Muy breves notas sobre las universidades en España

¿Es la endogamia o tenemos otros problemas de más calado en las universidades públicas españolas? Algunas reflexiones más o menos rápidas…

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Imagen tomada en la ocupación del Claustro de la Universidad de Sevilla por parte de los estudiantes el pasado 11 de diciembre, en protesta por la propuesta del Rectorado de eliminar la opción de exámenes parciales…

José Pérez de Lama, Universidad de Sevilla

Las presentes notas surgen de un microdebate en tuiter, a raíz de un enlace que comenzaba diciendo que el principal problema de la universidad en España es la endogamia. Esto se ha convertido ya en un lugar común, y como la mayoría de los lugares comunes, su uso denota una cierta pereza del pensamiento, dando por supuesto cosas que no son siempre ciertas o que se convierten en demasiado esquemáticas. Un lugar común bastante interesado, por otra parte, que viene siendo promovido tanto por la derecha zorrocotroca y/o neolib en su ataque a la universidad pública, como por jóvenes intelectuales más o menos progres que desafortunadamente se ven excluidos de una carrera académica a la que aspiran, y a la que consideran, seguramente con razón, que merecerían acceder.

A mi juicio, sin embargo, esta cuestión de la supuesta endogamia, que habría que entrar a matizar, es un fenómeno relativamente secundario, respecto de otros “problemas” de mayor relevancia que se pueden identificar en relación con las universidades. Un asunto que no puede resolverse en un breve artículo, pero sobre el que sin duda es adecuado aportar diferentes consideraciones y perspectivas.

Mi experiencia universitaria es amplia y considero que me permite opinar sobre el asunto con un cierto criterio. Varias décadas, primero de estudiante y luego de profesor en la Universidad de Sevilla, con unos cuantos contratos diferentes; estudios de posgrado en una universidad “top-ten” de California, Estados Unidos, que contaba con una decena o más de premios Nobel; docencia ocasional en un centro privado “top-ten” europeo; modesta colaboración con el MIT en tiempos recientes, – además de 6 ó 7 años participando en diversos órganos de representación y gestión en mi propia universidad, casi siempre en la oposición. Aún así, me inclino por una cierta prudencia en mis opiniones; las universidades son entes complejos, como sociedades dentro de las sociedades: por ejemplo la comunidad de la Universidad de Sevilla supone casi un 10% del total de la población de esta ciudad que será la cuarta o quinta del país. Y evidentemente, nadie sería tan ingenuo como para decir que el problema de una sociedad de estas dimensiones es tal o cual, apuntando a una cuestión concreta, y quedarse tan satisfecho con la supuesta solución – a menos, claro, que dijera que es el capitalismo…

En cualquier caso mi opinión más general es que, con sus muchas deficiencias, la universidad en España es una de las instituciones que mejor funciona. Comparémosla con los diferentes gobiernos, y parlamentos, el poder judicial, los partidos políticos, o por otra parte, con las instituciones financieras o los medios de comunicación – algunos de los otros supuestos pilares de nuestra sociedad… Comparadas con éstos, educación y sanidad públicas, son significativamente mejores, y no está de más recordarlo en las actuales circunstancias de ataque e intentos de desprestigio de los servicios públicos.

Sí podemos señalar, no obstante, múltiples contradicciones en la universidad española que hacen difícil y complejo el mantenimiento y mejora de su calidad, y la permanente y necesaria adaptación a la altura de los tiempos, como dijera OyG. Comparándola con los casos que mencionaba más arriba, un problema que veo con una cierta claridad es el de la (in)definición de los grandes objetivos de las universidades españolas; en realidad uno de los principales nudos del actual conflicto político en este ámbito.

Una primera contradicción, quizás la principal, sería entre la condición de la universidad como dispositivo para la reproducción y ampliación de la máquina productivo-capitalista (objetivo fundamental en la refundación decimonónica de las universidades europeas), y su posible condición de medio para la emancipación, liberación y transformación social (que podríamos asociar al concepto de autonomía universitaria, y a una visión entre ilustrada, socialista e incluso anarquista de la educación).

