El Fútbol: Perfecto Modelo Patriarcal


Imagen: Cheney works against Ohno
Fuente: http://www.olympic.org/photos/cheney-works-against-ohno

David Patiño Rodríguez

Las características del fútbol hacen que este deporte sea idóneo para que se practique en equipos de jugadores de ambos géneros. Como deporte de equipo agrega jugadores con características muy diferentes. Los jugadores profesionales, incluso las estrellas más rutilantes, no siempre son las personas más rápidas del mundo. Ni las más fuertes. Ni los más altos. Las superestrellas pueden tener la estructura física de un héroe griego, como Cristiano Ronaldo pero no es imprescindible que la tengan, como Messi. Qué duda cabe que para ser un superclase es preciso contar con un físico portentoso, pero uno de los mejores jugadores de la historia, Xavi, aun siendo rápido como un rayo, no es la persona más rápida del mundo y su físico no es precisamente en el de un Adonís. Su maestría consiste en una combinación perfecta de precisión en los pases, rapidez y sobre todo una inteligencia portentosa que le permitía anticipar las jugadas, mucho antes de que se hubieran producido. Si únicamente hubiera sido preciso en sus pases, podría haber sido artista de circo. Si sólo hubiera sido un visionario del juego, podría haber sido entrenador…y ninguna de esas cualidades, son inherentes a su condición de hombre.

Como vemos, a pesar de la ausencia de mujeres en el fútbol, las características de muchos superclases no son, necesariamente, masculinas. Más aún, existen mujeres que son unas perfectas conocedoras del juego y saben analizar hasta el más mínimo detalle. Por las razones indicadas, sería totalmente factible que las mujeres pudieran jugar en primera línea, pero de lo que no creo que nadie pueda tener dudas es que las mujeres podrían ser, perfectamente, entrenadoras de élite, pero esa circunstancia tampoco se da. Cuando alguna vez he sacado el tema, los “conocedores” del fútbol, generalmente hombres, aunque no siempre, indican rápidamente que las características físicas de las mujeres las hacen menos competitivas e incluso alguna vez he dado con alguna persona que por su experiencia como entrenador de equipos femeninos (por cierto, también son siempre hombres), que me puso de relieve la falta de ambición de las jugadoras, su supuesta baja competitividad y su supuesto diseño genético menos adecuado para la práctica de este deporte. Cuando insisto en que Iniesta no tiene, precisamente, el cuerpo de un macho man o algunos de los argumentos que he comentado anteriormente en seguida salen ejemplos de otros deportes, generalmente individuales como el atletismo en el que el aspecto físico es casi el único determinante. En ese momento suelo responder recordando que Jutta Kleinschmidt ganó el rally París-Dakar.

Y es que el problema con el fútbol es totalmente social y es un ejemplo que puede servirnos para comprender otras dinámicas sociales aunque también es de interés en sí mismo, debido al carácter de símbolo de la masculinidad que tiene el fútbol. Me imagino que algunas personas no pueden concebir un fútbol mixto, porque ello supondría el fin del mundo. Los “entendidos” del fútbol que con supuestos datos “demuestran” las diferencias naturales y de constitución física que condenan a que la mujer pueda aspirar, como máximo, a ser una analista de tal deporte, incluso aunque no actuaran sesgados por sus perjuicios, estarían comparando dos mundos totalmente diferentes. Dos mundos que no pueden ser comparados. Al medir el rendimiento de equipos masculinos y femeninos se está cometiendo un clásico sesgo de selección de muestra. No se pueden comparar dos poblaciones que son totalmente diferentes y voy a tratar de explicar por qué lo son. En general, el fútbol es un ámbito machista, más si cabe que el resto de la sociedad. Desde la más tierna infancia, el fútbol es cosa de niños. Los padres regalan balones a los niños y muñecas a las niñas. Si las niñas juegan al fútbol se ve como una cosa anormal, si bien ya no es extraño, tampoco es frecuente y en las actividades extraescolares, la presencia de chicas llama la atención, al estilo de como lo llama cuando un niño juega con un carrito de bebés. En cualquier caso, la segregación se produce desde la más tierna infancia y tiene su culminación a los 12 años, fecha en la que pasan a estar prohibidos los equipos mixtos. Hasta ese momento la segregación es por la vía de los hechos, pero a partir de ese momento es por imperativo de funcionamiento de las competiciones de las categorías inferiores. Y es una segregación que ciertamente, no tiene otro fundamento que el machismo y el ánimo de segregar, y tal vez alguna mentalidad retorcida. Si efectivamente las condiciones físicas de las niñas no les permitieran jugar al mismo nivel que los niños, ¿qué sentido tendría segregar a niños y niñas? De modo obvio, ninguna niña estaría en disposición de jugar en ningún equipo, porque sus compañeros de sexo masculino coparían todas las posiciones y, ¿de verdad nos creemos que no habrá ninguna niña, en ningún nivel que reúna características técnicas y físicas que la hagan idónea para jugar en alguna posición? El resultado es demoledor. Desde que son muy pequeñas, las niñas que destacan en actitudes futbolísticas están condenadas a acabar a los 12 años en equipos de niñas. En todos los ámbitos, los mejores entrenadores u ojeadores, que los hay para niños de 7 u 8 años ponen sus ojos en los niños y la niñas se ven obligadas a acabar jugando en los equipos de niñas con los peores preparadores, casi en el 100% de las ocasiones hombres también. Si una niña tiene características idóneas para el desarrollo del fútbol no las podrá desarrollar al nivel que lo habría podido hacer en un entorno más competitivo. La teoría del desarrollo económico sabe perfectamente que la mejora de la productividad media del grupo eleva la productividad de sus miembros, las niñas no pueden entrar en este círculo virtuoso y el resultado es una profecía que se autorrealiza, finalmente las niñas son menos competitivas que los niños y por eso son apartadas y los equipos femeninos no pueden competir con los equipos de niños.

