incluiría nuestras percepciones y nuestro procesamiento de éstas… La medio-conclusión, no se sabe si en broma o en serio —- como casi siempre en Sterne —- es que con los relojes y la forma de vida asociada, igual la sucesión de ideas dejará de sernos de ninguna utilidad o servicio… Me hace pensar en nuestra vida actual…

Sigue, ya casi, el pasaje. Sólo señalar que los dos personajes que aparecen – Walter Shandy, el padre de Tristram, y su hermano Toby) son un poco como Don Quijote y Sancho Panza; ____ Walter es un filósofo empirista y filólogo de la Antigüedad, amateur, – más o menos, podría pensarse, que como Don Quijote era caballero andante -, mientras que el tío Toby, es un poco como Sancho Panza: todo sentido común para la vida cotidiana, ___ aunque también con sus propias monomanías, en este caso, las guerras europeas y las fortificaciones y mapas, como el que se puede apreciar en la ilustración de Hogarth de una de las primeras ediciones, que ilustra este post. El final es un ejemplo más del humor shandiano.

El pasaje, en fin:

Laurence Sterne, 1761, The Life and Opinions of Tristram Shandy, Gentleman. Book III Chapter Eighteen [p. 178-180] (*)

Mi padre, que tenía en común con los filósofos la manía de razonar sobre cada cosa que ocurriera, y darle explicaciones, también – se daba un placer infinito con esto, lo de la sucesión de las ideas, y no tenía el menor miedo a que se la quitara de las manos mi tío Toby, quién (¡hombre honesto!) generalmente tomaba las cosas tal como ocurrían; —- y quién, de entre todas las cosas en el mundo, preocupaba su mente lo menos posible con pensamientos abstrusos; —- las ideas de tiempo y espacio, —- o cómo llegamos a tener estas ideas, —- de qué están hechas; —- o si nacieron con nosotros, —- o las aprendimos más tarde sobre la marcha, – o si lo hicimos en pañales; – o no hasta que nos metimos en los pantalones, —- con otras miles de preguntas y disputas sobre la INFINITUD, la PRESCIENCIA, la LIBERTAD, la NECESIDAD, y cosas así, sobre cuyas teorías desesperadas e inconquistables, se han perdido y quebrado tantas buenas cabezas, —- nunca mi tío Toby sufrió la mínima herida; mi padre lo sabía […]

Para entender correctamente lo que es el tiempo, sin lo cual nunca comprenderemos la infinitud, en tanto que uno es parte de la otra, —– deberíamos, seriamente, sentarnos y considerar cuál es la idea que tenemos de la duración, para dar cuenta satisfactoriamente, de cómo llegamos a ésta. ¿Qué le importa eso a nadie?, dijo mi tío Toby. Pues si vuelves tus ojos hacia el interior de tu mente, siguió mi padre, y observas atentamente, percibirás, hermano, que mientras tú y yo estamos hablando, y pensando y fumando nuestras pipas: o mientras sucesivamente recibimos ideas en nuestras mentes, sabemos que existimos, y así estimamos la existencia, o la continuación de nuestra propia existencia, o cualquier cosa conmensurable con esta sucesión de ideas cualesquiera en nuestras mentes, nuestra propia duración o de cualquier otra cosa co-existente con nuestro pensar (**), —- y de acuerdo con esta preconcepción —- Me das miedo, protestó mi tío Toby. —-

—- “Es debido a esto, le respondió mi padre, que en nuestro cómputo del tiempo, estemos tan acostumbrados a los minutos, horas, semanas y meses, —- y de los relojes (ojalá que no hubiera un solo reloj en el reino) para medirnos sus varias porciones, y de los que nos pertenecen , —- que pudiera bien ocurrir, a su debido tiempo, que la sucesión de nuestras ideas deje de darnos servicio alguno ni sernos de ninguna utilidad.

Entonces, lo observemos o no, siguió mi padre, en la cabeza de todo hombre sano, hay una sucesión constante de ideas de una clase o de otra, que se siguen, una detrás de otra, como en una cadena ____ ¿Un tren de artillería?, dijo mi tío Toby. ¡Una cadena del arco de un violín! – exclamó mi padre, —– que se suceden unas a otras a ciertas distancias, igual que las imágenes en un farol que dan vueltas por el calor de la vela. Declaro, dijo mi tío Toby, que las mías son más como las de un asador. (***) —- Entonces, hermano Toby, no tengo nada más que decirte sobre este tema, dijo mi padre.

*
*       *

(*) Las páginas corresponden a la edición de Penguin de 2012 (paperback).

(**) Estas líneas que aparecen en cursiva en el original  son una cita de John Locke según indica el autor.

(***) Smoak-jack, en el original, que según el Cambridge Companion to Laurence Sterne y el propio Marías era específicamente un asador especial que giraba por el efecto del aire caliente, y que imagina uno que sería un invento de la época, aplicación de los nuevos conocimientos… Con lo que se ve que la comparación inconsciente del tío Toby era bastante perspicaz —- algo que deja efectivamente preocupado a Walter Shandy.

Aquí cabe señalar que la traducción de Marías es con frecuencia muy explicativa-didáctica – lo cual es de bastante ayuda en los pasajes difíciles —- y que sin embargo resta algo de la espontaneidad del lenguaje de Sterne – parte de cuya diversión, entiendo, es que muchas cosas no se entendían del todo debido al ensimismamiento y la peculiar erudición de los personajes, que parecen ser una de los objetivos de su más o menos amable humor.

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