Imagen: Tecnologías convivenciales; prototipo portátil de fabricación (impresión 3D) alimentado por energía solar fotovoltaica. Entre otros aspectos de interés, la impresora, una p-minifab, es hardware libre desarrollado y construido por el propio equipo del Fab Lab Sevilla (Miguel A. López). En la foto estoy con Cristina P. estudiante interna que colabora con el Fab Lab desde hace ya unos años.
José Pérez de Lama
Casi como despedida bloguera del año subo aquí enlaces a los documentos que preparé para el concurso de profesor Titular de Universidad en el área de Composición Arquitectónica, en la Universidad de Sevilla, para un perfil centrado en la ciudad, tecnopolíticas, medio ambiente (y fabricación digital), que afortunadamente, como muchos sabréis, pude ganar. [0]
Por si alguien tiene curiosidad, y como posible herramienta para otros futuros concursantes. El documento sigue el guión de la convocatoria, aquí en una versión extendida con diversos apéndices. El guión propone los siguientes documentos:
1/ Proyecto docente e investigador
2/ Programa de docente de la(s) asignatura(s) recogidas en el perfil
3/ Curriculum vitae
Yo añadí en un cuarto apartado (volumen) adicional la bibliografía y las referencias usadas tanto para el proyecto docente e investigador como para los programas.
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Contenidos y no-contenidos
Tras asistir a un par de concursos similares, me quedé algo perplejo con la colonización subjetiva-institucional de la máquina de acreditación. Resumidamente, los compañeros mencionaban ante todo los artículos indexados, proyectos de investigación financiados, etc. etc. sin mencionar sus contenidos salvo los títulos en el mejor de los casos y las presuntas keywords repetidas una y otra vez. Todo esto ilustrado con gráficos cuantitativos, muy bonitos eso sí, en los que se mostraban como habían cumplido meticulosamente con todos los items que los organismos encargados de las acreditaciones exigen para acceder al tipo de plaza en cuestión. Algún amigo multi-archi-sexeniado que me acompañaba exclamaba: «¡Impresionante, qué consistencia, qué carrerón!» o algo similar.
Sobre la autonomía universitaria
Uno esperaba que tras 10, 15, o 19 años en mi caso, de docencia e investigación los candidatos presentaran su pensamiento sobre las cuestiones objeto de la plaza, los trabajos realizados, argumentando su interés y relevancia en sí mismos, y no en virtud del reconocimiento hecho por el ya demasiado conocido dispositivo cuantitativo que nos hemos impuesto o nos han impuesto con la llegada del siglo XXI. Aquello de la autonomía de los universitarios para decidir que es lo relevante en su trabajo, qué problemas o cuestiones eligen tratar, por qué y cómo lo hacen, y que respuestas propias – o como parte de los ecosistemas de pensamiento, docencia e investigación – están tratando de dar. Así como lo que proyectan hacer en los próximos años en el caso de ganar las plazas objeto de concurso…
Eso es más o menos lo que traté de hacer yo, modestamente, y con las dudas de quien tiene todo conocimiento por tentativo y provisional. Empezando por un cierto diagnóstico de la Universidad actual y siguiendo por los problemas y cuestiones a los que me he dedicado y me quiero dedicar, y las cosas realizadas en este marco. Especialmente, considerando el estado de crisis-cambio que vivimos tanto en la Universidad, como en la sociedad y la ciudad – que en concreto era el objeto central del perfil de mi plaza.
Pensar, hacer y volver a pensar sobre lo que se hace
Como resumen algo grosero, lo que planteaba como posible descripción de mi trabajo de estos años y espero que de los que vienen, era la contribución a la construcción de una perspectiva eco-ética-estética [1] de la ciudad, el territorio y las sociedades contemporáneas, en las que las tecnologías (digitales) y el medio ambiente-ecología constituyen dos de sus vectores principales de transformación y crisis – junto con el estudio del capitalismo contemporáneo, la reproducción social y los feminismos, las nuevas relaciones de poder y cosas así.
Un trabajo teórico en diálogo con el trabajo práctico, que en etapas sucesivas supuso trabajar en proyectos con el Seminario de Arquitectura Bioclimática (posteriormente de Arquitectura y Medio Ambiente) durante los 80 y principios de los 90, vivir en Los Ángeles entre finales de los 90 y principios de los 2000 para estudiar in situ y en primera persona la emergencia de la metrópolis posfordista y digital, los trabajos con hackitectura.net durante la década de 2000, a la vez que participaba activamente en los movimientos anti-globalización de este período, y la creación y trabajo en el Fab Lab Sevilla y la Fab Lab Network entre 2009 y la actualidad. Entre otras cosas.
Os dejo en el enlace a continuación los documentos, por si tuvierais curiosidad por ojearlos. Creo que tiene partes bastantes interesantes, y pocas palabras huecas; aunque así, de principio a fin, quizás no sea una lectura demasiado divertida. Cómo orientación para otros en situaciones similares, tampoco estoy seguro de que sea una buena guía. Posiblemente sea demasiado hteredoxo. No estoy seguro; aquí está en cualquier caso:
https://1984.lsi.us.es/wiki_nam_htca/index.php/Documentos_concurso_TU
¡Salud y buen año 2018!
[0] El concurso tuvo lugar los pasados días 22 al 24 de noviembre de 2017 y hace sólo unos días; el 21 de diciembre, día del solsticio de invierno por otra parte, tomé posesión formalmente de la nueva plaza. Algún mérito personal creo que tengo para haber ganado esta plaza, pero como en casi todos, o en todos los casos, los méritos suelen ser también y en buena medida sociales, de los ecosistemas-ecologías de los que uno forma parte, – y esa fue una de mis reflexiones en el concurso, que el trabajo de profesor-investigador trata de contribuir a hacer crecer o quizás a hacer más ricas, habitables y alegres – no es tan fácil elegir los adjetivos – las ecologías de las que participamos – y menos, de tratar de ser el más competitivo o más listo o más bad-ass que nadie. Los agradecimientos algo más extensos y detallados se recogen en uno de los documentos enlazados, en el CV, al final. Se atribuye a Newton el haber dicho que si había sido capaz de ver tan lejos era porque había podido subido a hombros de gigantes, refiriéndose a los sabios que le habían precedido. Quizás tendríamos que inventar una nueva versión de este dicho que mencione las ecologías mentales y materiales de las que formamos parte…
[1] Estoy agradecido a Abelardo Gil Fournier que calificó así, como eco-ético-estético, lo que yo estaba proponiendo en el debate tras una conferencia que impartí en Medialab Prado el pasado año, una adjetivación que adopté desde entonces.