Lewis Mumford y tecnopolíticas: ¡todo estaba ya ahí!

Unas notas sobre Technics & Civilization de Lewis Mumford, publicado en 1930, donde, a juicio del autor de este post, se plantean con mucha claridad los problemas que hoy describimos bajo el rubro de tecnopolíticas… – Tantas cosas que están ya pensadas y que cada generación vuelve una y otra vez a redescubrir…

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Detalle de la portada de Técnica y civilización de Mumford en la edición de Alianza, 1994.

José Pérez de Lama

Estos últimos meses ando leyendo, y releyendo, pensamiento estadounidense de final del XIX y principios del XX sobre tecnologías, economía, sociedad, educación, y resulta que casi todo estaba ya ahí sobre el tema de las tecnopolíticas… :O ___ Veblen, Dewey, Mumford… y del otro lado del Atlántico pero coetáneo, Keynes _ grupo que podríamos conectar con autores posteriores como Bookchin y Bateson…

¿Qué es lo que «estaba ahí»? Pues muchas cosas que luego encuentro en mi querido Guattari, en Focault, en Latour, en Mitchell, en Haraway, en McKenzie Wark; (Langdon Winner, a quien aún tengo que estudiar, parece ser uno de los principales «herederos» actuales de Mumford en estos planteamientos). El caso de las afinidades entre Guattari y estos pensadores, es quizás el más sobresaliente, y hace que su pensamiento conjunto con Deleuze aparezca como la convergencia del pragmatismo estadounidense, con la tradición psicológica y filosófica europea; esta última posiblemente aportada por Deleuze – todo estos son sólo intuiciones – aunque el concepto de ecosofía, uno de los principales en el pensamiento último de Félix Guattari, sí que tiene deudas directas y explícitas con Bateson y Bookchin. Iván Illich, también citado muy explícitamente por Guattari, también anda por el entorno de este «club imaginario».

Así de forma rápida, a media lectura de Technics & Civilization de Mumford (1930), destacaría la concepción de las tecnologías como sistemas sociotécnicos y territorializados – en los que los discursos, la subjetividad y la producción de individuos tienen un papel fundamental; por supuesto también, la condición política de estos sistemas-máquinas – política en el sentido de construcción de la vida en común y distribución de poder y agencia, así como de producción de territorios… De Dewey cabrían mencionarse muchas cosas, pero rápidamente, cito: la centralidad de su idea de mapa como herramienta fundamental de conocimiento, su idea de los conocimientos como caja de herramientas, su afirmación de que lo invisible de nuestra realidad es mucho más amplio que lo visible (relaciones, ideas, mentalidades, historia, etc), o su reivindicación de otras formas de conocimiento más allá, o más acá, de la razón, como las relativas al cuerpo, las emociones o los afectos…

Deleuze-Guattari, construyen sobre estos planteamientos, en una situación nueva, la de los años 60-70, con un lenguaje radical, desde la perspectiva del final de las décadas del estado de bienestar, al inicio de lo que Guattari denominó era pos-mediática y de la crisis ambiental… Tendré que pensar y escribir en mucha más profundidad sobre estas cuestiones; sobre la relación con el pensamiento de las redes, lo cíborg, etc. Sólo este pequeño avance de momento.

Mientras tanto os dejo unos párrafos de Mumford que me han llamado mucho la atención esta mañana, de su crítica de lo que denomina fase paleotécnica – la era del carbón y el acero (1750-hasta finales del XIX):

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Desde el inicio, la innovación tecnológica fue la respuesta de los fabricantes frente a la insubordinación de los trabajadores, o, como recuerda a sus lectores el invalorable Ure, las nuevas invenciones «confirmaban la gran doctrina ya propuesta de que cuando el capital enrola a la ciencia a su servicio hace que la mano de obra rebelde aprenda a ser dócil.» Nasmyth puso este hecho a la más benigna de las luces cuando sostuvo, según Smiles, que las huelgas eran más beneficiosas que perjudiciales, en cuanto que servían para estimular la innovación. «En el caso de algunas de nuestras más potentes herramientas y máquinas automáticas, no se ha podido inducir a los fabricantes a usarlas hasta que se vieron obligados a hacerlo por las huelgas. Este fueron los casos de la hiladora automática (selfactina), la cardadora de lana, la cepilladora, la ranuradora, el brazo a vapor de Naysmith y muchas otras.»

Al principio de este período, en 1770, un escritor proyecto un nuevo plan para los pobres e indigentes. Lo llamo Casa del Terror: debería ser un lugar donde los indigentes trabajarían encerrados durante catorce horas al día y mantenidos bajo control con una dieta de hambre. En el plazo de una generación, esta Casa del Terror se había convertido en la típica fábrica paleotécnica: de hecho, el ideal, como bien dice Marx, palidecía frente a la realidad.

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L. Mumford, 2010 (edición original de 1930), Technics & Civilization, The University of Chicago Press, Chicago; pp. 174-75 _ traducción del autor

 

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