Así como existe una ecología de las malas hierbas existe una ecología de las malas ideas

Desecación del Mar de Aral, uno de los lagos mayores del mundo 1977-2013 debido en buena parte a la actividad humana. Fuente:  http://www.korea.net/NewsFocus/Sci-Tech/view?articleId=142383

José Pérez de Lama

«Así como existe una ecología de las malas hierbas existe una ecología de las malas ideas» es la cita con que se abre el libro Las tres ecologías de Félix Guattari. La cita es de Gregory Bateson, del que toma y transforma Guattari su concepto de ecología mental – ecology of mind, ecología de la mente, en Bateson.

La verdad es que a pesar de haberla usado con frecuencia desde hace años, nunca la había buscado en Bateson. Su Steps to an Ecology of Mind, es un libro compuesto de múltiples artículos, muy poco lineal, y que tras leerlo más bien rápido, sólo he estudiado parcialmente. Estos días consultando la versión inglesa del Guattari para una traducción me encontré que lleva una nota muy interesante acompañando la cita introductoria. Dice así:

El epígrafe está tomado de un artículo de Steps to an Ecology of Mind de Gregory Bateson, que es en sí mismo una perfecta ilustración del pensamiento ecosófico. Bateson está explicando algunas de las «falacias epistemológicas» del pensamiento occidental. Mientras que la teoría de la selección natural de Charles Darwin argumentaba que  la «unidad de supervivencia era bien la línea familiar bien la especie o subespecie», Bateson argumenta que «la unidad de supervivencia es el organismo más su entorno. Estamos aprendiendo a base de amarga experiencia que el organismo que destruye su entorno se destruye a sí mismo». Concluye que la unidad de supervivencia evolutiva resulta ser idéntica a la unidad de mente. Anteriormente habíamos pensado en una jerarquía de taxa – individuo, línea familiar, subespecie, especie, etc. – como unidades de supervivencia. Ahora vemos una jerarquía diferente de unidades – gen-en-organismo, organismo-en-su-medio, ecosistema, etc. La ecología, en su sentido más amplio, resulta ser el estudio de la interacción y supervivencia de ideas y programas (esto es, diferencias, complejos de diferencias…) organizados en circuitos. El párrafo completo del que Guattari extrae la cita dice así:

[Bateson] Consideremos ahora qué sucede cuando cuando hacemos el error epistemológico de elegir la unidad equivocada: se acaba con la especie contra las otras especies que la rodean o contra el medio en el que opera. El hombre contra la naturaleza. SE acaba, en efecto, con la Bahía de Kanehoe contaminada. El Lago Erie como una masa verde babosa y «Fabriquemos bombas atómicas más grandes para cargarnos al vecino de al lado». Así como existe una ecología de las malas hierbas existe una ecología de las malas ideas, siendo una característica del sistema el que los errores básicos se propaguen por sí mismos. Se ramifica como un parásito enraizado por los tejidos de la vida,  y todo se lía de manera peculiar.  Cuando estrechamos nuestra epistemología y actuamos según la premisa «Lo que me interesa a mí o a mi organización o a mi especie», cortamos la consideración de otros ciclos (loops) de la estructura de ciclos. Decidimos que queremos deshacernos de los subproductos de la vida humana y que el Lago Erie puede ser un buen sitio donde ponerlos. Olvidamos que el sistema eco-mental llamado Lago Erie es parte de nuestro más amplio sistema eco-mental – y que si volvemos loco (insane) al Lago Erie, su locura (insanity) se incorpora al sistema mayor de nuestro pensamiento y experiencia. (La cita de Bateson acaba aquí: 1972: 84)

La cuestión es, como dice Guattari, que «la naturaleza no puede ser separada de la cultura; para comprender las interacciones entre ecosistemas, mecanosfera y los Universos sociales e individuales de referencia, tenemos que pensar transversalmente«. Hay un interesante resumen de la turbulenta carrera de Bateson en el Antiedipo (1984: 236). Nota del traductor (Pindar & Sutton).

#comentario

El tema de la ecología de la mente del que vengo escribiendo, puede enunciarse de otra forma con la conocida expresión: Hacemos nuestros territorios (ciudades, arquitectura, medios, tecnologías) y luego éstos nos hacen a nosotros – en ciclos permanentemente recursivos. En este proceso se produce la adaptación organismo-medio, en ambas direcciones, e idealmente, un proceso de aprendizaje, mediante el cual las relaciones entre unos y otros tratan, idealmente, de hacerse beneficiosas para la preservación del sistema y sus componentes, autogenerativas, etc. Recientemente traje a este blog, la idea complementaria de Isabelle Stengers de la ecología de las prácticas, que subrayaría,en mi interpretación la dimensión corporal y social y quizás material de estos procesos, frente a la aparentemente más logocéntrica (informacional-céntrica), cibernética de Bateson. Sí que parece que no se contribuye ni a la creación de una ecología metal-ambiental ni a una ecología de las prácticas sentado en tu casa pensando…

Se trataría entonces, según la sugerencia de Bateson de tratar de construir una ecología de buenas ideas, que fuera beneficiosa para la supervivencia de organismos más entorno, para vivir lo mejor posible dentro de los condicionantes de un momento dado. Suelo poner el ecosistema o ecología del software libre como un ejemplo de ecología de las buenas ideas.

Seguramente, es necesario pensar más en las diferencias y matices entre la ecología de la mente de Bateson y la ecología de las prácticas de Stengers. También entre el uso de ecología de la mente que hace Bateson y el que propone Guattari. En principio sobre esto, mi impresión es que la imagen del mundo de Guattari no es sistémico como el de Bateson sino rizomático o maquínico, con lo que su idea de ecologías mentales serían mucho más fragmentaria, precaria, múltiple, inestable… Y por esto mismo, también, más abierta a la creación y el cambio… Siempre pienso que este aspecto es uno de los fundamentales en Deleuze y Guattari, la creación de marcos teórico-conceptuales para la creación… Guattari usa en alguna ocasión la idea de máquinas ecosóficas… En fin… Vale.

#referencias

Gregory BATESON, 2000 [edición original de 1972], Steps to an Ecology of Mind, The University of Chicago Press, Chicago & Londres

Félix GUATTARI [translation Ian Pindar and Paul Sutton, 2000], 1989, The Three Ecologies, The Athlone Press, London

 

 

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