Algunos conceptos foucaultianos y deleuzianos, – seguro que hay otros -, son útiles para abordar el análisis de estas contradicciones como pueden ser los de la interdependencia entre saber y poder, la producción biopolítica o las sociedades de control, – o los mismos conceptos de dispositivo o máquina en el sentido filosófico que Deleuze y Guattari dan al término. Con biopolítica me refiero a una manera de organización y práctica del poder cuyo resultado es la producción de un determinado tipo de sujetos; y en este caso me refiero tanto a los profesores e investigadores como a los estudiantes.

Relacionada con la anterior contradicción, en una “categoría lógica” inferior, pero permaneciendo en el ámbito de los objetivos estaría la contradicción entre la formación de unas élites técnicas altamente especializadas – ya sea en el ámbito de la economía, la ingeniería o la física – dotadas de  la capacidad de competir en el ámbito internacional de los rankings universitarios y, la formación de una intelectualidad de masas, compuesta por ciudadanos con una formación técnica razonablemente buena a la vez que una cultura “humanística”, libre y crítica que favorezca la autonomía personal y la multiplicación de las singularidades. El modelo Real Madrid frente al modelo club o asociación deportiva juvenil. El ejemplo resulta tópico, pero a la vez, siendo un paradigma destacado del nuevo capitalismo resulta muy pertinente. Un caso tendría como principal objetivo la generación de plusvalías y espectáculo, mientras que el otro, idealmente, tendría como objetivo la salud, la sociabilidad comunitaria y en primera persona, y los cuidados.

Por señalar una tercera contradicción en esta modesta contribución al debate, estaría la que se produce entre el conocimiento como mercancía y el conocimiento como bien en sí mismo y como bien común. Esta cuestión tendría que ver tanto con la formación – y aquí se puede citar el a mi juicio desafortunado concepto de capital humano – como con las políticas de investigación. El modelo abstracto y descorporeizado del I+D+i se contrapone a la tradición alternativa del IAP (Investigación Acción Participativa) en la que una comunidad investiga participativa y situadamente sobre sus propios problemas. En el ámbito de la formación se podría oponer las formación basada en las competencias profesionalizantes a la pedagogía freiriana o papertiana, entre otras. Mientras que en el primer planteamiento el objetivo principal de la producción universitaria sería su inserción en los circuitos de circulación y acumulación de capital, en el segundo caso sería la generación de una manera más directa de recursos para el bien común. El mundo del software libre ejemplifica bien esta cuestión.

Se podría continuar identificando múltiples contradicciones, como por ejemplo, la que existe entre la condición de trabajadores y académicos del Personal Docente e Investigador; aunque no seguiré de momento. Siendo este ejercicio de las contradicciones de tradición dialéctica, me gusta la interpretación que David Harvey hace de este método – de conocimiento y de acción. Plantea que con él se describen relaciones en un sistema dinámico y fluido, y que la manera en que procede no es tanto anulando las contradicciones como encontrando terceros lugares en los que es posible moverse, al menos temporalmente, para superar los bloqueos que las contradicciones tienden a ocasionar.

Yendo a lo mucho más concreto, diría que algunos de los problemas principales de la universidades españolas en la actualidad tienen que ver con la precarización general, pero muy en especial la de las nuevas generaciones de universitarios, con la burocratización creciente que destruye la autonomía y la diversidad; con la falta de porosidad de la universidad respecto de la sociedad (y aquí sí cabría hablar de endogamia), y algo que quizás pueda parecer sorprendente a algunos, con la falta de ambición intelectual, tanto para pensar un modelo propio de universidades frente a la fascinación un poco cándida por los modelos estadounidenses o ingleses, como en la propia actividad cotidiana de los universitarios.

Mis dos cents al debate.

2 comentarios en “Muy breves notas sobre las universidades en España

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