Esta situación permite visualizar claramente cómo el patriarcado consigue reproducir los patrones. Como resultado las mujeres se sitúan en una posición inferior pero a la vez, permite brindar un ejemplo de la clara superioridad masculina. Obviamente, las mujeres son las que pierden más con esta estructura, pero el coste para la sociedad en su conjunto es también elevado. En especial, se coarta la posibilidad de que lxs aficionadxs al fútbol puedan disfrutar de la aportación al deporte de miles de niñas y mujeres, despilfarrando una importante cantidad de potencial genio futbolístico. El caso del fútbol puede ser un caso extremo y aparentemente menor, pero permite ilustrar un modelo que también funciona en otros muchos sectores. No obstante, también tiene importancia en sí, porque representa, en buena medida, del hombre lleno de testosterona…incluso tras el exitoso lustro de la selección española de bajitos. Si pusiéramos las bases para que se desarrollaran equipos de fútbol mixtos y para que fuera menos extraño ver jugadoras en categorías inferiores, poco a poco alcanzarían el deporte de élite y habríamos derribado uno de los mitos machistas por excelencia. ¡hagámoslo!

7 comentarios en “El Fútbol: Perfecto Modelo Patriarcal

  1. Gracias David, magnífico post!

    Sí, hagámoslo! transformemos esta cultura patriarcal, que estructura la sociedad de forma que favorece a los hombres y perjudica a las mujeres, en una cultura de igualdad de género… en una cultura de paz (expresión tomada de Fisas, V.).

    Las mujeres y muchos hombres luchamos para que no existan esos obstáculos en el deporte -ya sea de élite o no-, en la ciencia, en el mundo empresarial, en la política… y cualquier debate en torno a este tema culmina con la misma conclusión: EDUCACIÓN en igualdad -en el hogar, en las escuelas, en el parque, en la televisión- pero educar en igualdad -que depende, de forma importante, de la voluntad política- y obtener los resultados deseados requiere tiempo, mientras tanto, ¿cómo abordamos la discriminación que a diario sufrimos las mujeres?

    Abrazos,
    Teresa.

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    1. Es fundamental para crear una sociedad verdaderamente democrática, justa y, que no se nos olvide, eficiente. El sistema patriarcal que sufrimos, no solo es tremendamente injusto, es también despilfarrador. Es un monopolio de unos sectores que aprovechan su posición a costa del resto. Es preciso cambiarlo.

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  2. Debemos luchar por la igualdad de oportunidades pero ante todo debemos luchar por la integridad de personas sean hombres o mujeres. Esto me recuerda un artículo coherente, brillante e inteligente escrito por Maruja Torres titulado «Seres humanos», yo opino igual, cuando quieras te lo envío.

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  3. Muchas gracias, Eva, por el comentario y por la comparativa, posiblemente injusta. Siéntete, por favor, libre para compartir tus enlaces y el resto de opiniones. Posiblemente en el día a día hay muchas batallas que ganar y cada pequeña batalla que ganemos al machismo es un paso grande hacia una sociedad más justa y democrática en la que podamos vivir todxs mucho mejor

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